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Jugadores de Tigre denunciaron agresión de 20 guardaespaldas

La final de la Copa Sudamericana terminó en una comisaría

Inventan historias para justificar que abandonaron el partido: Sao Paulo

 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de diciembre de 2012, p. a14

Sao Paulo, 13 de diciembre. La final de la Copa Sudamericana entre Sao Paulo y Tigre de Argentina terminó ayer en una comisaría de la metrópolis brasileña, tras un partido suspendido después de 45 minutos por conflictos generalizados en el estadio Morumbí.

La disputa por el título, que atrajo a casi 70 mil aficionados a las gradas, se convirtió en guerra después de que Osvaldo anotó el segundo gol del cuadro brasileño, lo que generó protestas de los jugadores de Tigre, que pedían fuera de juego.

La tensión llegó al máximo al minuto 38, cuando el defensa argentino Lucas Orbán dio un codazo para quitarle la pelota al media punta Lucas –quien fue transferido al Paris Saint Germaín para la próxima temporada–, lo que provocó que cayera en la cancha sangrando intensamente por la nariz.

Cuando el árbitro chileno Enrique Osses pitó el final del primer tiempo, Lucas exhibió a Orbán un algodón empapado de sangre, en un gesto que desató una breve guerra campal, pero el conflicto en el terreno de juego se trasladó a los vestidores.

Lejos de las cámaras se produjeron incidentes de violencia cuyos detalles aún son ignorados, pero que motivaron al equipo argentino negarse a regresar para el complemento.

Tras esperar inútilmente durante media hora, el silbante Osses declaró suspendido el partido y la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) entregó a los jugadores del Sao Paulo el trofeo y las medallas de su inédito título continental.

Sin embargo, para Tigre la historia no se acabó. El club planea protestar ante la Conmebol, y sostiene que abandonó el partido porque sus jugadores fueron agredidos y amenazados en los vestuarios por policías y por guardaespaldas del Sao Paulo.

A nadie le gusta ganar un partido en la justicia, cambiar la cancha por las oficinas de derecho, pero no nos queda alternativa. No puedo aceptar armas apuntadas hacia el pecho de mis jugadores, argumentó el director de futbol del equipo argentino, Sergio Massa.

El comandante de los agentes de la policía militarizada paulista que participaron en el esquema de seguridad en el Morumbí desmintió la versión del dirigente.

Nos llamaron porque había una pelea generalizada y la controlamos, pero no hubo ningún abuso ni tampoco armas de fuego apuntadas a los jugadores, sostuvo el oficial, quien se identificó como mayor Gonzaga.

No obstante, los integrantes de Tigre aseguran que fueron agredidos por más de 20 guardaespaldas.

Me di cuenta de que algo estaba mal porque no nos permitieron entrar al vestidor. Ellos empezaron a agredirnos con palos y bastones. Luego vino la policía y hubo hasta armas (de fuego), dijo Orbán.

El equipo Sao Paulo acusa a los argentinos de inventarse historias para justificar su decisión de abandonar el partido cuando perdían 2-0 (en el juego de ida ambos empataron sin goles).

Ellos perdieron y no pudieron superarnos sobre la cancha. Huyeron para no sufrir la goleada que se dibujaba. Vamos a festejar el título y la fuga de ellos hacia Argentina, expresó el presidente del Sao Paulo, Juvenal Juvencio.

La disputa prosiguió durante la madrugada en una comisaría de Sao Paulo, donde jugadores y dirigentes de ambos equipos declararon durante dos horas. La última palabra sobre este conflicto ahora la tendrá la Conmebol.