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Intelectuales mexicanos destacan los aportes del autor de Historia del siglo XX

Eric Hobsbawm siempre antepuso su compromiso con el pueblo trabajador

El historiador desarrolló el tema del bandolerismo social en Europa, algo que Marx desdeñó, dice Lorenzo Meyer

Fue un modelo de socialista, del hombre del futuro: Enrique Semo

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De izquierda a derecha: Pierre Schori, Eric Hobsbawm, Silvia Lemus, Rose y William Styron, Marta Flores Olea, Bernardo Sepúlveda, Víctor Flores Olea, Carlos Payán (director fundador de La Jornada), Roger Bartra, Tom Wicker; abajo, Mercedes Barcha, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Rolando y Marjorie Cordera, en México, en 1992. Imagen publicada por la Revista de la Universidad, número 100, el pasado junio, para rendir homenaje póstumo a Carlos FuentesFoto Rogelio Cuéllar
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de octubre de 2012, p. 6

El historiador Eric Hobsbawm (1917-2012) tenía una especial debilidad por América Latina. Visitó México en diversas ocasiones, donde entabló amistad con escritores como Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, además de colegas con quienes intercambió puntos de vista y no pocas polémicas, siempre poniendo por delante sus principios y su compromiso con el pueblo trabajador, recuerdan quienes lo conocieron.

A finales de los años 60 y durante los 70 del siglo pasado, una de las mejores cosas que ocurrieron en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fueron sus cursos de invierno y de verano, a los que se invitaba a los intelectuales extranjeros más destacados de la época.

Gracias a esa iniciativa del entonces director de la facultad, Víctor Flores Olea, en 1973 vino Hobsbawm por primera vez a México. Fue entonces que conoció a Fuentes, quien además de guiarlo por los caminos del arte prehispánico, colonial y moderno mexicanos, lo hizo beber pulque en uno de los tantos recorridos que hicieron por el país, de acuerdo con una anécdota narrada por Gerardo Estrada en la revista Este País.

Hace apenas cuatro años, Fuentes y Hobsbawm coincidieron en una recepción ofrecida en Londres por el entonces embajador de México ante el Reino Unido, Juan José Bremer. El historiador propuso a su amigo el título Determination and destiny para la versión en inglés de su novela, La voluntad y la fortuna. Fuentes aceptó encantado: ¡Es increíble que me haya dado el título Hobsbawm a sus 91 años. Este viejo es tan inteligente. ¡Qué bien, qué bárbaro!, comentó el autor de Aura.

Después vendría su participación en 1992 en el Coloquio de Invierno, organizado por la revista Nexos, entre otras visitas académicas.

En 2005, la Escuela Nacional de Antropología e Historia realizó el Congreso Internacional Eric Hobsbawm, en homenaje al académico marxista.

Marx tenía razón

El historiador Lorenzo Meyer señaló que Hobsbawm tuvo una enorme capacidad de síntesis, reflejada sobre todo en sus obras La era de la revolución, La era del capital y La era del imperio: “Él abrió a miles de lectores grandes interpretaciones. Otro punto interesante en su quehacer fue su comunismo. El mundo cambió, el comunismo real llegó a su punto de declive y contradicciones enorme y Hobsbawm se aferró a seguir siendo comunista. No dejó el Partido Comunista, más bien el partido se pulverizó y lo dejó solo.

“En su libro Historia del siglo XX, Hobsbawm nos dice que el análisis de Marx sigue siendo relevante, su tesis es hacernos ver cómo el análisis hecho por Marx en el siglo XIX lo podemos poner en el siglo XX y además proyectarlo a inicios del XXI, ‘y verán que sí funciona’, nos dice. Se empeñó en decirnos, con gran inteligencia, que ese tipo de análisis marxista sobre las contradicciones sociales que crea el capitalismo son muy útiles para entender nuestra realidad. Realizó un esfuerzo intelectual e histórico bien interesante para hacernos ver que ahora que la guerra fría terminó, que la Unión Soviética desapareció y que el socialismo real ya no tiene posibilidad, Marx, el padre teórico-ideológico de esa visión del mundo, sí tenía razón, sigue siendo relevante, útil, y que puede ofrecernos ideas que ni Marx mismo pensó. Por ejemplo, Hobsbawm desarrolló el tema del ‘bandolerismo social’ en Europa. Marx en ese campo no hizo gran cosa, desdeñó a los campesinos, pero Hobsbawm, aplicando su inteligencia y marxismo, ofreció unas explicaciones muy interesantes sobre la naturaleza social y política del fenómeno del bandolerismo social. Supo explicar algo que parecía marginal, la esencia de una época”.

