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¿Sólo en la India?
P

arecería ser que la situación de las mujeres en el mundo se deteriora cada vez más. Este dato ominoso lo es más en la India, donde cada 20 minutos una mujer es violada ante la indiferencia de las autoridades, por lo que muy pocos casos de violación se denuncian. El 16 de diciembre pasado una joven estudiante de 23 años fue violada por seis hombres a bordo de un autobús, golpeada ferozmente con una barra de fierro y arrojada luego del vehículo en movimiento. Los culpables, en estado de ebriedad, fueron detenidos por la policía. Curiosamente, la joven y su prometido salían de ver La vida de Pi, de Ang Lee (que ahora se exhibe en nuestros cines) y, cansados de esperar un autobús de línea, aceptaron la oferta del chofer del autobús donde la joven sería agredida tumultuariamente.

En un artículo publicado en Le Monde leo: “La India es una sociedad patriarcal donde se tiene la idea (intervengo: por lo demás no ausente en otras sociedades) de que las mujeres violadas son responsables de lo que les pasa. Las asociaciones de defensa de los derechos de las mujeres estiman que la misoginia sigue siendo terrible en ese país y que no se han tomado las medidas necesarias para enfrentarla: el número de agresiones sexuales y violaciones se ha más que duplicado entre 1990 y 2008, y por lo general los crímenes permanecen impunes (¿alguna semejanza con nuestro país, por ejemplo los feminicidios?)”

Creo oportuno reproducir un fragmento de mi libro Coronada de moscas, recién publicado: “En un Times indio leí un 8 de marzo de 2008, Día internacional de la mujer: ‘Adolescente de 14 años violada y asesinada por una pandilla de jóvenes en Lucknow, Uttar Pradesh; en un lapso de 15 días 38 mujeres fueron violadas en esta provincia donde se profesa sobre todo la religión musulmana’. Otra noticia: la ONU insta a México a tipificar el feminicidio como delito agravado. ‘Estado y sociedad cierran los ojos ante la vergonzosa realidad de los maltratos...’” Sigo leyendo: “…es imposible negar que la provincia de Uttar Pradesh pueda considerarse un lugar seguro para las mujeres. En 2008 se registraron 3 mil 242 casos de agresiones sexuales” Y luego: “Diputados de todos los partidos presentaron en la sesión de hoy una iniciativa para definir el feminicidio como la privación de la vida de una mujer por razones de género e impedir que en las investigaciones del Ministerio Público se incorporen elementos de discriminación para descalificar a la víctima, como su forma de vestir, su ocupación laboral, su conducta sexual o su relación y parentesco con el agresor. Pocos casos de violación, agresiones sexuales y muertes por cuestiones de dote son dados a conocer, los oficiales responsables de las investigaciones deciden cuáles casos deben registrar y cuáles omitir: acostumbradas a pensar que son sólo mercancía, aún las mujeres más educadas continúan soportando las atrocidades a las que se las somete, por miedo a denunciarlas; atrapadas entre la tradición y un sistema judicial adverso son siempre víctimas”.

Y, para documentar nuestro pesimismo, unos días después de la violación tumultuaria sufrida por la joven que murió de sus heridas en un hospital de Singapur y fue cremada en una ceremonia a la que asistieron el primer ministro del país y Sonia Gandhi, presidenta del partido en el poder, obligados por las protestas masivas que se produjeron y a prometer además medidas efectivas, una adolescente de 17 años, originaria del Punjab, fue victima de otra violación colectiva y, ante el cinismo de la policía que intentaba convencerla de casarse con uno de sus violadores y desechar sus quejas, prefirió suicidarse.

La reacción popular ha sido ejemplar y quizá sea un punto de partida para regular con rigor estas violaciones a los derechos de las mujeres. Los padres de la joven declararon que ojala la muerte de su hija sirva para brindar un mejor futuro para las mujeres tanto de Nueva Delhi como de toda la India.