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Penultimátum

Debacle de la industria porno en EU

C

uando la economía pasaba hace cuatro años por su peor momento, Larry Flynt, editor de la revista para adultos Hustler, y Joe Francis, creador de la franquicia Girls Gone Wild, pidieron al Congreso de Estados Unidos 5 mil millones de dólares para ayudar a la industria porno a sortear la crisis. Aseguraron que el gobierno de su país debía apoyar activamente la supervivencia y crecimiento de la industria para adultos, tal como auxilia a otros rubros apreciados por los estadunidenses

Según Flynt y Francis, sus negocios no estaban al borde del abismo como tantos bancos mal manejados por la irresponsabilidad y corrupción de sus directivos. Pero como la pornografía era un aliciente que la nación entera necesita en momentos en que todo pinta mal, el Congreso debía rejuvenecer el apetito sexual de América. En medio de esta miseria económica y con la gente perdiendo su dinero, el sexo es en la última cosa en la que se piensa, lo cual es muy poco saludable.

La crisis financiera mundial no era el único enemigo de esta industria que mueve casi 14 mil millones de dólares anuales. Mientras en 2008 las ventas de dvd para adultos cayeron 22 por ciento en Estados Unidos, el número de quienes allí utilizan Internet en busca de webs porno sumaba al mes 75 millones. Hoy son 81. La competencia verdadera son ya los sitios gratuitos dedicados a la difusión de pornografía. El más popular en Internet no cuesta, mientras el de la productora más grande de la industria porno ocupa el lugar 5 mil.

Además, existe una nueva tendencia, fruto del hartazgo de ver en películas XXX las mismas mujeres exageradamente voluptuosas y de cuerpos casi perfectos, muy alejados del promedio. Ahora son personas comunes y corrientes las que generan y satisfacen la demanda de pornografía a través de los sitios gratuitos que imitan la plataforma que usa You Tube para videos.

Los sexólogos explican que el éxito de las escenas amateur, más reales, se debe a que en ellas se descubre fielmente cómo son las relaciones sexuales entre las personas. Por eso, agregan, las sesiones maratónicas y los orgasmos interminables dejan poco a poco de ser algo atractivo, abriendo paso al material casero, más real, y al que se accede gratuitamente.

Y muy distinto al del publicista Ira Isaacs (57 años), enjuiciado por obscenidad en Los Ángeles. Producía y vendía películas sobre bestialismo y relaciones sexuales que involucran orina, materia fecal y violencia contra las mujeres; para él, este material no es obsceno, sino expresión extrema de arte.

Isaacs se describe como un artista de choque que produce películas sexuales porque quiere realizar algo extremo. Peleo por el arte, reclamó ante el juez, pero no le creyó y le impuso cuatro años de cárcel. Anda libre tras pagar elevada fianza.