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El ilustrador y caricaturista militó en la sociedad Toltecas, asevera Ricardo Morales López

José Guadalupe Posada perteneció a una logia masónica, confirma investigador

El hallazgo arroja nuevas luces en torno a su quehacer ideológico

Ciertas nociones del artista y de su impresor Antonio Vanegas Arroyo no las hemos interpretado con la suficiente lucidez, dice a La Jornada

El especialista dictó una ponencia en foro académico de restauradores

Foto
Aquí está la calavera del editor popular A. Vanegas Arroyo, grabado en relieve tipográfico. Antonio Vanegas Arroyo impresor, EMF texto, Guadalupe Posada ilustración, firmado Posada-Mex, ca. 1907
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de abril de 2013, p. 9

En el centenario de su muerte, se devela un rasgo secreto de José Guadalupe Posada (1852-1913): perteneció a una logia masónica.

No sólo fue un artista del pueblo, como se le ha catalogado, explicó el investigador Ricardo Morales López: A él y a Antonio Vanegas (su impresor y posiblemente gran maestro de una logia), desde la perspectiva de haber sido masones, no sólo les interesaba la riqueza monetaria a través del estudio y el trabajo, uno de los ideales de la masonería, sino generar capital intelectual.

Morales López, artista visual y docente de varias escuelas de arte, confirmó lo anterior luego de varios años de pesquisas, motivado por una sospecha que alguna vez compartió con Ricardo Pérez Escamilla, coleccionista, curador y uno de los grandes estudiosos del arte mexicano, fallecido en 2010.

En la ponencia titulada Tres el cuadrado de tres: tiempo de trabajo, que Morales López presentó el miércoles en el sexto Foro Académico organizado por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia, ofreció datos que confirman la pertenencia del ilustrador y caricaturista a la logia Toltecas.

Este hallazgo ofrece nuevas luces en torno al quehacer ideológico de Posada, considerado hasta ahora un artista revolucionario, crítico, afín a las luchas sociales, cuya influencia marcó la obra de colegas como José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez, entre otros.

Con esta nueva información se puede decantar la idea que tenemos no sólo acerca de Posada, sino también del impresor Vanegas Arroyo. Podremos ver con ojos nuevos su obra gráfica, pero también analizarla en una dimensión más justa porque, para bien o para mal, existen ciertas nociones acerca de ellos que no hemos sabido interpretar con la suficiente lucidez, explicó el ponente en entrevista con La Jornada.

No obstante, puntualizó, antes alguien tiene que sentarse a decir, con certeza, qué obra sí es de Posada y cuál no, porque no se sabe. Hay obra colgada hoy día en museos que, desde mi punto de vista, no es de José Guadalupe Posada. Por desgracia estamos ante un artista que no sabemos qué hizo en su totalidad, ni en qué época; no se pueden determinar etapas productivas gráficas. Esa es una necesidad para continuar investigando acerca de su vida, su obra y su ideología.

En Posada y Vanegas llama la atención, continuó el especialista, su conocimiento de las representaciones simbólicas y, por tanto, el aprovechamiento de la comunicación criptográfica; eso no se ha investigado lo suficiente.

Honrado por Diego Rivera

En su ponencia, Morales López analizó dos imágenes realizadas en la imprenta del poblano Antonio Vanegas Arroyo (1850-1917), donde el dibujante Posada trabajó hasta que pudo instalar su propio taller litográfico.

“Pérez Escamilla escribió que el meollo del pensamiento político y social en el siglo de nuestra independencia son las ideas liberales y masónicas. Jamás pude confirmarle la adscripción de Posada a la masonería ni enunciarle mi hipótesis de la adhesión de Antonio Vanegas Arroyo a esa institución.

“De haberlo hecho, habríamos recordado el Panteón Civil de Dolores, donde los restos mortales de ambos fueron inhumados: los del ilustrador de manera gratuita, en una fosa de sexta clase.

Ponderaríamos si su carácter, proclividad a los cañones, las barricas, la pólvora fulminante, o desencanto hacia los Hijos de la Luz (como se hacían llamar los masones), lo habían apartado de la masonería, porque en 1913 (fecha de su muerte), seguro, ya no era integrante de ninguna logia. Aunque al respecto tendríamos presente, sin duda, otra leyenda similar, la de Mozart, él sí masón reconocido, sepultado en la fosa común en total desgracia financiera. ¿Cuándo veremos incluidos en las listas de masones ilustres mexicanos del siglo XIX a Posada y Antonio Vanegas?, manifestó Ricardo Morales López en su ponencia.

Añadió que los masones profesaban respeto al trabajo, el estudio y la ayuda mutua. “Con certeza, en 1888 algún miembro no sólo le franqueó al ilustrador aguascalentense la introducción laboral a las artes gráficas en México, o le dio una bienvenida excepcional. Otro masón, también miembro eventual de la Antigua y Mística Orden Rosa Cruz, logia Quetzalcóatl, asumió el deber de honrarlo: Diego Rivera.

“Según los registros de asistencia escudriñados por Carlos Ramos, entre 1907 y 1909, Posada asistió los viernes a las reuniones de la logia Toltecas número 14, rito San Juan o Escocés Antiguo y Aceptado, cerca de la calle Leandro Valle en el Centro Histórico.

“Esos registros son custodiados con celo absoluto, en un archivo particular, por más o menos cinco octogenarios integrantes del Supremo Consejo de las Tribus Masónicas del Mundo, Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Como una deferencia entre ellos le permitieron a Carlos revisarlos mas no fotografiarlos.

“¿Cuáles eran los requisitos de los aspirantes para integrarse en una logia? Tener un empleo honesto, solvencia pecuniaria, dar caridad, ser hombre libre, demostrar conducta moral intachable, contar con 21 años, comprender y practicar las enseñanzas de la institución, creer en la existencia de un Ser Supremo, no tener defecto físico o mutilación como para imposibilitarles tomar parte en los trabajos.

“El candidato debía pedir motu proprio la iniciación en la logia más próxima a su domicilio. En 1907 José Guadalupe Posada moraba en Cuadrante de Santa Catarina, a dos cuadras de la calle Leandro Valle, sede del templo de Toltecas, compartido por logias y ritos distintos”.

Respecto de las imágenes analizadas del grabador, Ricardo Morales señaló como rasgos asociados a los masones el sombrero bombín y la colocación de los brazos, entre otros.

Además de contener un peso moral, algunos símbolos masones, en tanto imágenes análogas útiles para la comunicación criptográfica, parten de la idea de la construcción de un templo. Los ejemplos más visibles son piso en damero, signos de cantería, calavera con dos huesos de canillas en equis (que desde el siglo XIV indicaba dónde estaba enterrado un masón) y abreviatura tripuntada, representado con el polisémico por excelencia número tres. ¿Posada colocó en algunos de sus grabados estos símbolos por razones temáticas o formales?, concluyó el investigador con esta y otras cuestiones que espera sean retomadas por sus colegas.