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La aplicación perversa del fondo de aportaciones a la educación, otra causa

La doble negociación salarial con el magisterio quebranta finanzas de estados

Las entidades deben cumplir más prestaciones con recursos propios y eso las afecta: José Trujillo

 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de marzo de 2013, p. 18

La doble negociación salarial con el gremio magisterial y una aplicación perversa del Fondo de Aportaciones a la Educación Básica y Normal (FAEB) son dos de los factores más relevantes de la crisis financiera que afecta a muchos estados, afirmó José Raúl Trujillo, experto en gestión administrativa y ex asesor del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (Conaedu) en materia de financiamiento al sector educativo.

En entrevista con La Jornada, destacó que en promedio entre 20 y 27 por ciento de los recursos federales recibidos por las entidades provienen del FAEB, y 95 por ciento del presupuesto de ese fondo se destina al pago de nómina de los maestros, de cuya inversión al menos uno por ciento debe ser retenido para el pago de cuotas al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Durante los dos sexenios panistas, explicó el autor de la investigación El impacto deficitario en los erarios estatales de México por la aplicación de la fórmula FAEB (2008-2012) y sus tendencias al 2020, simplemente se perdió la rectoría que marcaba la Secretaría de Educación Pública (SEP) en la “doble negociación que se aplicó en el país desde 1992 cuando se suscribió el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y Normal.

“De un día para otro las entidades nos convertimos en patrones sustitutos –dijo–, pero aún en el régimen del presidente Ernesto Zedillo se estableció un marco nacional para las negociaciones en los estados, donde la SEP nos decía: ‘como entidad puedes incrementar tal o cual prestación, pero esta otra ya no’. El objetivo era alcanzar una homologación en las condiciones de trabajo entre maestros federalizados y estatales”.

Con ese marco, los gobernadores se sentaban con sus respectivas secciones sindicales y negociaban aplicar tal o cual prestación, pero siempre hubo un apoyo financiero desde la Federación. Este esquema se trastocó en 2001, cuando llegaron los gobiernos panistas y simplemente hubo un vacío, que supo aprovechar el SNTE y establecer sus condiciones de negociación.

De esta forma, cuando los gobernadores se sentían muy presionados o convenía a sus intereses políticos tener en paz a sus maestros, aceptaban nuevas prestaciones, pero sin ningún respaldo del gobierno central. Y hoy, cada entidad debe hacerle frente a esa inversión usando recursos estatales, lo que afecta a otros rubros sociales, como salud o educación.

Prestaciones y aguinaldo

La doble mesa de acuerdo salarial, que se inició como un proceso para homologar prestaciones, como días de aguinaldo y prestaciones, se convirtió en una larga lista de rubros que cada entidad debe cubrir, aunque sólo obtengan, en promedio, 8 por ciento de recursos autogenerados.

La fórmula para distribuir el FAEB aprobada en 2008, explicó, tuvo un objetivo positivo, que era transparentar el uso de estos recursos, pero los parámetros que se emplearon fueron regresivos.

La meta que se fijaron las administraciones panistas, agregó, fue homologar el gasto por alumno a nivel nacional, como si la inversión para atender a un alumno de primaria indígena rural fuera igual a la requerida por un menor urbano. Con esta visión se castigó a las entidades de mayor nivel de marginación y pobreza, a quienes llegó menos inversión.

De acuerdo con la fómula FAEB, cada entidad recibirá recursos de acuerdo con cuatro factores: gasto federal inferior al promedio (20 por ciento), matrícula estatal de educación básica (50 por ciento), calidad educativa (10 por ciento) y gasto estatal en educación básica (20 por ciento).

En entrevistas por separado, secretarios seccionales del gremio magisterial, quienes solicitaron el anonimato, señalaron que aún tenemos la esperanza de que se reconsidere no cancelar la segunda etapa de la negociación salarial, pues de ella dependen muchos de los estímulos al desempeño profesional.

Las prestaciones que se obtienen a nivel estatal, aseguraron, forman parte considerable de los ingresos promedio de los maestros de base, y si ahora debemos afrontar la aplicación de la reforma educativa, y además la posible disminución de nuestros ingresos, habrá un impacto emocional y sicológico en el docente.