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No se trata de caridad, sino de poner en práctica la solidaridad, señalan organizadores

Ocupa Sandy, respuesta eficaz para afectados de la tormenta

Brigadas de jóvenes reparten comida, ropa y agua en varias comunidades de Nueva York

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Juan Carlos Ruiz, organizador comunitario de la iglesia luterana de San Jacobo, en Brooklyn, abrió las puertas del templo al movimiento Ocupa para organizar ayuda a damnificados por SandyFoto Elizabeth Coll
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 12 de noviembre de 2012, p. 22

Nueva York, 11 de noviembre. No somos animales, se lee en una manta sobre un edificio de vivienda pública en Red Hook, Brooklyn, en clara expresión de ira y desesperación ante la lentitud y respuesta burocrática de las autoridades y grandes organizaciones caritativas, pero de pronto irrumpen en la escena brigadas de jóvenes de Ocupa Wall Street, no como caridad, subrayan, sino como una práctica de solidaridad.

Aunque ha mejorado la situación en muchas partes de esta ciudad, las escenas de casas y edificios sin luz, sin calefacción, sin agua; albergues llenos, la apremiante necesidad de comida, ropa y techo, vecinos frustrados por falta de respuesta a mil preguntas sobre qué hacer con sus vidas arruinadas, y filas de horas para comprar gasolina en esta ciudad siguen día a día. Circula una broma de que Nueva York se disfrazó de Nueva Orleáns para Halloween (la tormenta atropelló esta región dos días antes de este festejo).

Casi dos semanas después de que pasó por aquí la tormenta, y de anuncios del despliegue de asistencia masiva por las grandes organizaciones de caridad, empresas y agencias gubernamentales locales, estatales y federales, en muchas de las comunidades más afectadas de la ciudad de Nueva York –Far Rockaway en Queens, Staten Island, Red Hook y Coney Island en Brooklyn– la llegada de brigadas de jóvenes, estudiantes, religiosos y todo un mosaico de esta ciudad bajo el nombre de Ocupa Sandy, iniciativa de Ocupa Wall Street, se ha vuelto una de las respuestas más efectivas, eficientes y elogiadas por las mismas comunidades afectadas.

Red de infraestructura humana

Juan Carlos Ruiz, organizador comunitario de la iglesia luterana de San Jacobo, comprometido desde hace años con la defensa de inmigrantes y movimientos de justicia social ecuménicos desde su trinchera como cura católico, y originario de San Luis Potosí, abrió las puertas de la iglesia en Brooklyn a unos compañeros del movimiento Ocupa que pidieron, horas después de pasar la gran tormenta, depositar donaciones de alimentos, agua y ropa para los afectados. El primer día llegaron tres bolsas. Unas 24 horas después, se multiplicaron decenas de veces y empezaron a llegar decenas y después cientos de voluntarios, convocados por las redes del movimiento Ocupa y algunos religiosos.

Tenemos una infraestructura humana; la mayoría de ellos son del movimiento Ocupa, que realmente han hecho un trabajo increíble. La filosofía principal no es nada más rescatar o salvar, sino reconstruir por medio de las relaciones de las comunidades afectadas, y que las personas afectadas pasen del papel de víctimas a agentes del cambio, gente que busca reconstruir algo sustentable, que ellos mismos empiecen a trabajar. Esto crece de manera orgánica, comenta a La Jornada.

Con las capacidades y talentos de organización, logística y acción coordinada aprendidas y desarrolladas durante los meses de ocupación de Plaza Libertad, cerca de Wall Street, esto es una comunidad: somos personas que se relacionan con quienes han resultado afectados, son relaciones de confianza, no patrocinamos a nadie. No es caridad, sino ver cómo reconstruimos nuestras comunidades de manera sustentable, subraya Ruiz, y agrega que esta red ya se está ampliando con otras iglesias, varios centros de acopio y bases de distribución en las colonias afectadas. Hasta Médicos sin Fronteras se coordina ahora con Ocupa Sandy.

Ruiz comentó que ahora las agencias federales, la Cruz Roja y Médicos sin Fronteras, entre otros, se comunican con Ocupa Sandy para ver cómo pueden cooperar con su creciente red de distribución y organización.

Pablo Benson Silva, puertorriqueño neoyorquino que participó en Ocupa Wall Street desde sus inicios, revela los secretos de por qué están siendo más efectivos que las grandes instituciones que supuestamente son expertas en estas tareas. Aquí hay un cambio paradigmático en cómo se organiza esto. Muchas de estas ONG institucionalizadas tienen una manera de proceder un poco jurásica, y nosotros somos mucho más flexibles. Tenemos acceso a las redes sociales y por ahí recibimos mucha información actualizada de cuáles son las necesidades urgentes, a la hora, al minuto, qué es lo más apremiante. A través de esos circuitos podemos movilizarnos mucho más que esas instituciones que tienen que lidiar con nóminas, movilizar equipo, y que requieren de más tiempo. Nosotros lo podemos hacer casi instantáneamente.

Pero aún más importante es el enfoque: nosotros no nos movemos por caridad, sino por solidaridad y agrega: “somos una organización que busca dar poder a las comunidades… Estamos trabajando con organizaciones en esas mismas comunidades, creo que esa es la gran diferencia. En lugar de llegar como paracaídas y decir qué va a ocurrir, nosotros nos orientamos con los organizadores de las comunidades y estamos tratando de facilitar que ellos sean los que determinen el esfuerzo de recuperación”.

Tanto Benson Silva como Ruiz, señalan que los participantes en esta iniciativa no son sólo Ocupa, pero con esto muchos se van enterando y reitera: esto es un movimiento político que hace tareas de rescate ante el desastre, y qué bien, empezamos como un esfuerzo de rescate ante el desastre económico, y estamos usando esa misma herramienta para hacer esto.

El ritmo diario en la iglesia es incesante y a primera vista un poco caótico, pero rápidamente se revela tal vez la mejor y más efectiva organización de respuesta al desastre. Hoy día se distribuyen hasta 10 mil comidas diarias, y tanto el templo como el sótano, decorado con papel picado para el Día de los Muertos, están repletos de donativos, desde alimentos y ropa hasta juguetes que serán entregados por caravanas a las comunidades. Empieza a funcionar una brigada médica, mientras entre semana trabajan entre 100 y 200 voluntarios, y entre 800 y mil los fines de semana. Acomodan y organizan los donativos, lo llevan a las comunidades y colaboran en tareas de limpieza, recuperación y reconstrucción.

Para mayor información: (http://interoccupy.net/occupysandy/).

Aquí tenemos una cocina, camiones; todo es donado, y más cosas buenas que van saliendo. A veces no podemos entregar, por la violencia en algunos de los lugares afectados, y por los toques de queda impuestos por las autoridades, dice a La Jornada Paul Birbil, chef de esta cocina popular. Agrega que “otro problema es la falta de gasolina; como saben está muy limitada la venta, hay unos cabrones que la están vendiendo carísima… Eso dificulta todo, pero ahí seguimos día tras día”. Birbil estaba en Nueva York, cuando pasó la tormenta, busco dónde ofrecerse de voluntario, y cuenta que el único lugar que lo llamó de inmediato fue Ocupa Sandy. Y sorprende al identificarse: Fui chef en otra vida, soy pintor, y soy socio con otros amigos del Zinco, un club de jazz en la ciudad de México.

Frente a la iglesia hay una enorme manta en que se lee: “otro mundo es posible. Ocupa Sandy”. Debajo de ella, cada día aquí se intenta construirlo.