Visitas a México

Para Enrique Semo, su colega Hobsbawm es uno de los intelectuales más sobresalientes del siglo XX, “un marxista que intentó aplicar el materialismo histórico a temas muy diferentes: historia universal, historia de la nación, de las clases sociales, sobre todo de la clase obrera, biografía. Su concepción del marxismo no era determinista, sino una en la cual los aspectos políticos y culturales actúan activamente también sobre la economía.

Fue un gran maestro, en su casa siempre había reuniones con alumnos y otros colegas con mucha discusión, le encantaba. Tenía una especial debilidad por América Latina y a México vino innumerables veces. Lo conocí en Alemania en 1970 y lo volví a encontrar cada vez que venía al país. Era un hombre muy creativo y ocurrente pero, sobre todo, fiel a sus principios, a su compromiso con el pueblo trabajador, a su ética personal. En ese sentido fue un modelo de socialista, un modelo del hombre del futuro.

El historiador Jean Meyer destacó la pasión de Hobsbawn por la música: “Fue un gran cronista de jazz. Recuerdo sus crónicas sobre Miles Davis y el Modern Jazz Quartet. Estoy agradecido con él porque gracias a su dictamen, cuando yo era un joven historiador desconocido, la Universidad de Cambridge publicó mi libro La Cristiada en inglés, siendo él un historiador marxista que por lealtad casi religiosa, como un cristiano con su Iglesia, se quedó en su Partido Comunista.

“Hobsbawm muere como Abraham del antiguo testamento, colmado de años y de éxitos. El único libro con el cual estoy en desacuerdo es el último Historia del siglo XX, que tiene capítulos muy brillantes, pero es muy contestable que no hace ninguna crítica al proyecto soviético. Tiene una indulgencia para el difunto régimen soviético, digamos es una debilidad sicológica muy humana; este sería mi único desacuerdo con él.

En sus últimas entrevistas mostró gran lucidez y sentido del humor, hablaba de la crisis económica que había empezado en 2007 y decía que ahí no iba a terminar. No se equivocó.

Por una historia más fresca

Carlos Aguirre Rojas señaló que Eric Hobsbawm “es muy importante, porque formaba parte del llamado Grupo de Historiadores Marxistas, que después de la Segunda Guerra Mundial, renovó prácticamente los estudios históricos en Inglaterra al introducir una historia atenta a los hechos económicos y a la historia social, que se alimenta desde la perspectiva de Marx. Ese grupo se dividió por periodos la historia de Inglaterra. A Hobsbawm le tocaron los siglos XVIII y XIX, que luego prolongó hasta el análisis del siglo XX. Fundaron la revista más importante de historia en Europa: Pasado y Presente. En su momento fue muy interesante su obra Rebeldes primitivos, pero luego fue criticada porque mantiene la idea de que todos los movimientos campesinos son prepolíticos, es decir, que no alcanzan a tener conciencia política, y sólo el movimiento obrero es estrictamente político.

Fue pionero e innovador, pero ahora algunos de sus enfoques han sido superados. Mantuvo un poco la concepción rígida de que la estructura determina la superestructura, la idea de que lo económico es lo fundamental para explicar todos los procesos. Su marxismo es muy interesante e inovador en los años 50 y 60, pero se queda un poquito rezagado luego de 1968; no se actualiza con el desarrollo del marxismo de los años 80 y 90. No obstante, su obra tiene un impacto enorme en toda América Latina.

Para el historiador Álvaro Matute Aguirre, desde finales de los años 60 se proyectó en lengua española la obra de Eric Hobsbawm: “Representó una fresca renovación de la historiografía marxista, al despojarla de los dogmatismos a la que nos tenía acostumbrada la historia de factura soviética.

“Eric Hobsbawm hizo una historia más fresca y libre, utilizando conceptos y categorías que no eran los ortodoxos; fue muy refrescante.

Fue un hombre de gran rigor, pero también con gran capacidad de síntesis. Uno de los grandes intelectuales del siglo XX.