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Nadie nos enseña cómo asimilar el éxito y muchos caen en desgracia, señaló el ex taekwondoísta

Muertes de Soraya y Noé, historias que no deben repetirse: Estrada

Ella atrajo muchas sanguijuelas en su vida

Las medallas olímpicas son una tentación de dinero, dijo el ganador de bronce

Joel Sánchez propone ayuda médica y sicológica en el gremio

 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de marzo de 2013, p. a13

Dos medallistas olímpicos de Sydney 2000, Víctor Estrada y Joel Sánchez, coincidieron en señalar que la muerte de Soraya Jiménez y Noé Hernández debe invitar a la reflexión, para que estas dos historias trágicas no se repitan y sirvan a las nuevas generaciones para saber lo que debe hacerse y no cuando se alcanza el triunfo deportivo.

Todos te preparan para ganar, técnica, física y mentalmente, a conocer la derrota y el fracaso, pero nadie nos enseña cómo asimilar el éxito, admite Estrada, quien, destaca que no todos los que conquistan preseas en justas veraniegas caen en desgracia o mueren trágicamente.

Eso depende de los valores aprendidos en el núcleo familiar y también de la educación formal, como terminar una carrera profesional, dice el ex taekwondoísta y contador público, porque el deporte es efímero y la medalla no te debe dar bequitas, la presea se cuelga en la pared, se guarda en casa y a seguirse preparando para ser una persona de provecho.

Al referirse a Soraya y Noé, con quienes compartió la euforia de las cinco medallas olímpicas que se obtuvieron en Sydney 2000, al lado de Fernando Platas y Cristian Bejarano, el ahora diputado del Partido Nueva Alianza en el estado de México manifestó que más allá del logro deportivo, aquéllos no tuvieron la orientación adecuada y por eso cayeron en situaciones lamentables.

“La medalla olímpica es una tentación económica. Te abre puertas, te da poder, todos se cuelgan de ella, desde los políticos, directivos, patrocinadores y personas que dicen ser tus amigos.

“En los años recientes, Soraya fue una mujer a quien le costó mucho trabajo sobreponerse a las adversidades. Hay medallas que ayudan a la gente y otras que pesan: Ser la primera mujer de la historia de México campeona olímpica significó una carga insostenible.

Estas preseas acarrean y atraen famosas sanguijuelas, eso le pasó mucho a Soraya en su vida. Al final le costó salir adelante, pero encontró la paz y tranquilidad que ella buscaba, se metió al budismo, indicó.

–¿Cómo le hizo usted para no caer en excesos debido a la fama?

–Hubo dos factores que marcaron mi vida. Por un lado, no haber ganado la medalla de oro cuando era el superfavorito. Llegaba invicto y con todos los títulos del orbe a Sydney. Nos quedamos con el bronce y eso me ayudó mucho. Fue una sensación agridulce y quizá eso me mantuvo con los pies en el suelo.

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Cuando eres medallista todo mundo te trata de maravilla, dijo el ahora diputadoFoto Jam Media

“Por otro lado, estaba mi familia. Mi madre jamás dejó de aconsejarme y de insistir en que tenía que cuidarme, que no anduviera en fiestas, borracho o haciendo cosas indebidas, porque era una figura pública y ejemplo para niños y jóvenes.

Estrada no se deslumbró por la medalla. Sabía que las cosas cambiarían: “Todo mundo te trata de maravilla, te ven galán, guapo, te dan dinero, los patrocinios llegan en cascada, las clínicas (conferencias que les pagan), el respaldo de CIMA.

Todos se cuelgan de la presea ¡guau! Ahí es donde empiezas a perder la dimensión de las cosas. De gente que se aprovecha. Eso lo evité. La enseñanza que me dejan las muertes de Noé y Soraya es no hacer tonterías que den al traste con mi vida personal.

Otro ganador de presea en Sydney, el ex marchista Joel Sánchez, consideró que el tema es crítico y se se trató desde que Soraya y Noé vivían.

Ahora que fallecieron en menos de tres meses y jóvenes, debe ponerse más énfasis en el asunto con Daniel Aceves en la asociación de medallistas, a fin de realizar mesas de trabajo y buscar asesoría médica y sicológica para evitar desgracias como las de esos compañeros, señaló.

Reveló que en varias ocasiones platicó con Noé. El subcampeón olímpico no lo tomó en serio y por más que “Carlos Mercenario también intentaba ayudarlo, la vida personal del Chivo se fue deteriorando”.

Murió en enero pasado, tras ser baleado en un bar a finales de 2012, en Texcoco.

En el caso de Soraya también había hablado del asunto con Jesús Mena y Platas, así como de otros medallistas que tienen detalles que deben corregir, pero somos individuos aislados y ni los que han ganado preseas recientes han querido entender que de la fama y el éxito no se debe vivir, puntualizó el director ejecutivo de salud y bienestar social de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina.