Opinión
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Isocronías

Voces destejidas

C

omo un cuaderno de notas, de apuntes, de apuntes de viaje, una bitácora, es A boca de pájaro, de Liliana Campazzo, libro de Ediciones Patagónicas que entiendo, espero no equivocarme, presenta esta semana en la ciudad de Querétaro. Liliana nació en Buenos Aires y vive en El Cóndor, Viedma, Río Negro. Es docente, bibliotecaria y coordina talleres de lectura y escritura. A más de éste ha publicado otros siete títulos, sobre todo poesía. De ella afirma Rubén Eduardo Gómez, su prologuista, que es una de las mejores poetas de la Patagonia, para cuyas letras resulta (Su poética es original, fuerte, de exquisito cuidado con la palabra, sus significados y significantes) insoslayable.

La autora es también una apasionada de Julio Cortázar y su Rayuela, de –entre seguramente muchos otros– Olga Orozco y Roberto Juarroz, y, lo que en la conversación queda muy claro, los viajes y nuestro país, al que ha arribado acompañada de Tulio Galantini, “dador –reza la dedicatoria– de todos los caminos”.

Uno siempre duda sobre qué citar de un poeta; para comenzar opto yo por una línea sin titular: En el río despejo la mañana. Paso luego al poema que cierra el libro –y que de alguna manera resume su espíritu: Cuando viajo aprendo la otra lengua./ La que no tiene diccionario./ La lengua/ de la huella.// Lo sé porque vuelvo cargada/ de rumores que no cesan/ de balbuceos que me enredan/ de metros y metros de hilos negros.// Sueño/ voces destejidas.

Un fragmento ahora: chispazo de pájaro/ pecho rojo de pájaro/ trocito de carbón/ nada de luz/ sobre un alambre. Ese chispazo de pájaro, leitmotiv de las casi 70 páginas del libro, es visto por el prologuista como condensación de los instantes felices de pura e insondable libertad. ¿Acaso la felicidad no es un chispazo de pájaro?

En algún momento de la conversación Liliana deja ver que no se siente cercana a los que escriben en difícil. Del texto siguiente sólo se me dificulta la primera palabra, que imagino nombra algún modelo de automóvil. Forká/ como rayo gris/ corta el aire/ se sumerge entre/ las sombras de las araucarias/ respira lento/ torea el polvo/ lo levanta/ agrega pasos en las huellas/ quieta voy/ marcando con mi dedo/ sobre el mapa.

Despidamos la entrega agradeciendo a Luis Ariosto y Virginia el habernos permitido conocer a Tulio y Liliana, escritores ambos de ese por ellos tan bien querido finisterre.