Opinión
Ver día anteriorMiércoles 13 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Isocronías

Fiestas tonaltecas

S

e llaman Elena Venegas y Teresa Figueroa. Son del todo distintas, una blanca y espigada, la otra morena y rolliza, una tonalteca de cepa y la otra que gusta de calificarse a sí misma como migrante: de origen nahua, ha vivido en Michoacán, Veracruz, Oaxaca… Algo las hermana, su entusiasmo, por no decir pasión, por la cultura, muy en particular, aunque no únicamente, la tradicional del municipio de Tonalá, Jalisco, que aparte de la cabecera incluye varias delegaciones.

Es la hora del desayuno y estamos en el hotel Santo Santiago, patrono, por lo demás de esta población que ahora se promueve como ciudad metropolitana (lo es), pero que aún conserva mucho de lo que ahora se denomina pueblo mágico.

Elena es la directora municipal de cultura y Teresa de bibliotecas, pero ambas están insertas en el medio desde la perspectiva familiar. Venegas con un taller de artesanía que últimamente tiende hacia lo contemporáneo, Figueroa con un sorprendente vivero cercano al centro de la comunidad que es a la vez un centro cultural donde se programan talleres de iniciación artística entre otras actividades.

No se puede decir que se quiten la palabra pero sí, y en un muy buen sentido, que se les llena la boca cuando hablan de las muchas fiestas de la municipalidad, desde las pastorelas, que han pasado de padres a hijos desde tiempos muy lejanos, el primero de enero de cada año, hasta las Cruces de Tonalá, del 30 de abril al 15 de mayo, fechas en que se adornan las cruces de las diversas capillas que generalmente están junto a un pozo de agua, pasando por el Día del Mestizaje, que dura tres, del 22 al 25 de marzo, en que se representa la Jugada de los Tastuanes (palabra probablemente derivada de tlatoani), donde los latigazos no son de juego, y el Viacrucis viviente en las calles centrales del municipio.

Su muy animada charla llega a la exaltación cuando se refieren al 23 de febrero, con quema de castillos y fuegos artificiales en la plaza principal de Coyula, en honor del Santo Niño de los Cohetitos, ocasión en que arden, al mismo tiempo, más de 15 castillos tácitamente en competencia. Y hay mujeres coheteras. Una de ellas, hecho aceptado por sus contrincantes masculinos, ciertamente la mejor de los participantes en este año.

Faltan desde luego otras celebraciones, como la de los Viejos de Martes de Carnaval, que bailan al son del mariachi, o la noche de vela para el Tejido de Palma, que se remoja convenientemente; las danzas en el cerro de la Reina…

Modos, ultimadamente, de resistencia a la estandarización.