l mensaje transmitido por Reuters llegó ahogado por las espantosas noticias diarias del exterminio entre mexicanos, carnicería desatada bajo la “guerra al narco” o “al crimen”, un diseño genocida de intervención/ocupación (Iniciativa Mérida) impulsado, como en Colombia desde 1999 por Estados Unidos y sus fichas locales. Agréguese la atención y estupefacción del público ante el cúmulo de evidencia de timo electoral para la imposición de Peña Nieto vía la “simulación institucional”, desmenuzada por Arnaldo Córdova (La Jornada –J–,19/8/12 p. 31) y se comprenderá la desatención a la misiva, repleta de historia, codicia y devastación: “Sólo si es dueña Exxon invertirá aquí” ( J 17/6/12 p.31). Al descubierto quedaron las ambiciones empresariales e intenciones “anti-constitucionales” y geoestratégicas de la corrupta jugada financiero/electoral y “diplomilitar” para gestar un “estado fallido” à la Afganistán, con dedicatoria a los estados norteños, sede de apetecibles formaciones geológicas con gas de esquisto “disponibles” a través de una sucesión presidencial que agilice las “reformas estructurales” del FMI-Banco Mundial, en especial la energética. Esa, dicen, sería la “carta” de Estados Unidos y Europa ante su dependencia del gas y crudo de Medio Oriente y Rusia.
Rex Tillerson, presidente de Exxon, fue claro: “(N)o estamos interesados en contratos de servicios...con márgenes establecidos...tenemos algunos, no son particularmente fabulosos para nosotros” (ibid). Lo que sí es “fabuloso” para la mayor, más poderosa y una de las más tóxicas firmas de energía del mundo (Bill McKibben dice que con la rusa Lukoil es responsable de 40 por ciento del CO2 lanzado a la atmósfera) es la explotación del “gas de esquisto” (“shale gas” o “arcillas de lutitas”) ubicadas en Coahuila, Chihuahua y Tamaulipas, donde, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), ya el pozo exploratorio Emergente-1 (Coahuila) produce un promedio de 30 millones de metros cúbicos (m3) según datos recabados por Julio Godines H (M Semanal 25/VI/12 p 48-52). Para el desarrollo a gran escala se requerirían unos 60 mil pozos en 2062. Esa agencia dice que México avanza “de la mano de la AIE para desarrollar la explotación de sus reservas” y “puede lograr una producción anual de 40 billones de m3 para 2035” (p.49). Ninguno de esos entes o el Departamento de Energía de EU menciona la destrucción ambiental que ocasiona la técnica de fracturación hidráulica (fracking), prohibida en Francia. Se enfatiza que la dotación estimada para México lo colocaría en cuarto lugar mundial en reservas. La Subdirección de Planeación y Evaluación de Pemex Exploración y Producción corrige: “andamos como dos y media veces menos” de ese cálculo. Pero la localización y la abundancia de esa roca abrió los apetitos de Exxon, cuyo cabildo opera en México: los beneficios son jugosos y gran parte de los “desastres ambientales” se quedan acá.
Exxon/Mobil opera con el “ADN” histórico de Standard Oil, fundada por John D. Rockefeller. Como documenta W. LaFeber, la firma está en el epicentro de la hegemonía de Estados Unidos. Opera bajo los “principios” sugeridos por Thomas Mann, consejero para Latinoamérica de Lyndon Johnson (19
Exxon cuenta con sus propios servicios de seguridad y tiende a entrometerse en asuntos diplomilitares, asumiendo el mando, como hizo con el ejército de Indonesia, donde dejó un rastro de acusaciones (que rechaza) por violaciones a derechos humanos. En México el Pentágono, el Banco Mundial/FMI y sus socios locales le tienen la mesa servida: el diseño económico y de seguridad, como en Afganistán, genera gran violencia e impulsa un “gran desalojo” de trabajadores y empresas que deja pueblos fantasma y formaciones geológicas abiertas a la depredación imperial.