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La UNEAC anunció que ya se formula una norma jurídica para regular la música

Artistas cubanos piden frenar la difusión del reggaetón, por sus letras sexistas

En contraste, el grupo Buena Vista Social Club prepara un nuevo álbum con los géneros clásicos

 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de septiembre de 2012, p. a14

La Habana, 20 de septiembre. Intelectuales y artistas cubanos pidieron poner freno a la difusión de canciones vulgares, machistas y sexistas, y un funcionario anunció la formulación de una ley que regula el uso de la música, informó este jueves el diario Granma.

La ensayista y crítica literaria Graziella Pogolotti condenó la carga machista y sexista de las letras de buena parte de los reggaetones, que son difundidos por la radio, la televisión y en lugares públicos de la isla, incluso instalaciones turísticas, publicó Granma.

Hay mucho más que vulgaridad en el reggaetón. Hay profunda falta de respeto a la dignidad de la mujer, agregó Pogolotti, según el diario Juventud Rebelde.

Los reclamos fueron hechos durante el Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), realizado el miércoles con la presencia de su presidente, el poeta Miguel Barnet; el ministro de Cultura, Rafael Bernal, y el ideólogo del Partido Comunista, Esteban Lazo.

En el encuentro, el presidente del estatal Instituto Cubano de la Música, Orlando Vistel, anunció que está en fase de formulación una norma jurídica que regula los usos de la música.

Entre los participantes en el Consejo hubo consenso acerca de que la música que conforma el entorno sonoro (...) presenta lamentablemente una evidente carencia de valores que deriva en una amplia gama de vulgaridades, indicó Granma.

Agregó que esta música cotidianamente se escucha en ambientaciones públicas, cafeterías, centros nocturnos, festividades populares, parte de los programas de radio y televisión, en ómnibus, taxis y hasta en escuelas y jardines infantiles.

Desde hace más de un año, los medios cubanos reflejan críticas hacia los creadores del reggaetón, tanto por el contenido de sus canciones, como por la difusión de videos, considerados sexualmente atrevidos.

Estos temas musicales tienen, sin embargo, muchos seguidores entre los jóvenes cubanos, y los videos, filmados de forma independiente, pasan de mano en mano, así como las copias de sus discos.

El investigador y crítico literario Desiderio Navarro consideró que ante fenómenos de tal naturaleza se asiste además a la subversión de los valores éticos de nuestra sociedad, lo cual es mucho más grave cuando la difusión se lleva a cabo desde los medios de comunicación, señaló Granma.

Por su parte, el pianista Frank Fernández situó la dimensión del problema mucho más allá de géneros musicales, sino como una afectación cultural que a medida que pasa el tiempo implica pérdidas en la vida espiritual de los cubanos.

Más tradicionales

Por otra parte, la célebre banda cubana Buena Vista Social Club prepara el lanzamiento de un nuevo álbum, aseguró el miércoles en La Habana uno de los históricos integrantes del grupo, el trombonista Jesús Ramos.

El disco será grabado con el sello británico World Circuit, que proyectó a la fama a los músicos en 1996, y seguirá la línea de música tradicional cubana de la orquesta, señalaron medios locales.

En el álbum, aún sin nombre, se podrán oír clásicos géneros cubanos tales como son, cha cha chá, danzón y guaracha. La novedad estará en las piezas, nunca incluidas en álbum alguno del Buena Vista Social Club, citó la agencia AIN a Ramos.

La banda celebrará además a fin de mes presentaciones en La Habana junto con la conocida cantante de boleros Omara Portuondo. La diva fue la única mujer que estuvo con el conjunto en los años 90.

El Buena Vista Social Club fue un célebre club de baile y música tradicional del populoso barrio habanero de Buena Vista, en el distrito de Marianao. El local se cerró tras el triunfo de la revolución de 1959.

La marca se dio a conocer en 1996 con una grabación en La Habana del guitarrista estadunidense Ry Cooder y destacados músicos cubanos como los ya fallecidos Compay Segundo e Ibrahim Ferrer.

Un Grammy obtenido en 1997 y una sonada presentación en el Carnegie Hall de Nueva York, así como el documental del mismo nombre del cineasta alemán Wim Wenders (1999) catapultaron al conjunto a la fama mundial.