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Iniciaron clases en agosto los 122 alumnos de la primera generación de tres licenciaturas

ENES Morelia, una alternativa de educación superior para México

Del total de inscritos, la mitad es del DF, estado de México, Puebla y Guanajuato, entre otras entidades

Gran parte del campus, amigable con el medio ambiente, señala su director

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Esta estapa tuvo una inversión inicial, exclusiva de la UNAM, de 70 millones de pesos; el gobierno de Michoacán donó el terrenoFoto La Jornada Michoacán
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Periódico La Jornada
Martes 18 de septiembre de 2012, p. 39

Morelia, Mich., 17 de septiembre. ¿Cómo que vas a estudiar en Morelia? Esa fue la primera reacción de los padres de Alejandro, cuando se enteraron de que su hijo de 20 años pasó el examen de selección para ingresar a la nueva Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en esta ciudad.

Estudió en la Preparatoria 4 de la UNAM, su promedio no era alto y sabía que de tramitar el pase automático no lograría su primera opción. Por recomendación de su amigo Pablo, de 18 años y estudiante del mismo bachillerato, decidió presentar el examen de ingreso. Cuando supo que la universidad abriría una sede en Michoacán, se dijo: ¿Por qué no?

Ambos jóvenes fueron aceptados y ahora forman parte de la primera generación de la ENES Morelia, que inició actividades el pasado 6 de agosto con 122 alumnos en tres licenciaturas: geociencias, literatura intercultural y ciencias ambientales.

No fue fácil dejar a sus familias, pero desde que llegaron a esta ciudad –una semana antes del inicio de cursos– han disfrutado de ser libres e independientes. En estas semanas les ha pasado de todo: han paseado por el centro, la casa que rentaron se inundó tras una torrencial lluvia, se gastaron el dinero que tenían previsto para un mes, conocieron a un colega que vive en su barrio y les da aventón todos los días, y hasta se quedaron sin comida.

Ken Oyama Nakagawa, director de la ENES Morelia, subraya que se trata de un proyecto académico que contribuirá al esfuerzo institucional de la UNAM por aumentar la cobertura de educación superior en el país.

Es la segunda escuela de formación profesional creada por la máxima casa de estudios después de 35 años, que al igual que la de León, Guanajuato (inaugurada el año pasado), está fuera del área metropolitana de la ciudad de México.

Se constituirá como una entidad académica multidisciplinaria en la que se integren las cuatro áreas del conocimiento: ciencias naturales, exactas, sociales y humanidades. El proyecto es de gran importancia en el plano regional y representa una alternativa de educación superior para México y el exterior.

Las ENES son parte sustantiva del esquema académico del rector José Narro Robles. Los planes de estudio responden a los retos que enfrenta la educación en la actualidad y apuntan a la necesidad de flexibilizar los programas educativos, la formación interdisciplinaria, la creación de carreras acordes con las necesidades del país, incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación, contratación de académicos jóvenes, interacción entre las licenciaturas y vinculación con la investigación. Todas las carreras brindan la opción de graduarse de profesional técnico tras dos años de estudios.

Desde hace casi siete años, el Centro de Investigación en Ecosistemas (CIE), con sede en esta ciudad, imparte la licenciatura en ciencias ambientales.

En 2010 la demanda de ingreso alcanzó mil solicitudes. Ante esto, investigadores planteamos al rector construir la Escuela Nacional de Ciencias Ambientales, pero, agrega Oyama Nakagawa, él tenía un proyecto más ambicioso: las ENES.

El año pasado Narro envió al Consejo Universitario (CU) la propuesta para crear la unidad Morelia, la cual se aprobó en diciembre de 2011. Tres meses después se dio el aval para las primeras cuatro carreras: geociencias, literatura intercultural, ciencias ambientales y geohistoria. Esta última, añade Oyama Nakagawa, no se abrió para el ciclo escolar 2012-2013, porque sólo hubo ocho solicitudes de ingreso, pero para el próximo año se sumará a las actividades.

Aun cuando las instalaciones de la ENES no han sido concluidas, el proyecto no podía esperar más. Los 122 alumnos de la primera generación toman clases en aulas de los centros de investigación del campus Morelia.

La primera fase de la construcción –en la que participan 800 trabajadores– incluye un edificio de tres pisos para docencia, con aula magna, conexión a Internet, dos espacios interactivos, laboratorios de física, química, biología e idiomas, aulas para materias teóricas y talleres de informática y geociencias; en otro se instalará una cafetería, y uno más para el área administrativa. Todo estará listo a finales de septiembre o principios de octubre. Esta etapa tuvo una inversión inicial, exclusiva de la UNAM, de 70 millones de pesos, y el gobierno michoacano donó el terreno.

Gran parte del campus será amigable con el medio ambiente. Contará con una planta de tratamiento de aguas residuales que se usarán en sanitarios, las vialidades serán iluminadas con energía generada por celdas fotovoltáicas, se sembrarán especies vegetales para la regeneración del suelo, se captará el agua de lluvia para llevarla hasta un lago cercano, con flora y fauna, a la vez que será accesible para personas con discapacidad.

En los próximos cuatro años serán ampliadas las instalaciones y habrá de 10 a 12 licenciaturas que atenderán a 3 mil estudiantes y 500 en posgrado. Se estima que en 2013 se duplicará la oferta académica al incorporar cuatro carreras: historia del arte –aprobada por el CU el 24 de agosto–, informática aplicada, artes plásticas y ciencias agrícolas y forestales.

Del total de inscritos este año, 50 por ciento provienen de Michoacán y el resto del Distrito Federal, estado de México, Puebla, Guanajuato, Guerrero, Baja California Sur, Querétaro, Nayarit y Tabasco.

Los alumnos son muy atrevidos. La mitad viene de otras ciudades, lo que implica una doble decisión: ingresar a la UNAM y salir de su casa, dejando a la familia para venir por una vida universitaria a Morelia, apunta Oyama Nakagawa, quien agrega que muchas familias no desean que sus hijos vivan en una ciudad peligrosa, pero asegura que en el campus se han tomado medidas para evitar incidentes.

Sin embargo, esto no merma las ilusiones de los 122 nuevos universitarios, quienes durante las primeras semanas de clases ya sienten suyos los colores azul y oro, aun cuando estamos lejos del Distrito Federal.