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El próximo Papa debe ser distinto, considera el teólogo brasileño

Ratzinger, pontífice frustrado; fue un alivio su renuncia, dice Leonardo Boff
 
Periódico La Jornada
Sábado 16 de febrero de 2013, p. 21

Río de Janeiro, 15 de febrero. El teólogo brasileño Leonardo Boff sostuvo hoy que el próximo Papa debe tener un perfil distinto al de Benedicto XVI, quien, a su juicio, fue un pontífice frustrado, que intentó reducir la Iglesia a un museo de antigüedades.

En una entrevista que publica hoy el diario Folha de Sao Paulo, el ex fraile franciscano, quien abandonó la Iglesia católica en 1992, tras fricciones sucesivas con Joseph Ratzinger, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, afirmó que se sintió aliviado por el anuncio de renuncia del pontífice.

Me sentí aliviado porque la Iglesia está sin un liderazgo que genere esperanza y ánimo. Necesitamos otro perfil de papa, más pastor que profesor, expresó.

Para Boff, uno de los principales exponentes de la teología de la liberación, Benedicto XVI fue un eminente teólogo y un papa frustrado, que intentó reducir la Iglesia a un museo de antigüedades.

Museo de antigüedades

Reintrodujo el latín en la misa, eligió vestimentas renacentistas, mantuvo hábitos palaciegos para los que iban a comulgar. Ofrecía primero el anillo papal para que fuera besado y luego daba la hostia, algo que ya no se hacía”, argumentó.

Según el teólogo, pese a que se reveló autoritario, al anunciar su renuncia Benedicto XVI demostró que no era apegado al cargo.

Boff aseveró que sintió pena por Ratzinger cuando fue electo Papa: por lo que yo conocía de él, especialmente por su timidez, me imaginaba el esfuerzo que tenía que hacer para saludar al pueblo, abrazar a las personas, besar a niños.

El ex fraile brasileño sostuvo una larga y conturbada relación con el Papa saliente, iniciada en la década del 60, cuando Boff estudiaba teología en la Universidad de Munich, en Alemania, y tenía en Ratzinger un interlocutor constante.

“Hemos trabajado juntos en la revista internacional Concilium, entre 1975 y 1980. Mientras que los demás hacían siesta, él y yo paseábamos y charlábamos sobre temas de teología. Desde el punto de vista humano, es una persona finísima, tímida y extremadamente inteligente”, recordó.

La relación amigable terminó en 1985, cuando Ratzinger, quien había sido nombrado para comandar la Congregación para la Doctrina de la Fe, impuso a Boff una pena de un año de silencio, en razón de las posiciones críticas manifestadas en su libro Iglesia: carisma y Poder.

“Cuando fue nombrado presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, me sentí sumamente feliz. Quince días después me dijo: ‘veo que hay varias pendencias tuyas aquí’. Entonces me di cuenta de que había sido contaminado por el bacilo romano, que convierte a los que trabajan allá en moderados y conservadores. Más que sorprendido, me sentí decepcionado”, relató.

Según Boff, en la etapa que se iniciará con la elección del nuevo papa, la Iglesia católica tendrá que adaptarse para frenar el proceso de pérdida de fieles, aunque ello no significa que deba renunciar a sus principios básicos.

La Iglesia puede mantener sus convicciones frente a temas como el aborto y la no manipulación de la vida, pero debería renunciar al estatus de exclusividad, como si fuera la única portadora de la verdad, expresó.