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Esa corriente pictórica lleva la experiencia visual al extremo, dijo el director del recinto

Por primera vez, el Museo Thyssen Bornemisza exhibe 66 obras de los genios del hiperrealismo
Foto
Serina, 1972, óleo de John Kacere incluido en la muestraFoto Louis K. Meisel
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 22 de marzo de 2013, p. 5

Madrid, 21 de marzo.

Las representaciones figurativas de la vida cotidiana, del mundo del consumo, de los medios de comunicación y de la publicidad que se denominaron movimiento hiperrealista tuvieron su auge a finales de los años 70 del siglo pasado en Estados Unidos, cuando surgieron los que hoy día son considerados los grandes maestros de este género o movimiento pictórico.

Por primera vez, el Museo Thyssen Bornemiza de Madrid reúne 66 obras de genios del hiperrealismo en una exposición que incluye obras recientes y de artistas en activo, como Roberto Bernardi, Ben Johnson o Robert Neffson.

Esa corriente surgió cuando agonizaba la veneración por la cultura y el arte pop, con la pretensión de hallar una vía de expresión y de comprensión al vasallaje de la vida moderna, con sus luces neón, marcas multicolores y la veneración ciega al consumo frenético.

Los críticos más puristas denostaron esas expresiones artísticas, pues afirmaban que el fotorrealismo no es un arte, sino puro virtuosismo copista o que se trata de la precisión de una mímesis realista, es decir, de una mera imagen en negativo de la realidad.

Incluso se decía que era un fenómeno artístico antintelectual, conservador y reaccionario.

Sin embargo, con el tiempo y las grandes aportaciones de sus defensores, el hiperrealismo se ganó un sitio en los museos y entre los historiadores del arte, pues entendieron que se trataba de una forma innovadora de representar un mundo nuevo, enigmático e impredecible. O, simplemente, acordaron que estábamos frente a un arte popular de nuestro tiempo.

Movimiento vigente y vigoroso

La exposición Hiperrealismo 1967-2012, que se inaugura en el museo madrileño, es interesante porque, además de reunir obras de artistas estadunidenses, como Richard Estes, John Baeder, Tom Blackwell, Don Eddy, Ralph Goings o Chuch Close, incorpora europeos con los que traza la continuidad y la expansión al viejo continente de este movimiento, que lo desarrolló, pero desde una perspectiva más clasicista.

Queda patente que el hiperrealismo, desde su origen hace 40 años, sigue vigente y vigoroso entre algunos artistas.

La muestra es organizada por el Instituto para el Intercambio Cultural de Alemania y viene de la Kunsthalle de Tubinga, para después viajar a Birmingham y otras ciudades europeas.

El hiperrealismo lleva la experiencia visual al extremo. Trabaja a través de la fotografía y simula la nitidez de este medio, incluso cuando es abordada con medios muy artesanales. Lo que vemos no es sólo lo que es. Hay una dimensión metalingüística y reflexiva, así como una densidad más intelectual que la citada por las críticas, explicó Guillermo Solana, director del museo.

La exposición Hiperrealismo 1967-2012, en el Museo Thyssen Bornemisza, en Madrid, concluirá el 9 de junio.