Opinión
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Economía Moral

La medición de la pobreza en el mundo/ XX

Contundente respuesta de Pogge a la réplica de Ravallion (Banco Mundial)

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a contrarréplica al Banco Mundial (BM) (¿Cuántos pobres debería haber? Una réplica a Ravallion, en Anand, Segal y Stiglitz (eds.), Debates on the Measurement of Global Poverty, Oxford, 2010, pp. 102-114), cuya réplica a la crítica de Reddy y Pogge examiné en la entrega del 10/5/13, la escribe Thomas Pogge (TP). Empieza recordando la inconsistencia histórica de los gobiernos del mundo que en 1948 firmaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, al establecer que “cada persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar de ella y su familia, incluyendo alimentación, vestuario, vivienda y cuidado médico”, estableció que no debería haber pobreza del todo, o al menos no pobreza severa”. Medio siglo después, sin embargo, en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, los gobiernos fijaron como meta reducir sólo a la mitad la proporción de pobres ultra-extremos en el mundo entre 1990 y 2015. Esto muestra, argumenta TP al hacer evidente que los recursos financieros requeridos para eliminar la pobreza ultra-extrema totalmente son sólo 0.33 por ciento del PIB mundial, que los gobiernos del mundo (que querían erradicar la pobreza en 1948) ahora están manteniendo atrapados a miles de millones de personas en una pobreza que pone en peligro la vida. Antes, presentó el escalofriante dato de que anualmente mueren en el mundo 18 millones de personas por causas relacionadas con la pobreza (30 por ciento del total de muertes).

Permítaseme enfatizar con fuerza, dice TP, que nuestra preocupación ha sido siempre la solidez de las metodologías de medición de la pobreza del BM; que no estamos cuestionando la integridad de los investigadores del BM. Pero añade: “Ravallion tiene derecho a su protesta Nixonesca1*, desde luego. Pero no responde a nada de lo que hemos escrito. Tampoco el que no sea un verdadero sinvergüenza ayuda a mostrar que su método es sólido”. Para estructurar su contrarréplica, cita un párrafo de la respuesta de Ravallion en la que éste sostiene que el hecho de medir la pobreza global con los estándares de los países más pobres no significa subestimar esta pobreza como argumentan Reddy y Pogge y, para mayor brillo de su cinismo, añade: Decir que estamos subestimando la pobreza con este método es como decir que uno subestima el largo usando una regla calibrada en pulgadas y no en centímetros. Si uno sabe cómo está calibrada la regla no debería haber confusión. TP dice que Ravallion repite muchos de los errores y confusiones que hemos estado criticando. Déjenme repasarlos. Dice que la objeción tonta que Ravallion equipara con las mediciones en pulgadas y centímetros no es la objeción que ellos hacen; la nuestra “es que el BM usa un método seriamente fallido de las siguientes seis maneras”: 1) La LPI (línea de pobreza internacional), que arbitrariamente fija a un nivel muy bajo, endulza la tendencia de la pobreza (véase en la gráfica cómo incluso el signo del cambio en el número de pobres, entre 1981 y 2005, se vuelve positivo con las dos LPI más altas); 2) El método del BM depende de PPAs (paridades de poder adquisitivo) cuestionables; 3) Las PPAs y los Índices de Precios al Consumidor (IPC) se ven afectados por bienes y servicios irrelevantes; 4) las PPAs se ven muy afectadas por datos irrelevantes de otros países; 5) los IPC no monitorean los precios de los bienes y servicios necesarios; 6) los métodos del BM producen resultados muy inconsistentes. Sólo examinaré el primer y central punto.

El BM, dice TP, ha defendido el nivel de su LIP más reciente argumentando que está “anclada a las LP domésticas encontradas en los países pobres”. El anclaje está un poco suelto, comenta TP y compara cómo se ha hecho este anclaje en las tres ocasiones que el BM ha definido LIP: en la primera (PPAs de 1985), eligió la LIP de 1.08 dólares de PPA pues las LP domésticas de ocho países eran cercanas a este valor; en la segunda calculó la LIP (1.075 dólares de PPA de 1993) como la mediana de las 10 LP domésticas más bajas del mundo; y en la tercera definió la LIP (1.25 dólares de PPA de 2005) como la media de los 15 países más pobres, 13 de los cuales son pequeños países de África. Para empeorar las cosas, señala TP, las LP domésticas no fueron exactamente encontradas por el BM, sino que en muchos casos fueron fijadas por el BM o fijadas con su colaboración. Además, no se examinó si esas LP reflejan un nivel de ingreso o consumo suficiente para satisfacer los requerimientos humanos básicos. Añade irónico:

Ravallion responde que no importa qué tan alta o tan baja se fije la LIP. Una vez que se entiende cómo se calibra esta LP no debería haber confusión: pobreza es cualquier cosa que el método del BM mida. En verdad no hay confusión. Pero sí importa qué tan alta o tan baja se fije la LP. Importa para la tendencia de incidencia de la pobreza, que se ve mucho más bonita mientras más baja sea la LIP. También importa en tanto millones pasan hambre estando por arriba de la LIP del BM y son, por tanto, ignorados en la Meta del Milenio número uno”.

TP pregunta si la LIP del BM está fijada a un nivel razonable. Como parte de su respuesta pregunta irónico si, por ejemplo, una LIP de dos dólares PPA por día es demasiado suntuosa y, por tanto, la de $1.25 refleja mejor lo que queremos decir con escapar de la pobreza. Con algunos cálculos simples encuentra que las personas que en Estados Unidos (EU) en 2009 tuvieran un ingreso (o consumo) de 1.37 dólares al día (equivalente en EU a la LIP de 1.25 de PPA) serían clasificados por el BM como no pobres a pesar de que claramente no podrían satisfacer sus necesidades básicas. Lo mismo ocurriría, dice, en cualquier otro país. La LIP de $1.25 dólares de PPA en México equivale, en pesos de 2005, a $8.91 pesos por persona al día. Es imposible imaginar cómo una persona podría satisfacer sus necesidades básicas con esa pequeñísima cantidad. Baste mencionar que la muy frugal línea de pobreza alimentaria urbana del Coneval en ese año era de $26.36 pesos. Es decir, los habitantes urbanos con un ingreso igual a la LIP del BM en 2005, que por tanto no serían pobres para el BM, podrían comprar sólo 34 por ciento de la canasta de alimentos crudos y no podrían pagar el gas para cocinar, ni el pasaje para ir a trabajar, ni comprar ropa para no andar desnudos. TP añade contundente:

En la medida que el BM clasifica como no pobres a muchas personas que no pueden satisfacer sus necesidades más básicas, su criterio de pobreza no concuerda con lo que sus lectores entienden por esta palabra. Más importante, al ignorar sistemáticamente a enormes grupos de personas que viven en niveles de pobreza que amenazan destruir la vida el BM está proveyendo información desorientadora tanto a los hacedores de políticas sobre la distribución y las tendencias de la pobreza severa, como a todos nosotros acerca de la magnitud y gravedad de nuestra responsabilidad en estructurar la economía mundial de manera que la pobreza severa sea evitada confiablemente.

1*Cuando Richard Nixon fue atrapado haciendo trampa en el famoso caso Watergate insistió durante mucho tiempo en su defensa alegando yo no soy un ladrón. Por eso TP llama Nixonesca la respuesta de Ravallion que equivale a decir, yo no soy un sinvergüenza.

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