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Aprendí de mi maestro Leo Dan
 
Periódico La Jornada
Martes 6 de noviembre de 2012, p. a10

Leonardo Favio aprendió de su maestro Leo Dan (contó a La Jornada en una entrevista) una clave para hacer baladas: Dí las cosas de manera sencilla, directa, platicadas. Yo digo Cómo te extraño, mi amor, ¿por qué será?... Y así lo hizo Favio, quien escribió frases como: Ella ya me olvidó...

Millones de mexicanos cantaron las composiciones de Leo en las calles de la ciudad de México y su zona conurbada. Fue uno de los mejores, junto con otros baladistas, en una época de mucha competencia, entre ellos diversos grupos, como Los Solitarios, Los Freddys, Los Golpes y Los Ángeles Negros y muchos otros que aun hoy están vigentes.

En los años 70, la radio, en estaciones como Radio Felicidad y Radio Variedades, repetía sus melodías a lo largo del día. En la televisión, que en ese entonces ya estaba consolidada y ya había casi un aparato por cada casa –lo cual había dejado atrás tener que pagar un veinte para verla en la tienda de la esquina–, pasaban a uno que otro cantante o conjunto.

De Favio se oían Ella ya me olvidó, Fuiste mía un verano, Hoy no quiero cantar, Anny, Quiero aprender de memoria, Para saber cómo es la soledad, Din don, O quizás simplemente le regale una rosa y Ni el clavel ni la rosa.

En sus visitas a México dejó constancia de su calidad interpretativa. En la última, hacia 2002, cuando ofreció conciertos en el Metropólitan, llenó, emocionó y llevó hasta las lágrimas a varias personas del público, que recordaron los años en los que con Leonardo Favio alimentaban una ilusión y aprendían una manera muy tranquila de conquistar a una joven, a una dama. “Hoy corté una flor, y llovía, llovía. Esperando a mi amor, y llovía, llovía. Presurosa la gente, pasaba, corría, y desierta quedó la ciudad, pues llovía…” O: “¿Me dejas que te dé un beso? –¡No!”

En el concierto en el Metropólitan, en la que sería su última presentación artística en México, con un paño sobre su cabeza, los viejos jóvenes llevaron a sus hijos para que conocieran o escucharan a un baladista que por medio de su inspiración tuvo las llaves para entrar en el alma del pueblo de varios países.

Leonardo Favio será recordado como uno de los máximos constructores de baladas, esa síntesis de sentimientos que dura en promedio tres minutos.