Sociedad y Justicia
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Equipos obsoletos, deterioro de instalaciones, falta de material para prácticas, el déficit

Enfrenta el Conalep múltiples carencias

A 35 años de su creación, 2,400 profesores atienden a 40 mil estudiantes en el Distrito Federal

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En el plantel Aeropuerto practican con aviones y helicópteros con más de 30 años de antigüedadFoto Laura Poy Solano
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de mayo de 2013, p. 34

Aulas sin acceso a energía eléctrica, hacinamiento de alumnos, deterioro de instalaciones, obsolescencia de equipos en talleres y laboratorios, así como carencia de insumos básicos para realizar prácticas profesionales son sólo algunos de los retos que enfrentan los 2 mil 400 profesores del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), que atienden a cerca de 40 mil alumnos tan sólo en el Distrito Federal.

Profesores del subsistema, quienes demandan la firma de un contrato colectivo de trabajo que les garantice su base y las prestaciones de ley, afirmaron que al menos 30 por ciento de quienes ingresan a estos planteles abandona antes de concluir el bachillerato, pero quienes se quedan tratan de aprovechar esta oportunidad, e incluso, con sus propios recursos pagan los materiales básicos para sus prácticas profesionales.

Manuel, con 20 años de experiencia docente, y quien solicitó, al igual que sus compañeros, el anonimato, por temor a represalias, aseguró que lo mejor que tiene el Conalep son sus alumnos y docentes, porque aun con insuficiencias graves, pues la mayoría de nuestro equipamiento es obsoleto y sin acceso a material didáctico, logramos que estos jóvenes se interesen por tener al menos una capacitación que les permita insertarse en el mercado laboral.

Ana, de 17 años y alumna de la especialidad de asistente de dirección en el Conalep Iztacalco I, asegura que en su escuela “sí hay necesidades que cubrir. Hay pocos baños y somos muchos chavos, pues los pocos que tenemos no funcionan.

Además, es difícil estar en clase cuando te tocan grupos saturados. En nuestro salón somos 52, y cuando llegan todos no puedes escuchar ni al maestro, y si no apartas mesabanco, pues tampoco te sientas.

En general no fue primera opción

Aunque reconoce no haber elegido como primera opción ingresar al Conalep, situación en la que se encuentran la mayoría de sus amigos, considera como positivo tener una formación técnica certificada, pero muchas veces no sabes si lo que te enseñan todavía se aplica en las empresas.

Su amiga Ligia agrega que no sólo hay un deterioro en la infraestructrura, tampoco se tiene garantizado el acceso a computadoras conectadas a Internet, el cual, dijo, es muy limitado y por poco tiempo. Somos muchos, y la mayoría acaba pagando de su bolsillo para consultar lo que nos pide el profesor.

De acuerdo con el estudio Condiciones de la oferta escolar en media superior, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, los directores de este subsistema consideran que hay insuficiencia de aulas para atender a sus alumnos en 58.2 de sus planteles; a lo que se suma 45.2 por ciento en cuanto al mobiliario, y 68.8 por ciento por lo que respecta a la falta de equipo en los laboratorios.

Creado por decreto presidencial en 1978 como un organismo público descentralizado, el Conalep tuvo como fin central ofrecer una formación profesional técnica a los egresados de secundaria, tarea educativa que se ha ido transformando debido a las reformas en sus planes y programas de estudio.

Actualmente se rige por el modelo de competencias. Y desde 2011 ofrece también la opción de egresar como profesional técnico bachiller, a fin de dar la opción para continuar los estudios universitarios.

En un recorrido por distintos planteles de los 27 ubicados en el Distrito Federal, se constató que prevalecen carencias de infraestructura, equipamiento y saturación de sus instalaciones.

El equipamiento en laboratorios, como ocurre en el Conalep Xochimilco, data en su mayoría de principios de la década de los años 80, mientras que en los talleres de laminado y reparación de motores del Conalep Aeropuerto se debe practicar con avionetas y helicópteros de más de 30 años de antigüedad.

Hora pagada, sólo frente a grupo

María, profesora del subsistema, asegura que con prácticamente nada, hacemos maravillas. Quienes deben impartir clase en laboratorios y talleres, tenemos que usar el ingenio para sustituir, en la medida de lo posible, las carencias y obsolescencia del equipamiento.

Señala que tan sólo en las prácticas que requieren del uso de sustancias químicas, puede pasar más de un año para que se compren los insumos, lo que nos obliga a buscar el apoyo de los alumnos.

Incluso las tareas cotidianas como impartir clase y revisar los avances de cada alumno deben realizarse en aulas donde el deterioro del mobiliario es evidente.

Beatriz, profesora con más de 15 años de experiencia docente, señala que cada mañana “debemos trabajar en salones sin energía eléctrica. No podemos conectar las computadoras y bajar las calificaciones de los alumnos, pues el modelo educativo demanda una revisión constante de su avance”.

Agrega que hay que dedicar mucho tiempo a pasar reportes y calificaciones parciales, lo que nos obliga a descuidar la enseñanza directa con los alumnos, y además llegamos a tener grupos de hasta 60 alumnos de primer ingreso, lo que hace prácticamente imposible impartir una clase.

Manuel destaca que pese al esfuerzo de la planta docente para mejorar la calidad educativa que se imparte, enfrentamos las peores condiciones salariales, pues en promedio recibimos 80 pesos por clase impartida frente a grupo, pero todo el tiempo que destinamos a asesorías, calificación de trabajos y apoyo a la formación de los alumnos es sin pago alguno. Además, dijo, carecemos de cualquier prestación social. Después de 20 años de trabajo docente no hay pensión ni acceso a servicios de salud de enfermedades crónicas o cirugías mayores. Tampoco hay pago de vacaciones, pues sólo nos dan contratos por cinco meses y medio.

Trabajamos, explicó, con una creciente zozobra cada vez que está por concluir un semestre, pues nunca sabemos si nos van a recontratar o no. Depende de las decisiones, en su mayoría arbitrarias, con que la autoridad escolar designa quién puede o no continuar como profesor.