Opinión
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Penultimátum

Censura disfrazada

N

azim Hikmet (Salónica, 1902-Moscú, 1963) es considerado el más grande poeta turco. También sobresale por sus novelas y obras de teatro. Militante de izquierda, fue perseguido por el gobierno de su país, que lo encarceló por 20 años. Tras su liberación, en 1950, vivió en el exilio hasta su muerte. En cumplimiento de un acuerdo del parlamento turco, la edición y comercialización de sus libros ya no es delito. Un sello oficial certifica, por ejemplo, que La ciudad que perdió la voz, Telegrama nocturno y Duro oficio el exilio, uno de sus más divulgados, se venden legalmente. El acuerdo levantó también la prohibición que pesaba sobre mil obras, entre las que sobresalen las de Marx y Engels, y hasta un Atlas de National Geographic.

Leves signos de apertura que contrastan con la supervisión de las películas y series de televisión locales o producidas en el extranjero. En la tarea de impedir que las personas vean lo que, a juicio de los censores, no les conviene, en diciembre pasado se multó con 90 mil dólares al canal que transmite la serie animada Los Simpson. La causa: en uno de los episodios Dios aparecía sirviéndole un café al mismísimo Diablo. El Consejo Audiovisual sostuvo que se trató de una burla y abordar con suma ligereza temas religiosos. En este caso del Islam, practicado por la mayoría de habitantes de Turquía.

En un país vecino, Irán, las autoridades recurrieron a otro tipo de censura: manipular la imagen de Michelle Obama cuando anunció desde la Casa Blanca que el Óscar a la mejor película era para Argo. La señora Obama lució un vestido brillante de color gris sin mangas y con discreto escote, diseño del hindú Naeem Khan. Por medio de un burdo Photoshop los censores cubrieron el escote y los brazos. Para el gobierno de los ayatolas Argo es una burda distorsión histórica pura propaganda antiraní. Publicidad gratuita que aumentó la demanda del filme en Internet y mercados locales.

También en México hay censura disfrazada de protección a los menores. La sicóloga Cecilia Hernández fue despedida en noviembre del año pasado del Colegio Lomas Hill. Por votación de los alumnos de segundo de secundaria, a los que impartía la clase de formación cívica y ética, les exhibió la película Milk, para abordar el tema de la homosexualidad y la intolerancia.

La cesaron por ser una película para mayores de 15 años y no pedir autorización de la directiva del colegio. La maestra llevó su caso ante el Consejo Nacional de Prevención contra la Discriminación, que falló en su favor. Además, a través de la ONG Change.org juntó ya más de 85 mil firmas exigiendo que el Lomas Hills se disculpe públicamente por su intolerancia en el tema homosexual. Según la directora del colegio, Milk le quitó la inocencia a su hija y pervirtió a otros bebés… de 14 años.