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El violinista dará un concierto en el Antiguo Colegio de San Ildefonso

Muchas personas no saben que existe la música bella, afirma Vadim Brodsky

El gusto por ese arte consiste en escuchar, escuchar, escuchar, manifiesta a La Jornada

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Vadim Brodsky durante la entrevista. El músico ucraniano-polaco se presentará con la pianista rumana Camelia GoilaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 13 de noviembre de 2012, p. 8

Existe un método muy bueno para que los jóvenes se acerquen a la música sinfónica y a los autores clásicos: mostrarles a los Beatles con orquesta, recomienda el violinista ucraniano-polaco Vadim Brodsky.

El músico se encuentra en México, invitado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para ofrecer un concierto el próximo domingo en el anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso.

En entrevista con La Jornada, habla acerca del método que utilizó el gobierno polaco para atraer al público joven hacia la música clásica: miles de muchachos escucharon las melodías de los Beatles con una sinfónica y descubrieron que no era una cosa complicada, sino puro placer.

Sin duda, añade, la mejor manera para que desde pequeño se tenga el gusto por la música más refinada consiste en escuchar, escuchar, escuchar, labor que es responsabilidad, en primera instancia, de los padres.

Bombardeo de música artificial

“Estamos –prosigue Vadim Brodsky– ante el bombardeo total de música artificial; es de lo que se alimenta la mayoría de las personas, pues es lo que da la radio y la televisión: cosas muy básicas, elementales. Pero hay otras opciones, por ejemplo: Sheherazade, de Nikolai Rimsky-Korsakov, el primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven, y de Mozart la Sinfonía 40 en sol menor. Son las tres melodías que recomiendo siempre que sean las primeras que todo mundo debería escuchar. Por supuesto, para los niños, siempre Pedro y el Lobo, de Prokofiev”.

El violinista Vadim Brodsky nació en Kiev, Ucrania, en 1950. A los 11 años fue solista en la filarmónica de su ciudad. Además de los premios recibidos en varios concursos internacionales, es uno de los pocos ejecutantes en el mundo que ha tenido el privilegio de tocar el violín Guarneri de Niccolò Paganini.

¿El violín? Es mi amante, pero también la doña que aporta el dinero, bromea el maestro en uno de los salones de ensayos de la Sala Nezahualcóyotl, en el Centro Cultural Universitario de la UNAM, donde espera a la pianista rumana Camelia Goila, quien lo acompañará en el recital del próximo domingo.

Vadim Brodsky reitera que “la mayor parte de las personas no saben que existe la música bella. Cuando uno tiene hambre, un pedazo de pan viejo está bien, porque no sabes que existe el caviar, la carne. Por eso los padres deben mostrar a los pequeños este otro gran mundo de la música.

“Me gusta mucho la música ligera; toco jazz, tengo conciertos de divertimento, canto, bailo, toco el violín, aunque me gusta más el corno, y claro, también toco a los Beatles. Pero primero hay que saber escuchar.

En países como Alemania y Austria si una persona no va una o dos veces al mes a un concierto es una vergüenza. Eso debería ocurrir en todo el mundo. Qué estúpidos los que piensan que la música clásica es sólo para los viejos. Pobres de aquellos que nacen y mueren sin escuchar, sin conocer la cosa más grande de nuestra existencia: la verdadera música.

El violín, voz humana

Respecto del programa que interpretará el próximo domingo, acompañado por Goila, el violinista explicó que se trata de un repertorio “muy ambicioso, casi casi esnobístico. La segunda parte está dedicada al alto virtuosismo. No es fácil, cierto, pero no representa una dificultad escucharlo. La primera se conforma con música de iglesia: la Sonata de Bach para violín solo, la cual es difícil de escuchar cuando un violinista la interpreta mal, pero si se toca de manera genial, es hermosa.

“También interpretaremos la sonata de Johannes Brahms en La mayor para piano forte y violín. Siempre prefiero que las sonatas, ya sean de Mozart, Beethoven o Brahms sean, antes que nada, para piano, antes que para instrumentos como el que toco, sobre todo ante esas estrellas del violín acomplejadas. El piano tiene la parte dominante, sin él esas melodías son imposibles.

Soy un músico, no un violinista. Tengo una especie de odio hacia esos violinistas que no son músicos, que tocan velozmente, porque el violín es un instrumento para cantar, no para correr. Claro, los jóvenes piensan que mientras más veloz corre su violín, mejores efectos logran. Pero no: el violín es la voz humana con cuatro cuerdas, y para que brille esa voz, el piano forte, concluye el maestro.

Otras de las piezas del repertorio serán: Introducción y rondó caprichoso de Saint Saëns, Fantasía sobre Carmen de Sarasate y Sonata para violín no. 5 de Ysaÿe.

Vadim Brodsky al violín y Camelia Goila al piano se presentarán el domingo 18 de noviembre a las 12 horas en el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso (calle Justo Sierra 16, Centro Histórico).