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El pianista difunde y promueve en aquel país repertorio de compositores connacionales

Martín Camacho lleva la alta cultura de la mexicanidad a EU

Busco demostrar que somos más que Los Tigres del Norte, que tenemos música de concierto de muy alto nivel, apunta

Actúa hoy en el Alcázar de Chapultepec con la OTCM

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Martín Camacho Zavaleta radica en Estados Unidos desde 1995; actualmente es director de la Escuela de Música de la Universidad Estatal de Alabama. Aquí durante el ensayo con la OTCMFoto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Domingo 14 de julio de 2013, p. 2

Radicado desde 1995 en Estados Unidos, el pianista Martín Camacho Zavaleta se ha dado a la tarea de difundir y promover en aquel país el repertorio de compositores mexicanos.

Ello como parte de un proyecto de largo aliento encaminado a hacer de la música de concierto un elemento de comunicación y entendimiento entre la cultura estadunidense y la nuestra.

Es muy claro que la cara de Estados Unidos se está trasformando y que, según las proyecciones demográficas, en 2050 la población de origen hispano será la primera minoría del país. Con base en eso, tengo el proyecto de traer la dimensión hispana al mundo estadunidense a través de la música, explica el intérprete en entrevista a propósito de su actuación de este fin de semana como solista con la Orquesta Típica de la Ciudad de México (OTCM).

Es indispensable establecer un acercamiento cultural entre ese mundo y el nuestro. Las expresiones culturales, como la música, son los mejores medios para que seamos mejor entendidos y a su vez nosotros podamos comprender a los demás.

Entre los propósitos del pianista se encuentra el de consolidarse como uno de los pioneros que lleve la nota de la alta cultura de la mexicanidad a espacios (de aquella nación) donde rara vez o nunca han sonado obras mexicanas y ni siquiera han visto un mexicano pianista; a los únicos compatriotas que conocen son porque se encargan de labores agrícolas y la prestación de servicios.

Agrega: Busco mostrar en Estados Unidos que somos más que Los Tigres del Norte u otros músicos populares, que en México se ha hecho y se hace música de concierto de muy alto nivel, que es una expresión que habla de una raza y un espíritu, un acervo muy valioso y desconocido no sólo en las áreas rurales, sino incluso en grandes ciudades.

Martín Camacho realizó su licenciatura en piano en Cuba, donde se especializó en repertorio latinoamericano. Más adelante hizo su maestría y doctorado en Estados Unidos; además de la parte artística, actualmente es director de la Escuela de Música de la Universidad Estatal de Alabama.

Partituras perdidas, un dilema

Durante la plática con La Jornada, realizada al término de los ensayos con la orquesta típica, el intérprete destaca la necesidad de tocar más repertorio de autores nacionales en nuestro país.

Lo anterior, explica, no sólo porque existen obras de magnífica calidad, que nada piden a las grandes piezas del repertorio clásico mundial, sino también porque hablan de lo que somos como nación, dan testimonio de nuestras raíces.

Resalta que uno de los más grandes problemas que se enfrentan en México para programar las obras de autores nacionales es la dificultad que entraña encontrar las partituras, principalmente de autores de los siglos pasado y antepasado.

Fue ése, precisamente, el caso de la obra que interpretará con la agrupación capitalina: la Fantasía mexicana para piano y orquesta, del pianista y compositor jaliscience Antonio Gomezanda (1894-1961).

Escrita en 1922, la más recientemente interpretación en el país de esta pieza se remonta a 1987, a cargo de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), con María Teresa Rodríguez al piano y bajo la batuta huésped del ya fallecido Jorge Velasco, quien la grabó asimismo con un conjunto alemán en un disco dedicado a la música de Gomezanda.

Para programarla esta ocasión, Martín Camacho cuenta que tanto él como el director de la Orquesta Típica de la Ciudad de México, Jesús Galarza, debieron hacer un trabajo de investigación y rescate de la partitura, la cual encontraron en la biblioteca de la OFUNAM, aunque incompleta, por lo cual tuvieron que rehacer las partes perdidas, labor que les llevó tres meses.

Basada en dos corridos populares, Los payasos y La pajarera, el primero ya olvidado, esta obra fue la piedra angular que impulsó el despegue de la carrera y la firma como compositor de Antonio Gomezanda, asegura el pianista.

Se trata de un autor que interpretó el nacionalismo de manera diferente a los músicos consagrados, como Silvestre Revueltas, Carlos Chávez o José Pablo Moncayo, aclara.

Su nacionalismo es absolutamente mexicano, toma las raíces propias: rancheras, urbanas y tradicionales y las incorpora a la música de concierto. Toda su producción es muy mexicana, muchas de sus obras aluden a la mexicanidad, dice, y menciona como ejemplo Las danzas mexicanas, en las que el músico recupera expresiones tradicionales como el jarabe o el son, o también sus dos óperas rancheras: Fantasía ranchera y La virgen de San Juan.

Sobre la Fantasía mexicana para piano y orquesta, el intérprete define que se trata de una obra muy virtuosa en la que el compositor usó una técnica pianística del periodo posromántico y en la que pueden encontrarse alusiones a los conciertos de Chaikovsky, los estudios de Liszt y la polifonía de Rachmaninov.

El primero de los dos conciertos de este fin de semana de la Orquesta Típica de la Ciudad de México tuvo lugar el viernes, en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, mientras el segundo será hoy, a las 13 horas, en el Castillo de Chapultepec.

El programa, además de la Fantasía mexicana, de Gomezanda, incluye Los colorines, Las Palomas, la Rapsodia chiapaneca y Mosaico Yucateco. Entrada libre.