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Música

Murió David Celestinos Isaacs

E

l 16 de julio de 2013 murió a los 80 años David Celestinos Isaacs, pintor muralista, cineasta, creador y gran promotor de la música y la fiesta de huapango, quien perdió la batalla, después de varias semanas de enfrentar con singular estoicismo a la muerte.

No sé si fue la noticia misma o la obra de algún chaneque que el propio David soltó, pero anoche tuve un sueño. Debo decir que en el momento en que esto escribo, me encuentro en medio de un concierto de chicharras, grillos y sapos, quienes hacen un trabajo ensordecedor en medio de una lluvia pertinaz, de esas que en los parajes de la huasteca suelen darse de manera cotidiana en estas épocas de verano. 

Soñé que asistía a un gran huapango organizado por mucha gente, como debe ser; una verdadera fiesta comunitaria, se sentía en el ambiente... Había una gran convocatoria, a juzgar por todos lo que ahí estaban; vi a las tamaleras que vendían cuiches, cuitomes y atoles de masa y de piña; desde luego, estaban las zacahuileras. Había otras señoras que ofrecían pemoles y también de esas galletas de maíz y piloncillo conocidas como alfajor o ponteduro. Pude ver en un primer círculo, a don Artemio Villeda Marín, del Trío Camalote de Pánuco, quien con su carácter siempre alegre y dicharachero, contaba anécdotas y lanzaba al vuelo sus versos improvisados, estimulado por don Chucho del Ángel, su gran amigo y cómplice de juergas y aventuras huapangueras en el rancho El Por hacer, comunidad de Santa Rosa, municipio de Tantoyuca, Veracruz. Vi a don Samuelito Martínez Segura, quien junto con Román Güemes se tiraban enormes carcajadas, al oír las aventuras de don Temo en los palenques; decía que siempre le preguntaban que a cuál gallo le iba, y decía: al Giro, ese es el bueno; y cuando perdía y le reclamaban contestaba: pues yo te dije que el Giro era el bueno, el otro es un hijo de la chingada. Entre tanto, Román decía a cada rato: A ver, compa, pégale otro cuartazo al macho, y le servían un trago más de refino. 

Estaba también Heliodoro Copado, el gran genio del violín; Felipe Turrubiartes, de los Caimanes de Tampico; don Juan Francisco Nieto, El Güero Piñeiro, y El Negro, de Los Cantores del Vichín. Parados detrás estaban don Gilberto Ortega Rada, Fernando Méndez y Miguel Compeán; había mucha gente huapanguera. Don Samuelito comentaba que buena parte de sus versos los componía dormido. En sus sueños empezaba a armar sus quintillas y décimas, y cuando despertaba, corría rápidamente a apuntarlos en una libreta para que no se le olvidaran. En esta ocasión dijo un verso, creo que a propósito del sueño: Hay unos que con afán en su vanidad persisten, y es que cuenta no se dan que unos gusanos nos visten, ...y otros nos desvestirán

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David Celestinos Isaacs nació en Tampico el 5 de abril de 1933Foto tomada de Internet

En esas estaba toda esa gente, cuando llegó David Celestinos totalmente vestido de blanco: guayabera, pantalón y sombrero Tancoquero de palma de tres pedradas, los cuales hacían juego con su barba blanca, se le veía sonriente, contento. Yo me sorprendí de verlo ahí, me acerqué y le dije: Oye, viejito, ayer me dijeron que ya te habías despedido de este mundo, que te habías ido a bailar huapangos allá arriba, –desde que empezó a usar bastón yo lo bromeaba diciéndole viejito, a lo que invariablemente me contestaba con un ademán: se ponía el bastón enfrente, de manera horizontal y decía: viejos los cerros y echan sus palitos. “Déjalos que hablen –dijo–, es pura envidia, a mí me queda todavía un buen rato para andar dando lata”.

Y dentro del sueño todo era cierto, pero también en la realidad: a David aún le queda un buen rato para estar entre nosotros; podremos seguirlo viendo a través de su obra gráfica; los murales que pintó y que podemos disfrutar en el Palacio Municipal de Tuxpan, en el Instituto Tecnológico de Cerro Azul, o en la que fuera la biblioteca del Estado en Ciudad Victoria, Tampaulipas, y en muchos lugares más.

Por otro lado, lo seguiremos viendo por su gran obra como promotor de la fiesta del huapango en Amatlán, Veracruz; hoy por hoy, la mejor y más representativa fiesta verdaderamente comunitaria. David, junto con otros cómplices, amigos y amantes de la tradición del huapango, hicieron posible consolidar este espacio que es emblemático en toda la región. No hay grupo, poeta, músico, bailador o en general, amante de la huasteca, que no haya pasado o asistido a este gran foro. La Presea Sol Poniente ha sido entregada a los personajes más importantes que han contribuido de una u otra manera a difundir la tradición de la música, el verso y el baile de huapango, así como a todas aquellas disciplinas y tradiciones que hacen posible que exista; el mismo David fue reconocido con esta esfinge. 

Por eso, no me parece que la partida de David sea un signo de tristeza, por el contrario, fue un ejemplo de vida; creo que se fue feliz por haber hecho siempre lo que quiso; hasta donde yo lo vi, poco más de un año, se le veía contento y satisfecho. Siempre comentaba que estaba feliz en su casa de Chachalacas, frente al mar, creando y recreando, rememorando su vida. 

Ya nos encontraremos con él uno de estos días. Mientras tanto, a seguir sus pasos para que la Huasteca y el huapango sigan entre nosotros, que sean razones y claves de vida, descanse en paz…

*Economista, músico y promotor cultural. Formó parte del grupo Zacamandú junto con Antonio García de León, Ernesto Anaya y Adriana Cao Romero, entre otros. Ha publicado diversos trabajos sobre historias de vida de músicos de la Huasteca y el Sotavento. Es investigador del INBA