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A lo largo de 2013 presentará piezas como Giselle, El lago de los cisnes y Carmina Burana

La CND celebrará 50 años con las obras emblemáticas del repertorio

Los festejos, con las puestas más vistas y premiadas, explica la directora Sylvie Reynaud

Cumplimos las cualidades técnicas y artísticas de una compañía internacional: Mónica Barragán

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Escena de La bella durmiente, montada por la CND en abril pasadoFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Lunes 31 de diciembre de 2012, p. 6

La Compañía Nacional de Danza (CND) es la agrupación de ballet clásico más representativa a nivel nacional, y en 2013 celebrará 50 años de su fundación con diversas presentaciones de las obras emblemáticas en la historia dancística en México.

Celebraremos medio siglo con las obras que han sido las más importantes dentro del repertorio de la compañía por varias razones: una de ellas, por el número de espectadores que las han visto y por los premios que han obtenido, explicó a La Jornada Sylvie Reynaud, directora de la agrupación.

Como parte de los festejos conmemorativos que se realizarán a lo largo del año, la CND interpretará Giselle, que fue la primera obra presentada con la asesoría cubana en el Palacio de Bellas Artes en 1977.

Ese año, la prima ballerina Alicia Alonso llegó a México para presenciar las funciones de Giselle, en las que participaron algunos cubanos. En la tercera función de la obra, el papel protagónico estuvo a cargo de Susana Benavides, quien mostró su delicadeza, seguridad y fluidez.

Reynaud consideró importante presentar dicho ballet en el festejo de los 50 años, así como Carmen, que fue montada por el maestro Alberto Alonso (1917-2007) para la CND. Es un obra que siempre ha tenido éxito en el momento en que se presente, le ha gustado mucho al público, añadió la directora.

“En noviembre –anunció Sylvie– se presentará ¡Esquina bajan! y Carmina Burana, de la coreógrafa Nellie Happee. Esta última pieza, que fue estrenada en 1983, durante el Festival Internacional Cervantino, cumple 30 años y es una de las más representativas de la compañía porque tiene un gran cuerpo de baile”.

Comentó que Carmina Burana tiene la característica de que todos los bailarines participan en escena y pueden dar lo mejor de sí: Todo el mundo baila.

La directora de la CND enfatizó que el objetivo del grupo siempre ha sido promover y difundir la danza clásica en el país, las obras tradicionales como El lago de los cisnes, El cascanueces, pero también crear nuevos públicos.

Creemos que tal vez a alguno de los niños que disfrutan el ballet se les encienda la chispa por la danza y puedan ser bailarines o músicos. Las obras de la CND son una ventana al mundo del arte, expresó Reynaud.

Para la bailarina Mónica Barragán es un privilegio ser parte de la CND; sobre su incursión en la agrupación recordó: “Ingresé hace 10 años y he bailado en el cuerpo de baile, como corifeo, y actualmente soy solista. Cada vez que cambias de categoría te dan la oportunidad de hacer nuevos roles, esto te permite crecer como artista y ejecutante.

Cuando terminé la carrera en el Centro Nacional de las Artes (CNA) hice una audición y participamos cerca de 54 chicas y aceptaron únicamente a dos, entre ellas a mí. Fue muy gratificante que tanto esfuerzo de ocho años de estudio había valido la pena y comenzar una nueva etapa ya en lo profesional.

Barragán, quien ha estado en las administraciones de Dariusz Blajer, Cuauhtémoc Nájera y Sylvie Reynaud, indicó que cada uno de los directores tiene su manera de elegir a los bailarines que va a promover.

“Cada uno de ellos tiene un ojo diferente de lo que busca y le interesa transmitir, y los bailarines debemos estar actualizados y pendientes de los cambios para asumir los nuevos retos en las obras.

En esta administración cambió mucho la línea de los bailarines, físicamente hablando, son más altos y con mayores facultades. Cada vez llegan exponentes con más condiciones que el año anterior. La danza se ha enriquecido y la CND cumple con todas las cualidades técnicas y artísticas que requiere una compañía internacional. Las nuevas generaciones de bailarines están maravillosas.

La historia

Los orígenes de la compañía se remontan a 1963, cuando se creó –por iniciativa de Celestino Gorostiza, titular en ese entonces del Instituto Nacional de Bellas Artes– el Ballet Clásico de México, al fusionar dos grupos independientes: Ballet Concierto, dirigido por Felipe Segura, y Ballet de Cámara, por Nellie Happee y Tulio de la Rosa.

Hacía 1974 se consolidaron las bases necesarias para formar una gran compañía; de ahí el cambio de nombre por Compañía Nacional de Danza, el cual se instituyó por decreto presidencial el 2 de septiembre de 1977.

En sus primeros 10 años, personalidades de prestigio internacional del género clásico estuvieron al frente de la agrupación, entre ellos Ana Mérida, Felipe Segura, Enrique Martínez, Tulio de la Rosa, Michael Lland, Clementina Otero, Víctor Moreno, Miro Zolán y Job Sanders, quienes trabajaron para consolidar la técnica clásica, así como para integrar y ampliar el repertorio con obras clásicas internacionales y nuevas creaciones de coreógrafos mexicanos.

A lo largo de medio siglo, en la compañía han participado numerosos bailarines y coreógrafos como Laura Urdapilleta, Nellie Happe, Felipe Segura, Guillermo Arriaga, Patricia Aulestia, Carlos López, Fernando Alonso, Horacio Lecona y Ricardo Calderón, entre otros.

Urdapilleta contagió a los bailarines de la filosofía que la llevó a ser catalogada como La bailarina de México, y que tenía que ver con la virtud de explotar como intérpretes los dones naturales, más allá de la técnica.

Happee compartió con la CND su profunda creatividad a la hora de confrontar al cuerpo con el movimiento. Siempre le interesó que cada pieza suya estuviera respaldada por un concepto justificado. La coreógrafa mexicana aseguraba que lo complicado radicaba en trasformar los pensamientos en movimientos y que resultaran atractivas para el espectador.

Con Segura, la CND dio a conocer el repertorio tradicional del ballet clásico entre varias generaciones de bailarines y al público mexicano. Él fue uno de los pioneros de este género en México y aprovechó la titularidad de la compañía para promover este arte.

A su vez, Arriaga transmitió esa pasión y ese compromiso por la danza, así como su gran capacidad creativa e interpretativa, de la que a veces muchos intérpretes carecen. Está convencido de que al montar obras nacionales, la agrupación adquiere mayor personalidad.

La compañía, considerada la embajadora del ballet que se hace en México, cuenta con un extenso repertorio de obras, entre las que destacan El Lago de los cisnes, La bella durmiente y El cascanueces, que cada año se incluyen en la programación.