Opinión
Ver día anteriorJueves 16 de agosto de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

PRD: el juego de las tribus

El DF, bastión principal

Necesaria, una sacudida violenta

S

in faltar a su tramposa estirpe, el PRD decidió regalar a los chuchos el control de sus fracciones en las cámaras de Diputados y de Senadores, seguramente para afianzar que todos los cambios de ley que ordene el poder aterricen en terreno firme, sin crítica y sin oposición que los pusiera en riesgo siquiera.

Así seguramente se escribirá la historia, pero antes, detrás de los nombramientos, donde por cierto no está visible la mano de Marcelo Ebrard, hubo, nos cuentan, una historia que merece ser contada porque advierte, de pe a pa, cómo habrá de comportarse ese partido, o lo que de él queda, en el futuro inmediato.

Está claro que el grupo mayoritario, el más importante de ese organismo en todo el ámbito del Poder Legislativo, es el que lidera René Bejarano, por lo que resulta más que extraño saber que IDN no encabezará ninguna de las coordinaciones de los órganos de discusión y emisión de leyes, donde parece que radicará la mayor parte del poder de ese partido.

Pero quien diga que todo esto sucedió por debilidad de Bejarano, o de su grupo, habrá caído en un error grave. El aparente retiro de la tribu, su marginación, es parte, se sabe en el PRD, de un acuerdo, hasta ahora inconfesable, por el que Bejarano cedió todas esas posiciones para quedarse con la secretaría general del PRD, desde donde pretende manejar buena parte de la situación política de ese partido.

Si esta especie es cierta, se daría clara explicación de por qué el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, permitió que la tribu de Bejarano se quedara con la mayor parte del pastel electoral en el Distrito Federal. Y es que es muy probable que el acuerdo vaya en el sentido, también, de permitir que un ebrardista, o el mismo Marcelo, se encargue de la presidencia del PRD, tal vez como la única forma de deshacer el intrincado andamiaje por donde ha transitado Nueva Izquierda en los años recientes, en los que se apoderó de la cúpula partidista y destruyó al partido en cuanto a su militancia, y desde luego por lo que hace a su ideología, que hoy está a la venta.

Así que no sería raro que, después de la reunión en Acapulco, en la que quedó claro que serán tres tribus las que gobiernen el PRD –Izquierda Democrática Nacional, de Bejarano; Nueva Izquierda, de los chuchos, y la nueva formación que encabeza Marcelo Ebrard, que se nutre de muchos nuevos rostros, pero también de algunas organizaciones víctimas de las ambiciones de chuchos y bejaranos–, éste trate de sacudirse las lapas que hasta ahora le han impedido crecer sin la figura de López Obrador.

Esto también servirá para dejar en claro que la ciudad de México no es sólo el más importante bastión perredista en el país, sino que desde aquí habrán de dirigirse los destinos del PRD para buscar nuevas vías que den credibilidad al organismo, que, por lo pronto, no podría subsistir sin López Obrador como líder.

Entonces Bejarano no ocupará la secretaría general del PRD, pero impondrá, muy seguramente, a Alejandro Sánchez Camacho, y si no, tiene en Manuel Oropeza la siguiente carta, sobre todo si se recuerda que éste debió haber dejado la dirigencia de ese partido en el DF desde hace ya mucho tiempo.

Así las cosas, todo indica que, sin una sacudida violenta, lo que queda del PRD se encamina a una nueva fase en la que los chuchos dejen de atorar el camino de ese partido que, se quiera o no, ha ido ganando elecciones presidenciales sin ser cómplice o comparsa del poder. A lo mejor ya se entendió.

De pasadita

Como no lo pudieron destruir con sus escritos y dolosos comentarios, ahora le pasan el puñal al ala derecha del PRD para que lo destruyan, y advierten que López Obrador le pesa a esa organización y de todas formas piden que lo saquen del organismo. Nada sería más conveniente para quienes quieren acabar de vender al país que destruir a Andrés Manuel y hacer del PRD un partido testimonial, para que la derecha se reparta el poder sin problemas y a partes iguales, sin que importe el país. Vaya proyecto.