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Isabel Ramírez, de la UNAM, encabeza trabajo; recibió Premio de Defensor de los Polinizadores

En riesgo, el proceso de migración de la mariposa monarca, no la especie

Las amenazas: en México, pérdida del hábitat de hibernación, y en EU y Canadá peligran los sitios de alimentación, destaca la especialista

Evalúan métodos para mejorar el suelo, entre otras acciones

 
Periódico La Jornada
Martes 10 de julio de 2012, p. 2

Desde hace más de una década, Isabel Ramírez Ramírez, del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) de la Universidad Nacional Autónoma de México, con sede en Morelia, colabora en la investigación y esfuerzos de conservación de una migración épica que ha tenido lugar desde tiempos inmemoriales. Su trabajo con los pobladores y organizaciones civiles de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca para preservar el hábitat de la especie busca garantizar la calidad ambiental para esos insectos y las comunidades.

Esta especie viaja más de 4 mil kilómetros desde Canadá y Estados Unidos, hasta la Reserva de la Biosfera, ubicada entre Michoacán y el estado de México, considerada patrimonio natural de la humanidad.

Travesía de 120 kilómetros diarios

Cada año, entre octubre y noviembre, las poblaciones hacen una travesía por el territorio de México, de 120 kilómetros por día, hasta llegar a los bosques de oyamel del centro del país. A finales de marzo, en que alcanzan la madurez, emprenden el retorno al norte del continente.

La universitaria explicó que la monarca como tal no está en peligro de extinción, sino el proceso de migración, uno de los más impresionantes del orbe en el sentido biológico. Además es un fenómeno emblemático para las políticas de conservación compartidas por las tres naciones de América del Norte.

En cada una registra amenazas particulares. En el caso de México, ha sido la pérdida del hábitat de hibernación, mientras en Estados Unidos y Canadá, están en riesgo los sitios de alimentación. La situación es delicada, consideró.

En la región, donde se realiza extracción forestal excesiva, se crean sitios abiertos en los que las temperaturas extremas son mayores, lo que provoca deshidratación del suelo, que, a su vez, dificulta el restablecimiento de las comunidades vegetales y genera un ciclo de degradación del ecosistema.

Para diferenciar el manejo forestal autorizado de la tala ilegal, Ramírez y su equipo analizaron la relación de las actividades extractivas permitidas oficialmente con la pérdida de la cubierta vegetal y sus efectos en la biodiversidad.

Identificamos que, de 1993 a 2006, 60 por ciento de la perturbación de la reserva se debió a la tala ilegal; seis al manejo forestal y el resto al autorizado, pero no ejecutado de acuerdo con el programa establecido, informó.

Para revertir el daño, el equipo de universitarios, en colaboración con los habitantes de dos comunidades indígenas y las organizaciones Alternare, Fundación Mariposa Monarca y Ecolife, ha participado en la reforestación de 32 hectáreas de las zonas afectadas donde, además, ha establecido una parcela experimental para evaluar métodos de mejoramiento del suelo en sitios muy degradados.

El trabajo requiere capacitación para que las comunidades controlen y se apropien del proceso de producción de las plántulas que se utilizan en la reforestación, además de la transportación, plantación, cuidado y vigilancia, lo que garantiza la preparación de los residentes para cubrir el ciclo productivo completo, detalló.

Es una buena herramienta para que tengan un ingreso económico y a su vez se preserve la cubierta forestal, que permita el desarrollo de servicios ambientales y la diversidad ecosistémica.

Calidad de suelo y agua

Es fundamental que conozcan el proceso del manejo forestal sustentable desde el principio, que produzcan la plántula que sembrarán, a fin de generar el ciclo de cultivo, indispensable para garantizar la calidad del suelo y del agua.

La especialista resaltó que la labor se ha centrado en la preservación del hábitat, en generar conocimiento acerca de la interacción entre los usos del lugar, en las actividades de los lugareños y sus efectos, así como en la conservación, orientada a revertir los daños detectados.

Ramírez Ramírez fue galardonada con el Premio Defensor de los Polinizadores, otorgado por la Campaña de Protección al Polinizador de Norteamérica.

La distinción destaca la importancia de la educación pública, que posibilita mayor conciencia acerca de la importancia de ese proceso natural.

Reconoce el trabajo de más de una década, orientado a preservar un sitio clave para la mariposa, pues se trata de una organización trinacional dedicada al mantenimiento del hábitat para polinizadores, concluyó la especialista de la UNAM.