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Eduardo García Barrios anuncia acciones para arraigar su proyecto comunitario

Poco a poco crearemos un nuevo paradigma de educación musical

No se trata de formar decenas de orquestas que luego se desintegren, sino de cimentar bases sólidas, indica el funcionario

La Sinfónica Infantil y Juvenil de México comenzará gira el día 28

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El director artístico Eduardo García Barrios (al centro) aplaude a Arturo Márquez, al término del programa que ofreció con la Orquesta Mexicana de las Artes para presentar el disco El danzón según Márquez, en el Palacio de Bellas Artes, en 2006Foto Pablo Espinosa
 
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de julio de 2013, p. 3

Que la música sirva como herramienta de recomposición social en México mediante el trabajo comunitario son la encomienda y el desafío con los que el director de orquesta Eduardo García Barrios asumió hace tres meses la titularidad del Sistema Nacional de Fomento Musical.

De entrada, el también pedagogo acepta que los tiempos políticos, condicionados a la administración federal en turno, pueden resultar insuficientes para lograr tan ambicioso cometido.

Sin embargo, destaca que su trabajo estará enfocado en, por lo menos, cimentar bases fuertes para conseguir que ese proyecto se arraigue entre la sociedad, en distintos puntos de la República, y consiga trascender los cambios sexenales y los vaivenes políticos.

Qué tanto nos va a dar tiempo de poner a la música al servicio de un trabajo social es una pregunta difícil. Cinco años son pocos. Siempre la referencia es Venezuela, y cualquier copia es imposible, porque las variables son distintas. Es como un director que quiere aprender una obra con un disco, nunca logrará resultados iguales, señala el funcionario.

“La apuesta es por lo menos cimentar este proyecto. Se trata de algo muy noble que se ha puesto de moda sobre todo por el boom venezolano; figuras como Gustavo Dudamel han hecho que se genere enorme necesidad del trabajo comunitario.

Quiero enviar un mensaje: vamos con calma, no tenemos prisa; no pretendamos la formación irracional de decenas de orquestas por aquí y por allá que, en un futuro, seguramente terminarán por desintegrarse. La intención es construir ladrillo por ladrillo, a partir de la formación de agrupaciones comunitarias, la creación de academias y la interconectividad de las agrupaciones que vayan surgiendo.

Recuperación e integración social

En entrevista, a propósito de la próxima gira de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México (OSIJM), que comenzará el 28 de julio, García Barrios explica que actualmente enfoca sus esfuerzos en establecer un nuevo paradigma dentro de dicho sistema musical, perteneciente al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).

No se trata de romper con lo hecho, sino reorganizar la instancia y aprovechar sus estructuras para cumplir con el eje prioritario: Establecer la creación de una enorme base comunitaria, aclara.

Lo anterior, en términos prácticos, explica, significa que gran parte de las actividades de Fomento Musical estarán encaminadas en hacer de la práctica musical un elemento de recuperación e integración social.

Ello no significa que se descuidarán los objetivos académicos y artísticos, por ejemplo, a través de la Orquesta Carlos Chávez, que es una agrupación-escuela; las diferentes agrupaciones infantiles y juveniles asociadas al sistema que existen en el país y los encuentros regionales de coros, bandas y orquestas. La idea es atenderlos y vincularlos con el trabajo comunitario, precisa.

García Barrios explica que la pretensión es, por ejemplo, que como parte de su preparación artística los integrantes de la orquesta Carlos Chávez y otras afiliadas sean capacitados para enseñar a niños y jóvenes de orquestas comunitarias. Lo mismo ocurrirá con bandas y coros.

De igual manera, dice, se busca que algunas de las agrupaciones afiliadas entren al esquema de orquestas, coros y bandas comunitarios y crear una extensa y sólida red o sistema a escalas municipales, estatales y regionales.

El director de orquesta aclara que, a diferencia de las agrupaciones afiliadas, en las de tipo comunitario el propósito primero no es enseñar música a los niños y jóvenes, sino que a través de esa expresión aprendan valores de tipo social y humano.

En una orquesta comunitaria no se persigue como fin que los chicos toquen afinados, sino que se respeten, se escuchen, respiren juntos y se sientan como un grupo, como una unidad, que reconozcan su valor individual en lo comunitario, destaca.

Es más importante que los niños lleguen a tiempo, que sean disciplinados a que toquen bien. Lo noble del proyecto es que si se hace bien, se regresa en forma de sonido, de belleza sonora, es decir, ya de categorías que tienen que ver con la música.

Si bien lo último que se debe pensar en este tipo de agrupaciones son las aptitudes musicales de los niños y jóvenes, García Barrios aclara que una vez que se ha cumplido con el trabajo comunitario el siguiente paso consiste en detectar esos talentos, para apoyar su formación y desarrollo. Pero para eso es necesario crear un nuevo sistema, que es algo en lo que se está pensando.

La próxima gira de la OSIJM, la número 22, marcará la pauta de lo que persigue Fomento Musical en esta nueva época.

No sólo porque en ella, además de los integrantes de orquestas afiliadas, participan 40 niños provenientes de diferentes agrupaciones comunitarias del país y entre 20 y 25 jóvenes, llamados monitores comunitarios, se integrarán para aprender a enseñar música, con la finalidad de que lo hagan en sus comunidades.

Lo es también porque la agrupación realizará una gira por diversos puntos del país para dar testimonio de las bondades del aprendizaje musical desde la perspectiva de su importancia social.

Entre otros lugares, se presentará en San Luis Potosí, donde hay deseo de formar un sistema comunitario; y en Michoacán actuará en la meseta purépecha, donde el pasado 10 de julio comenzaron cursos de coro y solfeo para niños y niñas que integrarán una sinfónica en esa población.

A diferencia de años anteriores, cuando la OSIJM concluía su gira en el Palacio de Bellas Artes, el Auditorio Nacional o la Sala Nezahualcóyotl, esta vez lo hará en una auditorio de la delegación Iztapalapa, donde existe el proyecto de crear la primera orquesta comunitaria de la ciudad de México.

Se trata construir con base en lo que tenemos. No descubrimos el hilo, tratamos de entender las experiencias de años recientes y buscamos sistematizarlas o corregirlas, poco a poco, ladrillo por ladrillo, apunta García Barrios.