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Alberto Cortez lanza al mercado Uno que sabe cómo es uno, que incluye Mi árbol y yo

Siempre he sido un investigador de mis sentimientos y forma de pensar

Parte de las ganancias por la venta de la producción será donada a la Fundación Hermes, que la destinará al fomento de la educación musical en zonas rurales y a orquestas de jóvenes

 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de junio de 2013, p. a12

Apoyar causas sociales, para ayudar a diversos fines... yo no le llamaría altruísmo; para mí no tiene nombre y es difícil de expresar, pero sí tiene que ver con mi forma de sentir y pensar. Si puedo ayudar a alguien o ser útil, para que los demás sean más felices, pues ¡ahí vamos! ¡A mí me encanta eso!, expresó Alberto Cortez, en entrevista telefónica desde Madrid, España.

El cantante y compositor argentino lanzó al mercado mexicano un nuevo disco: Uno que sabe cómo es uno. Parte de las ganancias serán donadas a la Fundación Hermes Music, que a su vez las destinará al fomento de la educación musical en zonas rurales y al desarrollo de programas de orquestas de jóvenes.

El disco contiene una versión de su famoso tema Mi árbol y yo, a dueto con el guatemalteco Ricardo Arjona, e interpreta con Alberto Kleimerman, dueño de Hermes Music, la canción Son niños nuestros.

Especie de misión

Cortez agregó que más que nombrarle de alguna manera, para él ayudar a alguien es una emoción. Es una especie de misión que Dios nos ha dado a algunos comunicadores, que podemos ser los cantantes, o quienes tienen algún contacto con la gente.

Sobre su disco y el tema que da título al mismo, Uno que sabe cómo es uno, expuso: “Lo que pasa es que de cualquier manera he sido siempre un investigador de mí mismo: de mis sentimientos y de mi forma de pensar.

Esta canción la empecé a escribir en femenino, por conversaciones que tuve con Estela Raval, una de las mejores cantantes que he conocido en mi vida. Hablamos varias veces de cómo es uno frente a los demás y escribí un poema. Se lo mostré y me pidió que le pusiera música.

Un fragmento de la letra es el siguiente: Uno... que sabe cómo es uno,/ más hombre que ninguno/ quisiera darlo todo. / Todo... a quien le comprendiera,/ sus cumbres y laderas, llanuras y recodos./ Uno... que asume lo que es uno/ se entrega inoportuno a cada amor que llega./ Llega... y le abre uno los brazos,/ sabiendo que es de paso/ lo mismo uno se entrega...Agregó que Estela Raval grabó la canción, que quedó magnífica. Cortez grabó este cedé para seguir en contacto con su público. Le hacía falta un tema para completarlo e incluyó Uno que sabe cómo es uno. “El arreglo es sensacional, de Tino Geiser. Viene una versión nueva de Mi árbol y yo, que en México es una especie de himno a la ecología”.

Foto
Alberto Cortez durante un concierto en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en 2003Foto Notimex

Esta composición fue tan famosa en los años 70 que el gobierno mexicano la usó en una campaña de reforestación.

“La grabé con Ricardo Arjona porque somos amigos. Un día almorzábamos aquí, en la casa de ustedes, en Madrid, y me contó la siguiente historia: cuando él era un chaval, un joven, tenía la guitarra en sus manos y hacía algunos acordes. Su padre iba a su casa y le decía: ‘Ricardito, por qué no tocas Mi árbol y yo’, su canción favorita. Y de ahí vino la idea de grabarla juntos. Unimos sentimientos y nostalgia”.

Poesía

Cortez ha musicalizado poemas de vates del siglo de oro. Son famosas sus creaciones con obras inspiradas de Lope de Vega y Antonio Machado. “Volverán las oscuras golondrinas... para mí es uno de los versos románticos más bellos en la historia de la poesía española. Ahora bien, para mí no hay mejores poetas que otros, sino sólo poetas, que me conmueven o no. Miguel Hernández es un hombre fundamental, quien vivió una época tremenda en un país que estaba en guerra civil, con ideologías diferentes, las cuales se encontraron y provocaron tragedias, masacres.

“A Miguel le tocó vivir esa historia. Le puse música a uno de sus poemas, que canto y me cuesta muchísimo interpretar: acabo profundamente emocionado, dejando algunas lágrimas en el escenario. Me refiero a Las nanas de la cebolla, que escribió en la cárcel, adonde le llegó una carta de su mujer en la que le cuenta que su hijo de ocho meses y ella no comían más que pan y cebolla. Cuando Miguel lo escribió creó uno de los pilares maravillosos de la poesía española”.

Se dijo admirador de un poeta mexicano: Juan de Dios Peza, quien escribió Reír llorando, poema que está en el repertorio de la mayoría de los rapsodas.

Jaime Sabines me ha apasionado mucho. Lo que pasa es que yo no me atrevo mucho a tocar poetas fundamentales de algunos países, porque pienso que me meto en territorio que no es precisamente el mío, musicalmente hablando, pero eso no significa que no los conozca, ni los lea, ni los tenga presentes, siempre.