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La crítica de arte disertó sobre ese tema en la Noche de Museos en el Soumaya Plaza Carso

El surrealismo está en la conciencia humana y se distingue por su violencia y lucidez: Tibol
 
Periódico La Jornada
Viernes 1º de marzo de 2013, p. 5

El surrealismo es una actitud, como bien lo dijo André Breton en diversas oportunidades y como lo repitió Luis Buñuel. Es algo que está en la conciencia del ser humano, lo enuncie como tal o no lo enuncie, y esa es su gran aportación. Por eso, Breton pudo decir que en el Movimiento del 68 en París el surrealismo estuvo presente. También está presente en el movimiento #Yo soy 132, por qué no, y está presente en la aprehensión de Elba Esther Gordillo, expresó la crítica de arte Raquel Tibol al participar el miércoles 27 en la Noche de Museos que organizó el Museo Soumaya Plaza Carso con el tema del surrealismo.

En su conferencia ¿Qué es el surrealismo?, la periodista y escritora recordó que desde su fundación, en 1919, este movimiento se distingue por su violencia y lucidez. Es uno de los movimientos que surgen a causa de la desesperación y la irracionalidad producidas por la Primera Guerra Mundial. El surrealismo impugna las buenas conciencias europeas.

La Jornada preguntó sobre la vigencia del este movimiento en la actualidad, Tibol contestó que dada la situación anárquica que priva en la producción estética, podríamos encontrar por aquí, por allá, muchos elementos surrealistas, no voluntarios, sino involuntarios.

En cuanto a las exposiciones, señaló que la obligación de los museos de tener una línea de trabajo abierta, evidentemente, no cerrada, no autoritaria, pero sí tener un sentido de selección. No se puede degradar a los museos al exponer cualquier porquería y estamos llenos de porquerías que hablan de arte tal, de arte cual, y al fin se quedan con un arte del pasado como es el de Jorge Marín o de su hermano.

No obstante, a diferencia del arte del pasado que miraba hacia la gente, digamos, un José Chávez Morado, o ahora podríamos hablar de Rogelio Naranjo o podríamos seguir hablando de José Guadalupe, quien se sumergía en el pueblo, los actuales artistas, fuera de algunas pocas excepciones, le voltean la cara, la mirada, el espíritu.

Remedios Varo, gran surrealista

Respecto de la existencia de un parámetro para decir que un artista es surrealista, Tibol dijo que eso también depende del criterio y el gusto personal. Por ejemplo, “hay muy poca obra de Leonora Carrington que me guste y sobre todo esos horrores de esculturas que manda hacer Masri, el que fue su mecenas en los últimos años. Son realmente espantosas esas ampliaciones sacadas a veces de un dibujo chiquito.

Pero tiene una obra absolutamente surrealista, notable, y es la que hizo para la sala de etnografía maya, que durante un tiempo la despreciaron en el Museo Nacional de Antropología y la mandaron a un museo de Tabasco. Cuando la vi en un museo que no le correspondía, protesté tanto ante Antropología que la rescataron, y hoy por hoy la consideran una de las piezas maestras.

La ponente llamó a Remedios Varo una grandísima artista, con una invención de un lenguaje personal que va desde la ensoñación a lo que es un surrealismo efectivo, que está dentro, porque ella entra al surrealismo desde joven cuando crean grupos con Esteban Francés en España y hacen un arte cercano al surrealismo. Pero realmente, cuando se une a Walter Gruen y dedica todo su tiempo a ser una gran pintora, se vuelve una gran surrealista.