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La noche del lunes se fue a dormir y ya no despertó; un paro respiratorio se lo llevó

Murió Joaquín Cordero, uno de los actores más polifacéticos de México

Hizo más de 130 películas, en las que interpretó papeles de malo, de bueno; fue sacerdote, boxeador, sicópata, mafioso...

Un actor no debe perseguir la fama ni el dinero; eso llega luego de trabajar duro, dijo en 2008 al recibir la medalla de la Filmoteca de la UNAM

Foto
En una escena de la cinta El derecho a la vida
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de febrero de 2013, p. 8

Hace unos días se decía que Joaquín Cordero, uno de los más emblemáticos actores mexicanos –quien formó parte de la llamada época de oro del cine nacional–, se recuperaba de una embolia en un hospital de la ciudad de México. Poco después se explicó que un cuadro de depresión lo había llevado a la cama. Lo cierto es que, tras la muerte de su esposa, Alma Guzmán, en julio de 2012, su salud se fue deteriorando hasta que ayer martes la Asociación Nacional de Actores (ANDA) informó del deceso del histrión, uno de más polifacéticos de nuestro país.

Joaquín Cordero se fue a dormir la noche del lunes y ya no despertó: un paro respiratorio se lo llevó, pero se quedarán sus más de 130 participaciones, de protagonista y coprotagonista, en sus películas, así como su extensa trayectoria en telenovelas y obras de teatro.

El actor hizo papeles de malo, de bueno... se le pudo observar en excelsas actuaciones como sacerdote, luchador, boxeador, sicópata, mafioso. También actuó de vaquero, médico y mal hijo...

De acuerdo con los primeros reportes, Cordero pasó sus últimos días tranquilo en su residencia, rodeado de sus seres queridos, quienes dijeron que no sufrió dolor físico alguno. Sus restos fueron velados ayer en la funeraria Gayosso de la avenida Félix Cuevas.

Se le recuerda en filmes como Pepe el Toro y Las huerfanitas, por la que recibió en 1951 el premio Ariel a la mejor coactuación masculina. La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, que entrega este premio y de la cual era miembro honorario, lamentó su deceso.

Responsabilidad de comunicarse con el público

Un actor no debe perseguir la fama ni el dinero. Eso llega luego de trabajar duro. Para vivir de la actuación hay que adentrarse en el oficio, porque no es una carrera común y corriente, pues trae consigo la responsabilidad de comunicarse con el público, con el pueblo, dijo Cordero en 2008 en su mensaje (como lo consignó La Jornada) en el festival de cortometrajes Expresión en Corto, que ese año le rindió un homenaje, en Guanajuato.

En esa ocasión fue distinguido con la medalla de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Puso de pie al público, que lo ovacionó durante varios minutos. En agradecimiento, se hincó en el foro, escena inolvidable para muchos.

También en 2012 el actor recibió un homenaje de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) por 75 años de trayectoria. Se le entregó una medalla instituida con su nombre.

Durante su carrera, Cordero actuó al lado de figuras de la cinematografía nacional como Pedro Armendáriz y Pedro Infante (hay que recordar Pepe el Toro) y recibió varios reconocimientos, entre ellos uno muy raro de la Academia Mexicana del Tango, AC, Gastón Martínez Matiella.

Cordero seguía vigente gracias a su participación en la pantalla chica, en la que mostró sus tablas.

Según la semblanza de la ANDA, nació en Puebla e intentó cursar la carrera de jurisprudencia en la Escuela Libre de Derecho, pero en 1946 se decidió por la actuación.

Estudioso de latín, griego y filosofía escolástica, debutó profesionalmente al lado de Mario Moreno Cantinflas en la película A volar joven (1947), aunque hizo de extra a mediados de los años 40 en las cintas El corsario negro y La rebelión de los fantasmas.

También trabajó en radionovelas e incursionó en el canto, incluso llegó a grabar dos discos; además fue pionero de los teleteatros junto con Manolo Fábregas y Fernando Soler. Después de su buen trabajo en títulos como Comisario en turno y El gran campeón, ambos en 1949, obtuvo su primer participación importante en la pantalla grande en Las dos huerfanitas.

A mediados de la década de los años 50 apareció en producciones como Las tres alegres comadres, El río y la muerte, Sucedió en México y La reina del cielo. Ya en la década de 1960 participó en Qué padre tan padre, Santo contra Cerebro del Mal, Campeón del barrio, Los tres mosqueteros de Dios y Patsy, mi amor.

Participó en otros filmes como Papá en onda, Eva y Darío, La justicia tiene 12 años, Fieras contra fieras, Braceras y mojados, Conexión criminal, El sexenio de la muerte y Padres culpables. Su desempeño en teatro se inició en 1949 con la puesta en escena Llega un inspector. En la década de los 80 participó en obras como Estos jóvenes de ahora, Boeing boeing, La pareja dispareja, Burbujas de champagne y Sangre de artista.

En televisión, Cordero hizo múltiples melodramas, entre los que destacan Mi amor frente al pasado, La herencia, Historia de un cobarde, La duda, Pequeñeces y Ha llegado una intrusa.

Esas participaciones se agregan Barata de primavera, Ardiente secreto, Eclipse, Cómo duele callar, Amor en silencio, Amor de nadie, Baila conmigo, Los parientes pobres, La paloma y Por tu amor.

En 2000 siguió su paso por latelevisión en culebrones como Carita de ángel, Mi destino eres tú y Abrázame muy fuerte, un año después en Sin pecado concebido. En 2002 siguieron Entre el amor y el odio y Vivan los niños.

En agosto de 2005 el actor mexicano se sometió a una operación debido a una hernia en la ingle, tras lo cual se mantuvo alejado por algún tiempo del medio del espectáculo.

En 2007 regresó a escena con Destilando amor. Un año después participó en Fuego en la sangre.

Afectado por la viudez y agobiado por la soledad, Joaquín Cordero en enero decidió vivir en la Casa del Actor de la ANDA, donde era huésped distinguido. Pocos días después sus hijos se lo llevaron al lugar donde pasó sus últimos días.