Opinión
Ver día anteriorMartes 8 de enero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Venganza de bejaranos y chuchos contra Mancera

Raúl Flores al borde del desempleo

P

or estas fechas, es decir, este día debería celebrarse el consejo estatal del PRD por el cual se tendrían que renovar los cuadros dirigentes de la organización; pero un acuerdo tribal más vergonzoso que lastimero pospuso el acto para sostener la estructura actual y de esa forma impedir que algún cuadro de Miguel Ángel Mancera pudiera penetrar el escudo que mantienen los bejaranos y los chuchos.

Se trata, como siempre, de un juego de venganza y, desde luego, de presiones. Como ya es obvio, el jefe de Gobierno decidió que en las carteras de gobierno, las más importantes, no debería haber gran presencia de los grupos de poder perredista. Esto llevó a que Izquierda Democrática Nacional, de René Bejarano, perdiera dos secretarías que estaban en sus manos, la de Desarrollo Rural y, principalmente, la de Economía, ello sin olvidar que en la Secretaría del Trabajo, que fue dominada por Bejarano, ahora quedó a cargo un chucho de medio pelo.

Más que tratar de declarar una guerra en contra de las tribus, Miguel Ángel Mancera lanzó un mensaje claro: su triunfo no se cimentó en las fuerzas tradicionales del PRD. Mancera llegó a la jefatura de Gobierno con amplia ventaja sobre sus opositores, por factores varios, entre ellos el voto de castigo contra el PAN y el terror a que el PRI pudiera regresar al Gobierno del DF. Por lo tanto, no pagaría ninguna factura a los jefes tribales, aunque tampoco los desconocería por completo.

Del otro lado se leyó mal el mensaje. Para bejaranos y chuchos lo de Mancera fue un desafío que merecía una respuesta del mismo tamaño que la afrenta, y se concluyó: Mancera no entrará al PRD, y aunque todo estaba preparado para hacer llegar a la presidencia del partido a un militante ajeno a los intereses de las dos tribus dominantes, y muy cercano a Mancera, quienes aún manejan el poder partidista decidieron no arriesgar su predominancia en una elección, y simplemente la pospusieron.

Así que desde ahora y hasta agosto las tribus, sin declaración de guerra de por medio, habrán de mover sus fichas en el tablero del poder del DF para mostrar a Mancera la fuerza que dicen tener y las cosas que en el juego sucio de la política son capaces de hacer, lo que, por otro lado, parece no inquietar demasiado al jefe de Gobierno.

Pero en este lío el que se come las uñas de desesperación es uno de los hombres más fieles a Mancera, quizá el único que nunca dudó, y que hoy puede quedar fuera de la jugada de gobierno. Nos referimos a Raúl Flores, ex delegado de Coyoacán. Poco antes de la toma de posesión de Miguel Ángel Mancera, el supuesto era que Flores estaría al frente de ese nuevo organismo que el jefe de Gobierno había anunciado con el nombre de city manager, una especie de auditor de los trabajos y los recursos de las delegaciones.

El plan parece que no cuajó, o cuando menos Flores ya no cabía en él, porque de la noche a la mañana su nombre se empezó a deslizar como el más probable sucesor de Manuel Oropeza, hoy presidente del PRD en el DF. Se trataba de un enroque donde ni IDN, ni Nueva Izquierda tendrían el mando del partido, y todo iba bien hasta que se conocieron los nombres de quienes integran el gabinete de Gobierno.

Hoy, Flores no parece estar cerca de convertirse en el supervisor de los jefes delegacionales, ni está cerca de jefatura al PRD en la ciudad. Lo que sí tiene seguro por el momento es un lugar en la Secretaría del Trabajo, pero no como funcionario, sino como uno más de los muchos que cobran el seguro de desempleo. ¡Qué cosa!

De pasadita

Sin prisa, pero sin tregua, una serie de asuntos irregulares que se gestaron durante la gestión de Marcelo Ebrard se estarán dando a conocer. No se quiere decir que sean ilegales, pero podrían significar acciones que por beneficiar a los ya muy poderosos hombres de la iniciativa privada, hubieran descobijado al gobierno en sus ganancias. Un ejemplo, además de los ya exhibidos, es el de la empresa 5M2, que maneja la publicidad de las cuatro líneas del Metrobús y el tren ligero y que, hasta donde se nos dice, lograron los contratos sin el engorroso problema de la licitación.

Algo parecido o más grave resulta de la compra de las videocámaras de vigilancia de la ciudad que, según se nos asegura, no fueron compradas desde la Secretaría de Seguridad Pública, y también hay un rumor, cada vez más fuerte, por la adquisición de un sistema de espionaje telefónico que se instaló en los aparatos de los funcionarios de gobierno. ¿Será verdad tanta maña?