En Irán, la situación de derechos humanos es cada vez más grave y quienes han sufrido las peores consecuencias de ello son grupos vulnerables, como mujeres, estudiantes, profesores y adeptos de religiones minoritarias, denunció la ganadora del Premio Nobel de la Paz 2003, Shirin Ebadi.

Durante una conferencia realizada ayer en la ciudad de México, la abogada iraní denunció que en su país de origen los derechos políticos, económicos, sociales y culturales –principalmente en temas como vivienda, educación, libertad de expresión y religión– están muy limitados.

En dicho escenario, uno de los temas que han generado más alarma es la prohibición de la educación superior para los integrantes de determinados grupos religiosos, como los bahá´ís, así como la violación a los derechos humanos, la represión y persecución de estudiantes y catedráticos, muchos de los cuales han sido detenidos y encarcelados por expresar pacíficamente sus opiniones, dijo.

Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz 2003, denunció que se impide a minorías religiosas ingresar a instituciones de educación superiorFoto Guillermo Sologuren

Negativa a minorías

Con el establecimiento de la República Islámica de Irán en 1979, explicó Ebadi, el gobierno diseñó formularios de ingreso a la universidad que obligan a los solicitantes a declarar su pertenencia a una de las cuatro religiones reconocidas oficialmente en el país: islámica, cristiana, judía y zoroastriana.

Siendo estas las únicas opciones, los bahá´ís –alrededor de 300 mil habitantes– y otras minorías quedan automáticamente excluidos de la universidad.

Además, la Junta Disciplinaria por Transgresiones del Ministerio de Educación de Irán ha emitido cientos de dictámenes de cese, exilio y privación oficial en contra de docentes de las diferentes provincias, como resultado de su pertenencia a diferentes grupos sindicales y políticos.