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Aseguran que bajó el número de visitantes y ahora prefieren ir a locales cerrados

Los mariachis resultan afectados por el retiro de botelleros de la plaza Garibaldi

Los conjuntos grandes sacan ahora mil 500 pesos a la semana cuando mucho, aseguran

 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de noviembre de 2012, p. 40

Aunque los mariachis de Garibaldi celebran la salida de los llamados botelleros que vendían alcohol sin restricción en la plaza, desde el comienzo de los operativos, el pasado 24 de octubre, los ingresos de gran parte de los músicos ya no les alcanzan ni para el pasaje. El jueves saqué 20 pesos por dos canciones y 30 pesos el viernes, dice un mariachi joven, sector que, junto con los de la tercera edad, es el más afectado, de acuerdo con los testimonios recabados.

La gente viene por su tequila y por una canción, y ahora sólo los que tienen dinero para pagar el Tenampa pueden echárselo, cuenta un paseante trasnochado que amanece en la plaza, la cual, a diferencia de antes, no luce llena de botellas vacías, basura o personas alcoholizadas tiradas en el piso.

El mariachi Cristóbal Rivera, quien toca la trompeta desde los 9 años de edad, propone que la venta de alcohol se lleve a cabo dentro de locales establecidos y que se permita usar vasos o envases desechables en la explanada. La gente seguiría viniendo y con más seguridad de que su bebida no está adulterada o se venda alcohol a menores de edad

El trompetista, originario de Guerrero, quien ha enseñado trompeta a muchos mariachis que trabajan en Garibaldi, reconoce que algunos de los llamados botelleros cometían abusos en contra de los parroquianos.

Otros asiduos coinciden: “los botelleros los llenaban de bebidas, cuando ya no se podía negar, debido a la ingesta de alcohol, para luego cobrarles mucho y si no les pagaban, hasta los llegaban a golpear”.

Foto
Cristóbal Rivera, uno de los músicos afectadosFoto Jesús Villaseca

Comerciantes establecidos señalan que las personas que vendían alcohol en la plaza ya eran amigos de la policía; tenían líderes, estaban organizados y era difícil controlarlos.

Sin embargo, los músicos han resentido como ningún otro trabajador de Garibaldí la falta de visitantes.

Es difícil calcular el número, pero nos llegaban a visitar de 5 mil a 6 mil personas y así había trabajo para todos; los que empezaban, los que no tenían un gran repertorio, los que usan trajes de charro vistosos o los que tienen sólo una guitarra. Ahora no llega ni la mitad, explica Cristóbal, quien desde hace 12 años se plantó un día a probar fortuna tocando solo su trompeta.

El músico detalla que antes de que se restringiera el consumo de alcohol en la plaza, un mariachi bueno podía ganar en promedio de 2 mil 500 a 3 mil pesos a la semana. Ahora sacan cuando mucho mil 500 y los que no son tan buenos se llevan como 600, si bien les va.

Cristóbal reconoce que aunque los mariachis han sido los más maltratados por la falta de visitantes en Garibaldí, no se han manifestado conjuntamente, salvo algunas acciones en las que tocan tres melodías a las cinco de la tarde, cuando se baja la bandera como forma de protesta. Pero nadie sabe que lo hacemos para que el gobierno nos mire y regularice la venta de alcohol sin perjudicarnos. Hasta se detienen gustosos a escuchar la melodía, pero nadie lo toma como protesta, advierte otro músico que lleva 30 años tocando ahí.