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Es una mezcla de mafias y aficionados radicales, dice sociólogo

Se evidencia el grave fenómeno de los hooligans en el Este de Europa
 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de junio de 2012, p. a16

Varsovia, 14 de junio. La violencia y el racismo en los estadios de futbol de Europa del Este quedaron en evidencia en el arranque de la Eurocopa, donde la actitud de los hooligans, a menudo ligados a grupos de extrema derecha, ha ensombrecido la fiesta del futbol de Polonia y Ucrania.

Desde el inicio del torneo, primero en disputarse en esta región desde la caída del muro de Berlín, ha habido diversos incidentes violentos, como en el partido Polonia-Rusia, dos países vecinos que mantienen una tensión histórica.

Más de 180 personas, principalmente polacas, fueron detenidas y otras 20 resultaron heridas tras pleitos el pasado martes en las calles de Varsovia, antes del empate 1-1 entre ambos equipos.

La policía, que había preparado un despliegue de primer orden, tuvo que utilizar cañones de agua, gases lacrimógenos y disparar pelotas de goma para dispersar a los hooligans.

Insultos contra jugadores negros, lanzamientos de objetos, bengalas o agresiones a empleados del estadio de Breslavia son algunos otros problemas en las ciudades sede de la justa.

En el pasado los hooligans eran un fenómeno concentrado en las islas británicas, pero actualmente proliferan en el Este de Europa, donde cada vez tienen actitudes más violentas y radicales.

“Una persona puede ser al mismo tiempo miembro de un grupo de extrema derecha, de una asociación de aficionados y de una banda de dealers (distribuidores) de droga”, explica a Afp el serbio Zoran Dragisic, analista en cuestiones de seguridad.

En Polonia la policía estima entre 3 mil y 5 mil el número de hooligans que debe controlar y combatir. La mayoría de ellos se mueve en el entorno de los clubes y no del equipo nacional.

Estos hinchas no se interesan por la Eurocopa 2012. Si hubieran entrado en acción el pasado martes, los 6 mil agentes desplegados en la capital no hubieran bastado y la situación se habría puesto más seria, estimó el sociólogo Janusz Czapinski.

La mezcla entre mafias y aficionados radicales de futbol es un auténtico problema y rompecabezas. “El fenómeno es muy serio porque los hooligans cada vez están mejor estructurados, con bases de apoyo económico”, subrayó.

En Moscú, el analista Alexander Verkhovsky estima que aunque los radicales rusos pueden tener lazos personales con la ultraderecha, no hay aficionados integrados en sus estructuras.