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Suena a pretexto, pero me limitaron mucho

Las zapatillas traicionaron a Édgar Sosa ante Hoo Lee
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de noviembre de 2012, p. a15

Édgar Sosa se fue a la lona. En la esquina, su equipo miraba preocupado una batalla en la que debía ser espectacular, pues representaba la antesala para tener la oportunidad de recuperar un título mundial. Sosa parecía desconcertado, en sus cálculos no consideró que el rival, el japonés Myung Hoo Lee, sería tan fuerte y con una pegada brutal. Pero lo que nunca se le ocurrió es que un par de zapatillas conspirara contra su noche especial.

Aquella caída en el noveno asalto había sido por un resbalón, asegura Sosa, y desde que empezó la contienda había estado más preocupado por evitar una caída.

Nunca me había ocurrido algo así en toda mi carrera, cuenta Sosa. Unas zapatillas impidieron que pudiera dar una buena pelea, son cosas en las que uno no piensa, me resbalaba y eso me dificultaba desplazarme con firmeza y velocidad, agrega.

A la mitad era evidente que algo no salía de acuerdo con lo planeado. El anuncio de los jueces confirmó sus miedos: Sosa estaba abajo en las puntuaciones y tenía que hacer un esfuerzo para sobreponerse.

En mi esquina estaban desesperados, y yo también; mis zapatillas no tenían agarre y no me podía concentrar en la pelea, estaba más preocupado en no resbalarme que en quitarme o meter golpes.

El gancho quedó fuera de su repertorio porque para lanzarlo empieza con un giro en la punta del pie y para eso se necesita estar firme. Sin buen agarre a la lona no podía lanzarlo y por tanto estaba limitado.

Tuvo que pelear con pasión y ganó por un margen muy cerrado. Sosa terminó con las zapatillas hechas un revoltijo de cinta adhesiva y con el rostro muy lastimado.

Estaba muy molesto conmigo mismo, nunca pensé que me pasaría algo así, sé que si no hubiera tenido ese contratiempo me habría visto mejor, comenta. Muchos piensan que suena a pretexto, pero yo estuve arriba y sé lo que ocurrió, y no volverá a pasar.