Espectáculos
Ver día anteriorViernes 26 de abril de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

La película guatemalteca se exhibió en el Festival de Cine Riviera Maya

Hasta el Sol tiene manchas, cinta pobre, con la riqueza de la libertad creativa

Más que un ejercicio artístico de bajísimo presupuesto, se trata de la única manera de producir filmes en mi país, aunque no sean tan accesibles al público, señala Julio Hernández Cordón

Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 26 de abril de 2013, p. a14

Playa del Carmen, 25 de abril.

Hasta el Sol tiene manchas es una cinta filmada en un tono amarillento; es lúdica y experimental, y cumple con la condición del cine de bajo presupuesto, según los parámetros de su director, Julio Hernández Cordón: Las cintas pobres tienen la riqueza de la libertad creativa.

Muestra a dos personajes: un chico con retraso mental que por las calles promueve el voto para un candidato presidencial, cuya promesa de campaña es que, si votan por él, Guatemala calificará para su primer Mundial de futbol. El otro es una grafitero que muestra mediante esta expresión su descontento y asaltando a transeúntes a pelotazos.

Más que un ejercicio artístico de bajísimo presupuesto, se trata de la única manera de producir películas en Guatemala, aunque no sean tan accesibles al público. La cinta es una añoranza. No tengo nada qué perder. De todos modos voy a producir con poco dinero. Me gustaría rodar como han hecho mis héroes, pero al analizar esas obras, sé que son presupuestos altos, que difícilmente tendré. Entonces, hago cine casero y me da la sensación de que tengo que disfrutar, como esas bandas de garage que uno tiene en la secundaria, en las que lo importante es tocar, estar con tus amigos y de pronto pensar que haces la gran maravilla, aunque hagas acordes desafinados, comenta Julio Hernández Cordón, de origen guatemalteco, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica de México.

Realizador de las cintas Las marimbas del infierno, Gasolina y Polvo, Hernández Cordón exhibió su trabajo en Playa del Carmen, en el contexto del Festival de Cine Riviera Maya.

Este trabajo, con intencionales actuaciones súper chafas y planas, es una crítica divertida sobre las frustraciones políticosociales que se viven en el país centroamericano. Difícilmente se distribuirá, pero la catarsis ahí está.

Sus locaciones son unos bien elaborados dibujos plasmados en una pared, que fueron filmados en un simple y llano plano máster. Es el montaje que el director hubiera tenido en el centro de la ciudad de Guatemala, pero por falta de dinero y logística (el tema de la policía en el país es muy complicado, asegura) se tuvieron que grabar de esa forma. Las creaciones, cuya hechura para cada una tardó cinco horas, se tenían que borrar, porque en el departamento que alquiló por una semana sólo existía un muro en el cual se podían efectuar.

Como sabía que no había dinero, se trató de ponerle cabeza a la cuestión estética, afirma.

Foto
Julio Hernández Cordón, en entrevista

La génesis de la historia es la siguiente: Para una elección presidencial, las paredes del centro de la ciudad cambiaban de color cada dos días. Primero, los grafiteros pintaban sus dibujos, pero al día siguiente, los de la campaña política de Manuel Antonio Baldizón (empresario guatemalteco), los pintaban, lo que ocasionaba que los gafiteros volvieran a pintar sobre la propaganda. Así pasaron seis meses. Una pared cambiaba de color cada dos días y eso fue lo que me inspiró para esta historia. Pero al darme cuenta de que no tenía presupuesto y que no podía grabar en locaciones reales (no quería problemas con la policía), tuve que hacerlo de esta forma.

Abunda: “Hablé con un amigo, un artista contemporáneo. Tomamos fotos de las fachadas del centro de la ciudad de Guatemala que me interesaban y que él podía pintar. Por eso, más bien hice una cinta para mí con apoyo de otros amigos. Hice la película pensando en pasarla bien, y donde pudiera agregar textos que me acompañan desde hace tiempo (Como Opio: diario de una desintoxicación, de Jean Cocteau, quien dedica el libro a Jean Desbordes, y en cuyo texto se expresa una frase de la cual se tomó el título del filme)”.

Al inicio de la cinta se ven imágenes de archivo de hace más de 50 años, de cuando había bonanza en el país debido a la industria bananera, pero también de parte de la revolución en Guatemala, en la década de los 40.

Este personaje presidencial, Baldizón, es un millonario que entre sus propuestas de campaña prometió que Guatemala llegaría a su primer Mundial. Quedó en segundo lugar, y es factible que quede en la siguiente campaña. Ha participado en cinco elecciones. Eso detonó que yo usara ese material de archivo. Me parece triste que hace 55 años en Guatemala los jóvenes hicieron una Revolución con propuestas y discursos fuertes, y que ahora no haya nada, comenta Hernández.

El mismo equipo de trabajo técnico fue su elenco actoral. Entonces las actuaciones son chafas y planas, pero esa era la intención.

Obviamente, Hasta el Sol tiene manchas no es una cinta comercial, no pasa nada si la textura de la actuación es chafa. Mi intención fue provocar, porque en Guatemala mis colegas quieren hacer cine como en Hollywood y son copias malas. Quería hacer esto como si nunca hubiera estudiado cine, lo que molesta a mis colegas de allá. De todos modos, si hago una de 10 millones no significa que gustará.