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66 Festival de Cannes
Nosotros los innobles
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François Ozon, Marine Vacth y Geraldine Pailhas en la alfombra roja de Joven y bella, en CannesFoto Reuters
C

annes 16 de mayo. En su tercera participación en Cannes –primera en la competencia– el director mexicano Amat Escalante ha demostrado una interesante evolución. Muy lograda en su propuesta visual, Heli es además un testimonio brutal sobre el efecto que la guerra calderonista contra el narco ha tenido sobre cualquier ciudadano de este país.

Centrada en una familia obrera que vive en medio de la nada, la película describe cómo aquella es destruida por su contacto casi incidental con el fenómeno: un aspirante a soldado se roba dos paquetes de cocaína, ocultos por sus superiores, para impresionar a su novia Estela (Andrea Vergara), la hija menor de dicha familia. Ese acto tendrá violentas consecuencias sobre todos los implicados, incluyendo al personaje epónimo (Armando Espitia), quien había tirado la droga.

Escalante no titubea en mostrar los aspectos más escabrosos de ese ajuste de cuentas, lo cual lindaría en el tremendismo si no fuera porque la sobriedad de su puesta en cámara lo impide. Además hace intencionalmente ambigua la relación entre los uniformados y los que parecen ser unos aprendices de narcos, dejando abierta la posibilidad de la complicidad.

La prensa asistente a la función enmudeció ante la dureza de Heli, aunque sí se escucharon algunos aplausos. Ciertamente no es una película que ayudará a promover al turismo en México. ¿Y qué habrá pensado Mr. Spielberg, el presidente del jurado, ante la escena en que a una víctima le queman los genitales con gasolina?

La película china Tian shu ding –bautizada en inglés A Touch of Sin (Un toque de pecado)–, de Jia Zhang-Ke, también se dedica a mostrar cómo la violencia se ha vuelto la forma de dirimir conflictos en ese poderoso país. Dividida en cuatro partes, referidas a sendos incidentes basados en hechos reales y ocurridos en diferentes provincias, la película expone cómo la población está expuesta a la corrupción política, la explotación inhumana en fábricas y la cosificación sexista de la mujer, entre otros malestares.

El realizador ha declarado que quería hacer una película con la influencia del wuxia (o género chino de artes marciales), por lo que la violencia, a diferencia de la contenida en Heli, es estilizada. O sea, es una violencia más fácilmente asimilable en tanto cinemática. Bastante diferente a las anteriores obras de Jia, la película sufre un ritmo irregular y parece durar más de la cuenta.

El tercer título en competencia –de hecho, el primero en orden de funciones– fue Jeune & jolie (Joven y bella), del francés François Ozon, centrada en un año en la vida de una hermosa chica (la modelo Marine Vacth) que, al cumplir los 17 años, pierde la virginidad y luego se dedica a prostituirse con clientes de lujo. Como una Belle de jour para principiantes, la protagonista parece indiferente a todo y a todos, mientras Ozon pinta la prostitución como si fuera una chamba bastante útil para que una joven pueda ganarse su dinerito y hasta conocer gente padre, como un viejo (Johan Leysen) con quien desarrolla una relación casi afectiva. Aunque hay conflictos cuando la familia se entera, en ese mundo no hay padrotes abusivos, ni clientes violentos, ni enfermedades venéreas, etc. Bastante inútil todo ello.

Twitter: @walyder