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Néstor García Canclini y Maritza Urteaga coordinan estudio sobre dicha paradoja

A mayor preparación, más precariedad, esa es la realidad de los jóvenes

Están inventando nuevas tácticas para hallar trabajo, agruparse, socializar el conocimiento y desarrollar su creatividad fuera de las instituciones tradicionales, apunta el experto

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Un grupo de investigadores, coordinado por Néstor García Canclini y la antropóloga Maritza Urteaga (en la imagen), elaboraron el estudio Cultura y desarrollo: una visión crítica desde los jóvenesFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de mayo de 2013, p. 6

Mejor preparación, menos oportunidades. Esa es la desoladora paradoja que determina la realidad de la juventud actual en México y el resto de América Latina, de acuerdo con el antropólogo Néstor García Canclini.

Vivimos en una época en la que los jóvenes cuentan con más nivel educativo que sus padres y mayor acceso a la información y al entretenimiento, pero padecen de mayor precariedad, explica el investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores y profesor distinguido en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Son más los desempleados ahora que en las generaciones anteriores y hay porcentajes más altos de trabajos sin salarios, en los que se acepta estar sólo por las propinas y a veces ni por eso. La sociedad está atravesada por estas contradicciones que representan las condiciones de los jóvenes actuales.

No obstante ese repliegue de los mercados de trabajo y de las oportunidades de acceso, la actitud de los jóvenes no ha sido de apatía, pasividad o simple indignación, advierte el experto.

La manera de responder a tales circunstancias, subraya, ha sido mediante la invención de nuevos modos de agruparse y comunicarse en red, además de valerse de la cultura como medio de expresión y motor de desarrollo.

Este es, precisamente, el tema central que un grupo de investigadores, coordinado por Néstor García Canclini y la antropóloga Maritza Urteaga, analiza en el libro Cultura y desarrollo: una visión crítica desde los jóvenes, de reciente aparición.

Publicado por la UAM y editorial Paidós, en dicho volumen se abordan las nuevas lógicas de producción, circulación y apropiación de la cultura, y qué lugar ocupan los jóvenes en ese contexto, detallan García Canclini y Maritza Urteaga en entrevista.

Nos interesó ver de qué manera se está consumiendo la cultura en la actualidad, de qué otras formas que desconocemos, y cuál era el papel de la juventud dentro de esa producción cultural, lo cual quita un poco el estereotipo de que son apáticos, de que no están en ninguna parte o de que tienen que esperar al futuro para poder integrarse, agrega la también docente.

Desde hace tiempo los jóvenes, y no sólo los que participan culturalmente, están ingresados en el mercado laboral en condiciones muy precarias e incluso salvajemente explotadoras, y la cultura ha servido como vía de salida.

García Canclini destaca que parte de la investigación contenida en el libro tiene que ver con las formas en las que los jóvenes se organizan para trabajar, así como las estrategias que han adoptado para crear y comunicar lo que se produce, las cuales son distintas a las tradicionales.

Hay un cruzamiento de fronteras disciplinarias y una invención de estrategias o tácticas para encontrar trabajo, pero también para desarrollar su creatividad por fuera de las instituciones tradicionales, indica el experto.

Entonces, es interesante ver cómo inventan no sólo maneras nuevas de crear cultura, sino también de agruparse y socializar los conocimientos, incluso de vincularse internacionalmente.

De acuerdo con Maritza Urteaga, el impulso y el ímpetu que los jóvenes canalizan mediante los canales culturales bien pueden ser un recurso para el desarrollo de la sociedad mexicana, sin embargo, es algo que ni siquiera se advierte y por tanto se desaprovecha.

Según Néstor García Canclini, la precariedad que determina el estilo de vida de la juventud actual tiene que ver también con la falta de sustentabilidad del desarrollo cultural.

No hay política que garantice que esa enorme creatividad surgida del aumento de la educación media y superior, el crecimiento de egresados de la escuelas, se vuelque luego en la sociedad de modo continuo, señala.

Prevalece, a su decir, una falta de interés de las instituciones culturales públicas, que, salvo contadas excepciones, desconocen lo que tienen en las manos y su prioridad no es este tipo de producción, porque no la ven vinculada de manera inmediata al mercado.

“Algo que encontramos en el estudio es que muchos de estos jóvenes no están tan interesados en la carrera individual, en la consagración personal, sino en el trabajo grupal, en el intercambio de información con otra idea de la propiedad intelectual, de los derechos de autor y de copyright de las empresas”, concluye el experto.

Se está replanteando la manera de hacer la cultura y necesitamos que haya estructuras institucionales más flexibles que vayan dando lugar a esas maneras grupales, colectivas, de crear y de comunicar. Y al mismo tiempo, aprovechar esta fuerza o inercia como motor de desarrollo para el país.