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En azoteas, balcones o traspatios se cosechan jitomates, cilantro y diversas hortalizas

Huertos personales, alternativas para que familias de bajos recursos coman verduras

Organiza la Sederec encuentro de agricultores a pequeña escala, en la Alameda de Santa María

 
Periódico La Jornada
Sábado 25 de agosto de 2012, p. 32

En pequeños huertos, horizontales o verticales, en azoteas, balcones o traspatios, el cultivo de verduras y vegetales se ha convertido en una alternativa de autoconsumo para familias de escasos recursos que habitan en zonas marginadas de la ciudad de México.

Una de ellas es la de la señora Amparo Ángeles, quien asegura que desde hace ocho meses no compra jitomate ni sabe a cómo está el kilo, pues en un espacio de tres por cuatro metros, en su vivienda, ubicada en Iztapalapa, ha comenzado a cosechar sus propias hortalizas.

En garrafones de agua, convertidos en contenedores, presume los chiles, el cilantro, la hierbabuena y el tomillo que se asoman por los agujeros del envase de plástico. Comer sale muy caro, pero si hacemos un huertito en nuestra casa no se imagina cuánto se puede uno ahorrar. No cultivo mucho, pero sí lo suficiente para mi familia, señala mientras atiende un local en la Alameda de Santa María la Ribera, donde ayer comenzó el cuarto encuentro Caminando entre Lechugas: Agricultura Sustentable a Pequeña Escala.

Organizado por la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) el encuentro reúne a un sinfín de agricultores urbanos. Desde aquellos que sólo difunden información de cómo desarrollar los huertos hasta los que han comenzado a ofertar los excedentes de sus productos.

Entre estos últimos se encuentra doña Gloria Lobato, a quien esta actividad no sólo le ha servido para ahorrar en la adquisición de alimentos, sino que también le cambió la vida. Vecina de Santa Úrsula Coapa, cuenta que vivía en la monotonía y la depresión, pero ahora está feliz y activa.

Empecé a cultivar rábanos, me decían que al tercer día tenía que germinar, pero pasaban los días y los días y nada. Tuve paciencia y poco a poco comencé a sembrar lechugas, cebollas, chiles, brócoli, jitomates, plantas medicinales y aromáticas. Y bueno, ahora hasta transformó las plantas en micro dosis de cremas, champúes y jabones, relata.

En otros casos, el impacto de los huertos urbanos ha sido más amplio como sucede con el proyecto desarrollado en el predio El Molino, en Iztapalapa, a cargo del colectivo Agricultura a Pequeña Escala. Mariano Salazar, uno de los responsables, detalla que actualmente sus cultivos benefician a 300 familias de la zona.