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El medallista paralímplico cerró un año de grandes logros

Lo que quiero es que me vean como Phelps, no dar compasión, dice Gustavo Sánchez
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de diciembre de 2012, p. 3

Una felicidad enorme es la frase que más repite Gustavo Sánchez cuando se refiere a todo lo que ha ganado en 2012, en que llegó a la cima y cautivó al mundo siempre con una sonrisa en los Juegos Paralímpicos de Londres.

Gus, como le llaman sus allegados, logró cerrar con marca perfecta la temporada, con las cuatro medallas que obtuvo en la cita británica que le mereció ganar el Premio Nacional de Deportes y ser el portavoz en el primer acto oficial del presidente Enrique Peña Nieto.

El cuatro veces medallista paralímpico, que anhela estudiar ingeniería en sonido, reconoce que este año le fue de maravilla y acepta orgulloso y con emoción todos los reconocimientos recibidos.

No obstante, convivir con quienes lo identifican en la calle, le piden una foto o un autógrafo no hace perder la cabeza a uno de los nadadores más laureados del deporte adaptado, quien pide que no se compadezcan de él, porque tener limitaciones no quiere decir que estás negado para ser una persona productiva; al contrario, eso nos hace ser mejores cada día, afirma.

–¿Cómo le gusta verse?

–¡Como Michael Phelps! Así quiero que me vean. No dar lástima. Soy un hombre que se siente útil y puedo dar mucho a mi país.

Gustavo Sánchez representa a la Universidad Nacional Autónoma de México y está convencido de que el cúmulo de éxitos que ha logrado serán todavía mejores, porque aspira a convertirse en el máximo ganador de preseas en una justa paralímpica en Río de Janeiro 2016 y llegar a ser como el Tiburón de Baltimore.

El deportista se recupera de una cirugía en la única mano que tiene (derecha) y espera de ser dado de alta para entrar de nuevo a la alberca.

Las perspectivas académicas

Mientras, disfruta con su familia y amistades, porque el próximo año desea hacer estudios superiores, porque ya ha recibido varias ofertas en México y en el extranjero.

No claudica en los objetivos que se ha trazado, pues no se siente como hombre con limitaciones (por su mal congénito).

Ofrece siempre una sonrisa como respuesta.

“Estoy luchando por el cambio en mi deporte y tengo mucha fe en que se logrará. Si hace años los veteranos abrieron el camino, ahora los jóvenes somos los encargados de llevar un buen paso.

Hay chavos como Karina, Vianney y Luis Fernando, que tienen muchas ganas de triunfar y, como yo, deseamos que el país cambie, afirma con seguridad el nadador de 18 años.