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El escritor Cees Noteboom habla en Buenos Aires con La Jornada sobre su nuevo libro

He vendido miles de libros, pero esa no era mi intención

En Cartas a Poseidón le dirige 23 misivas con preguntas directas, casi teológicas, humanísticas y cosas que quiero que sepa, comparte

Considera que a Notre Dame podría sucederle lo que al templo en Sicilia dedicado al dios que lo ocupa: Convertirse en cosa para turistas

Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 29 de abril de 2013, p. 8

Buenos Aires, 28 de abril.

He vendido miles de libros, pero esa no era mi intención, dice el escritor holandés Cees Noteboom, uno de los grandes escritores que asiste a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FILBU).

El narrador concedió una entrevista a La Jornada para hablar de su libro Cartas a Poseidón, el más reciente publicado en castellano por el sello Siruela, en el que ofrece al lector, una vez más, esa capacidad de observación del mundo que lo rodea. Son cartas en las que hace a Poseidón una serie de preguntas para las que no espera respuesta. Intercaladas en las misivas se encuentra una serie de textos que hablan de las cosas que ocurren en el mundo y que llaman su atención. Le cuenta a Poseidón lo que pasa en la tierra.

Noteboom habla castellano. Lo aprendí en la calle, dice durante la charla. Pero también habla, además de holandés, alemán, inglés y francés, así como griego y latín. Así, de pronto, la charla se ve salpicada de palabras inglesas y francesas. Del ruido del restaurante del hotel y de las pausas que hace para pedir que le lleven un café caliente.

Que Poseidón no me responda las cartas es triste, dice. “Está dividido en 23 cartas para él con preguntas directas casi teológicas, humanísticas y los otros textos son cosas que quiero que él sepa.

Fascinación juvenil

“Vivo en España unos tres meses al año para trabajar en una isla, alrededor de mí siempre está él. Pero además nosotros los holandeses vivimos oficialmente a seis metros bajo el nivel del mar, entonces hay algunas conexiones, pero siempre él me ha fascinado desde la juventud, desde los monjes que me han educado, desde Homero y la Odisea, todo eso, y él siempre tiene su papel de cruel venganza, y además por su vida sexual no ha sido muy ejemplar, y el máximo que las pobres mujeres han recibido por todos sus esfuerzos es la de ser un manantial o algo así como recompensa, y un hijo, más veces que nunca”.

Aquí he escrito cosas un poco raras. Ha sido un placer escribirlo, pero también ha sido difícil no escribir más páginas, porque pude haber continuado. Siempre hay un momento en el cual hay que acabar, pero he puesto todas las preguntas que he querido hacer.

–¿Se considera ateo o religioso?

–Ssssssssí, sí, pero con reservas. Todo esto lo más claro que he podido decirlo es en la última carta: ellos, los dioses, son una ficción, y nosotros quisimos crearlos a nuestra imagen y semejanza para formar parte de esa ficción. Cartas a Poseidón es un juego, un juego para escritores y dioses.

–¿Todas estas preguntas son las que le ha querido hacer a Dios?

–Como dice Wall Stevens: La muerte de un dios es la muerte de todos los dioses. He tomado a Poseidón por toda la idea de Dios.

“Los dioses clásicos eran un poco más fáciles que el nuestro. Si digo el nuestro es para indicar simplemtne la práctica actual, pero es claro que yo quiero decir sin ser partidario con algo. Podría ser que este dios que tenemos ahora también un día ya no será, porque uno ve en la isla de Sicilia un enorme templo de Poseidón que ahora es cosa para turistas, es un edificio magnífico, vacío, y esto podría pasar con Notre Dame.

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Cees Noteboom, uno de los grandes escritores que asiste a la FILBU, en la entrevistaFoto Ericka Montaño Garfias

Ya en Holanda es un problema que haya muchas iglesias vacías, en el norte de Europa mucho más que en el sur, y venden cosas, obras de arte, porque no se puede destruir los edificios. En Argentina no sé qué pase, o en México, pero acabo de estar en Colombia y las iglesias están llenas. En Holanda no del todo.

–¿Ya no se cree en ese Dios?

–A lo mejor. La gente hoy día cree en algo. Te dicen “sí, sí creo en algo, pero no a través de la Iglesia. Alguien los ha llamado algoístas, creen en algo, una fuerza.

–Entonces, ¿cree más en la literatura? ¿En qué género: poesía, ficción, periodismo?

–He hecho de todo en mi vida, de todo. Puedo hacer las cosas fáciles y decir que creo en todo y en nada, pero no. Soy curioso. El periodismo me interesa para tener ese connaissance du monde. Hay periodistas que tienen que reportar lo que pasa, pero hay otro periodismo que es el que hago yo: un poco alrededor, un poco por detrás, de lo que sucede.

Me gusta escribir ficción, ver lo esencial, pero el sábado pasado leí mis poemas en español durante 54 minutos en Bogotá, así que en este momento me siento poeta.

Cuando se trata de ficción escribe 500 palabras diarias, no más, para la poesía no hay una tarifa o un momento. “Si llega alguna línea, alguna idea hay que trabajarla, ahí no cuentan las horas. Nunca me he cansado de escribir, porque siempre soy curioso, veo siempre cosas. A mí me gusta viajar y me gusta escribir.

Sin la literatura no podría vivir, pero me he dado cuenta de que tengo amigos que nunca leen. Para sobrevivir, aparentemente la literatura no es del todo necesario. Bien se puede sobrevivir, pero yo no.

Los límites de la edad

–¿De viajar tampoco se cansa?

–Dependiendo de lo que sea viajar, por ejemplo ahora esto está bien, pero mi momento de este viaje será después de la conferencia de Santiago de Chile, porque alquilo un coche y me voy al desierto, a San Pedro de Atacama, sin obligaciones para nadie, completamente libre, sin pensar en entrevistas, conferencias, ni nada.

“He hecho lo que he querido y aún puedo, aunque a mi edad uno ve algunos límites; por ejemplo, puedo hacer todo en este continente en autobús, pero el vuelo siempre es cansado. Antes viajaba haciendo autostop; nunca he parado”.

Lamenta no haberse encontrado con el Nobel Coetzee, quien ha traducido poemas de Noteboom, porque mientras el holandés estaba en la ceremonia oficial, el sudafricano daba su conferencia en otro auditorio. “Hubo una confusión. No lo he encontrado. Quería darle este libro, Autorretrato del otro. No nos hemos encontrado.”

Por lo pronto su estancia en Buenos Aires continuó este viernes por la tarde en una mesa redonda sobre literatura holandesa, que se realizó en el Café Ámsterdam, ciudad invitada. Su periplo continuará en Montevideo y finalmente en el desierto de Atacama.