Editorial
Ver día anteriorDomingo 17 de febrero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ecuador, a las urnas
E

n las elecciones presidenciales y legislativas que se realizan hoy en Ecuador se da casi por sentado una victoria del actual mandatario, Rafael Correa, quien llega a la cita comicial con un elevado nivel de aceptación, de alrededor de 80 por ciento, y con una intención de voto de entre 48 y 61 por ciento, según diversos sondeos. En tal escenario, y frente a una oposición que luce atomizada y debilitada –además de Correa se postulan seis personajes, entre los que se encuentran viejos aliados presidenciales, como el ex ministro Alberto Acosta, y representantes de la elite económica ecuatoriana, como el banquero Guillermo Lasso–, la verdadera incógnita es si el actual mandatario logrará eludir la segunda vuelta electoral y si su partido, Alianza País, alcanzará la mayoría absoluta en la Asamblea (Poder Legislativo).

La perspectiva de una continuidad en el proyecto político que ha dirigido el destino de Ecuador en los últimos seis años se explica en función de los resultados obtenidos por la gestión de Correa: la pobreza ha descendido en casi 30 por ciento desde 2006, el desempleo se ubica por debajo de 5 por ciento y la economía del país andino ha registrado tasas de crecimiento de 8 por ciento en 2011 y de 5 por ciento en 2012.

En el plano político, la propia realización de estos comicios presidenciales constituye un indicador de los niveles de estabilidad y normalidad democrática e institucional que ha alcanzado ese país, el cual, hasta antes de la llegada de Correa al Palacio de Carondelet, vivió en una prolongada crisis política que se expresó con el arribo al poder de 10 gobernantes en una década y con el derrocamiento de tres de ellos: Abdalá Bucaram, en febrero de 1997; Jamil Mahuad, en enero de 2000, y Lucio Gutiérrez, en abril de 2005.

Tal estabilidad, no obstante, se ha visto amenazada por episodios como la intentona golpista de septiembre de 2010 bajo la fachada de una revuelta policiaca, y por el sistemático acoso de grupos empresariaes y mediáticos en contra del proyecto político-económico del mandatario. En lo interno, Correa ha debido enfrentar rupturas con actores políticos importantes dentro de la izquierda ecuatoriana, como el mencionado Alberto Acosta, antiguo ideólogo de la revolución ciudadana, y la de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador. En lo externo, el gobierno de Quito ha debido enfrentar la hostilidad de Washington y sus aliados regionales ante los intentos de gobiernos progresistas de la región –Bolivia, Venezuela y el propio Ecuador– para consolidar un bloque regional que haga contrapeso a los intereses hegemónicos estadunidenses, e incluso tuvo que padecer una agresión militar –la perpetrada en Sucumbíos por el ejército colombiano, en marzo de 2008– en la que pudo observarse la participación estadunidense. A dicha hostilidad internacional ha de sumarse la que se generó a partir del apoyo brindado por la embajada ecuatoriana en Londres al fundador de Wikileaks, Julian Asssange.

En suma, a reserva de conocer los resultados que arrojen los comicios de hoy, da la impresión de que el mayor reto para Ecuador de cara a los mismos es consolidar los avances y la estabilidad conseguidos por ese país en los años recientes en el ámbito político, económico, institucional, así como en su nueva proyección como actor protagónico en la región y en el mundo. Cabe esperar que la nación andina lo consiga y que, tras la cita electoral de hoy, pueda salir fortalecida.