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Última función de La Bohème Politécnica, el montaje más reciente producido por el instituto

La ópera se arraiga en el IPN y crea nuevo público, celebra Daniel Leyva

Gusta a la comunidad estudiantil y vecinos de Zacatenco, dice el titular de Fomento a la Cultura

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Ensayo de La Bohème Politécnica Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Sábado 17 de noviembre de 2012, p. 4

La ópera se arraigó en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y en sólo cuatro años atrajo a las comunidades estudiantil, académica y laboral, además de representar una opción cultural en la zona norte de la capital, de la cual se carecía.

Así lo afirma Daniel Leyva, titular de Difusión y Fomento a la Cultura del IPN, quien manifiesta que el arte operístico llegó al Poli para quedarse, incluso por encima de los relevos en la dirección general del instituto, como sucederá a mediados de diciembre.

Ojalá tenga continuidad el proyecto de ópera en el Politécnico. ¡Claro, eso dependerá siempre de las nuevas autoridades! Sin embargo, tan buena respuesta ha tenido entre estudiantes, académicos y trabajadores de la institución, así como entre los vecinos de Zacatenco, que seguramente comenzarán a solicitarlo en caso de que no lo programen.

Acciones en la capital, en 1936

El de La Bohème, cuya última de cuatro funciones tendrá lugar este sábado, es el más reciente montaje operístico producido por ese centro de estudios de enseñanza superior. Con esa propuesta se busca refrendar una manera diferente en lo que concierne abordar y producir ese espectáculo escénico.

De acuerdo con Leyva se trata, por un lado, de adaptar la historia y la temática de las puestas en escena a la realidad politécnica, y por otro, de involucrar directamente a los diversos sectores de la comunidad escolar.

Por ejemplo, colaboran en el diseño de vestuario y escenografía, o incluso en el escenario, pues además de la Orquesta Sinfónica del IPN, participan el coro y estudiantes de teatro de la institución.

Así ocurrió con la puesta, hace unos meses, de Carmen Politécnica, adaptación de la ópera de Bizet, donde la temática y las acciones se ubicaron en el presente, dentro del campus de Zacatenco.

Las danzas españolas y las corridas de toros fueron cambiadas, respectivamente, por bailes urbanos, como el hip-hop, así como por un partido de futbol americano entre los Burros Blancos del IPN y los Pumas de la UNAM.

Un tratamiento similar tiene La Bohème, de Puccini, a cuyo título se agrega el vocablo Politécnica. Sin embargo, la obra no alude al presente, sino al origen del IPN.

Las acciones, en vez de ocurrir entre jóvenes bohemios del barrio Latino del París de 1830, suceden en la ciudad de México de 1936, en las incipientes colonias del norte de la capital, cuando el presidente Lázaro Cárdenas creó el IPN.

Según Leyva, parte del éxito de los montajes recae en esas adaptaciones, pues los jóvenes estudiantes no ven a la ópera como algo lejano o ajeno, sino que se miran reflejados e identificados.

Es importante aclarar, dice, que tanto la música como el libreto se respetan de forma integral, lo mismo que el idioma original de los títulos, además de que los elencos son integrados por algunos de los más importantes cantantes jóvenes mexicanos con carrera internacional.

“La única ‘trampa’ que hacemos es en el subtitulaje, con la traducción, pues utilizamos términos, conceptos y situaciones propios de nuestro tiempo y cultura.”

Varios son los beneficios de esta manera de hacer ópera, la cual, aclara Leyva, dista mucho de competir con lo que hace el Instituto Nacional de Bellas Artes, pues los objetivos son diferentes.

Destaca que se crea un nuevo público para el género, y no sólo entre la comunidad del IPN, sino en los habitantes de las colonias vecinas a Zacatenco, donde se ubica el auditorio Alejo Peralta del Centro Cultural Jaime Torres Bodet, escenario de los montajes. Con ello, dice, se cumple con la vocación del instituto de crear, promover y difundir la cultura.

Otra ventaja, indica, es la participación de diferentes entidades del IPN, como la Escuela Superior de Ingeniería Textil, donde se confeccionan vestuarios.

Ello implica la participación de la comunidad politécnica en prácticas específicas relacionadas con su materia de estudio y, por otra, optimizar el presupuesto de producción. La puesta de La Bohème costó entre 500 y 600 mil pesos.

El parámetro del éxito de la ópera en el IPN –donde se han montado La Traviata y La Güera, de Giussepe Verdi y Carlos Jiménez Mabarak, respectivamente– es la audiencia. Carmen Politécnica, en nueve funciones, fue vista por 8 mil personas, según Leyva.