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Nostalgia, cultura y cariño al entretenimiento
Periódico La Jornada
Domingo 4 de noviembre de 2012, p. 3

Alejandro Robles habla de sus videojuegos y las palabras que se escuchan más son cariño y nostalgia. En una época compraba tres de uno solo: el primero era para venderlo, el segundo para jugar y el tercero, pieza de colección. Me maravilla tener un artículo cerrado.

No hay duda, 23 de sus 30 años de vida ha sido un gamer –como se conoce a los leales a los videojuegos–, ha ganado un par de competencias de la Expo Manga Comic TNT en la categoría de juegos de baile sin obsesionarse en ser un profesional. Por eso describe a muchos seguidores de jueguitos en Smartphones o en las redes sociales como si fueran unos irreverentes.

Esta cultura se ha extendido. Pero antes los juegos eran para gozarlos, tenerles cariño y vivir en ellos, ahora muchas personas toman el celular y hasta juegan en el baño, eso es ociosidad.

A los siete años de edad, su padre le obsequió su primera consola. Era una Nintendo y desde entonces guardó varios aparatos, lo mismo que videojuegos que le despertaban cierta nostalgia.

Por eso quizá incluye entre sus predilectos el de Marvle contra Capcom. Tengo buenos recuerdos de mi hermano, porque siempre competíamos con este videojuego.

Foto

Mario Bros nació hace más de tres décadas en Japón y sigue siendo su favorito, incluso aún lo hace lagrimear por las tomas y la música.

De la ternura de ese personaje pasa a otro juego completamente distinto: Silent Hill, con el que se recrea de noche y en la oscuridad. “Fue el primero que me provocó miedo. Es muy viajado en cuanto al simbolismo, cada monstruo tiene un trauma sicológico, aunque las gráficas están mal hechas”.

Aunque no todo es virtual, también le gustan los que implican baile: Pump it up o Dance central. Tengo amigos que se han marcado las piernas o han bajado de peso.

¿Cuál es su opinión sobre los juegos sangrientos? Como conocedor vigila si su sobrino de siete años se altera cuando comparten un juego agresivo, aunque muchas veces no es necesario hacerlo. “Él mismo me dice: ‘quiero jugar donde los caballeros salvan a la princesa’ en vez de matar zombies”.