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Se generan nuevos conocimientos, pero sin políticas de Estado no pueden aplicarse, dice

México hace tarea a países desarrollados en materia de ciencia y tecnología: Coello

Estados como Campeche y Guerrero son el subdesarrollo de una nación subdesarrollada, afirma

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Carlos Artemio Coello, ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2012Foto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de enero de 2013, p. 6

Al no contar con una verdadera política de Estado en materia de ciencia y tecnología, en México acabamos haciéndole la tarea a los países desarrollados. Hay campos del conocimiento en los que estamos produciendo nuevos saberes, pero no se aplican porque no hay interés de la iniciativa privada o el sector público, advirtió Carlos Artemio Coello Coello, experto en computación y ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2012, en la categoría de ciencias físico-matemáticas y naturales.

Reconocido como uno de los pioneros en su campo, en particular de la computación evolutiva y los algoritmos genéticos, Carlos Coello fue galardonado en noviembre pasado por sus aportaciones en la llamada optimización multiobjetivo, que permite buscar las mejores soluciones posibles a casi cualquier problema del mundo real con apoyo de algoritmos o fórmulas que simulan la evolución de las especies.

En entrevista con La Jornada, el también catedrático del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, subrayó que en nuestro país aún no hay un cambio de paradigma para hacer de la ciencia y la tecnología el motor de desarrollo nacional, y considerarlas alternativa para abatir el subdesarrollo.

–¿Por qué en México no se aplica mucho de lo que los científicos mexicanos producen en sus campos de especialización, como la computación evolutiva?

–El problema con áreas como la mía es que cuando no encuentras a un empresario interesado en aprovechar ese conocimiento, y te dedicas a la parte de la investigación básica, prácticamente les hacemos la tarea a los países desarrollados, porque ellos van a la literatura y dicen este algoritmo me gusta, lo implementan y el beneficio es para ellos. Están generando riqueza con el trabajo que hacemos nosotros, porque nuestro sistema de evaluación nos pide que publiquemos en revistas de Estados Unidos, de Europa o en las mejores del mundo, y en realidad estamos generando la tecnología para ellos, porque son quienes la acaban usando en beneficio de su propio país, y están en todo su derecho, porque nosotros la dejamos como un conocimiento libre.

–¿Falta en México un política de Estado que apoye el desarrollo de la ciencia y la tecnología, pero también su implementación?

–Sí, claro. Ha habido intentos durante los 12 años de gobiernos del PAN. Por ejemplo, se decía que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) aumentó el apoyo a las empresas, pero lo canalizó mal, porque para muchas de ellas la innovación es comprar un equipo de 10 millones de dólares, y eso no es innovación.

“Si uno va a India o China, ellos están desarrollando su tecnología. Son aparatos rústicos, pero funcionan; les resuelven el problema, porque la tecnología la están haciendo ellos. Esos son los países que van a salir del subdesarrollo; los que la compran nunca van a salir, porque siempre están dependiendo de otros.

–¿Por qué no hemos logrado transformar esa visión y producir tecnología propia?

–No ha habido un cambio de paradigma. El gobierno lo ha intentado, pero quizá de la manera equivocada. Se han hechos esfuerzos, pero insuficientes y desorganizados, sin muchas ganas de que salga adelante.

“En México nunca ha habido un verdadero plan de ciencia y tecnología. Se supone que lo hubo con el presidente Vicente Fox, quien dijo que en su sexenio iban a egresar 10 mil doctores, aunque los números revelan un panorama muy distinto, pues la cifra de egresados y de programas de posgrado no alcanza para generar tantos doctores.

Suponiendo que se alcanzara esta meta, no hay empleo para todos. A quienes les ofrecen una oportunidad es en instituciones del interior del país, donde no hay una infraestructura adecuada y acaban dando clases. Desperdician todo ese talento, con el que pudieron haber hecho una gran carrera de investigadores.

–¿Se está desperdiciando capital humano que está altamente especializado?

–Tenemos dos Méxicos; el del área metropolitana, donde todo está muy desarrollado y tenemos mucho apoyo, dónde se concentra 70 por ciento de quienes forman parte del Sistema Nacional de Investigadores. Y tenemos otro México con muy poca gente en el sistema, como ocurre en Chiapas, donde crecí, un estado tan rico en recursos naturales y tan pobre en ciencia, que con muchos esfuerzos hay carreras en matemáticas y física que hubiera querido que existieran en mi época; pero hay estados, como Campeche y Guerrero, que son el subdesarrollo dentro de un país subdesarrollado, pues están muy atrás en todos los indicadores.

–¿Qué aplicaciones podría tener la computación evolutiva en México?

–Se trata de un campo que emplea varias técnicas o algoritmos, que intentan simular, de manera muy burda, la evolución de las especies en una computadora para tratar de buscar soluciones potenciales a problemas muy complejos, que con otros mecanismos no se podían resolver. Su aplicación está abierta para todas las áreas del conocimiento. Nuestros algoritmos se han empleado en el diseño de un jet supersónico, para optimizar el proceso de corte de la caña de azúcar, una red eléctrica o la fabricación del marco de una bicicleta.