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Enfrentó la destitución por impulsar ley que anula derechos sindicales en el sector público

Gobernador de Wisconsin gana histórico referendo revocatorio de su mandato
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Partidarios del gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walker, celebran los resultados del referendoFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de junio de 2012, p. 33

Nueva York, 5 de junio. El gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walker, sobrevivió un histórico referendo revocatorio en una magna batalla política con implicaciones nacionales para el futuro de los derechos laborales, para la ofensiva derechista contra las políticas de bienestar social y para la contienda presidencial de noviembre.

Wisconsin se volvió epicentro del debate nacional que culminó esta noche en lo que era sólo la tercera vez en la historia de Estados Unidos que un gobernador enfrentaba la destitución durante su mandato por referendo popular y muchos percibieron este proceso como la segunda elección más importante del año.

Su triunfo fue celebrado por fuerzas conservadoras de todo el país, en lo que a la vez fue un golpe devastador para sindicatos, organizaciones sociales y fuerzas demócratas dentro y fuera de este estado.

La votación se realizó 15 meses después de estallar una rebelión cívica en Wisconsin, cuando el recién electo gobernador Walker impulsó una ley que anulaba los derechos de negociación de un contrato colectivo a los trabajadores del sector público estatal, y la disputa culminó hoy ante un electorado polarizado sobre el cual han llovido más de 60 millones de dólares en publicidad y esfuerzos de propaganda y promoción del voto por ambos lados en la disputa dentro y fuera de la entidad.

Otro triunfador fue el dinero, ya que los republicanos superaron el gasto de los demócratas por 7 a 1 con más de la mitad de los fondos de los republicanos contribuidos por fuerzas fuera del estado, lo que constata el impacto nacional de esta elección, en lo que se convirtió en la contienda más cara en la historia de Wisconsin

Todo empezó cuando un movimiento popular masivo ocupó el Capitolio y el centro de Madison (capital del estado) en febrero de 2011 y durante semanas, decenas y a veces hasta cientos de miles de sindicalistas, estudiantes, organizaciones comunitarias, granjeros e inmigrantes captaron la atención nacional en sus movilizaciones contra las medidas impulsadas por el gobernador como parte de una ofensiva frontal apoyada a nivel nacional por otros gobernadores y multimillonarios republicanos para destruir los sindicatos públicos, desmantelar las estructuras del estado de bienestar y privatizar los servicios públicos. El movimiento recibió amplia solidaridad por todo el país y también a escala internacional.

A pesar de esta oposición, el gobernador y la legislatura estatal, bajo control republicano, lograron promulgar su ley contra los sindicatos del sector público (incluidos maestros) que limita sus derechos de negociación del contrato colectivo, los obliga a pagar más por sus seguros de salud y fondos de jubilación, limita los incrementos salariales y hace voluntario el pago de cuotas sindicales. Todo con el pretexto de reducir el déficit presupuestario.

Después de las protestas en las calles, el movimiento en Wisconsin optó por la vía electoral y recurrió a un mecanismo en la constitución estatal que permite realizar un referendo sobre la permanencia o no del gobernador en el poder, y recaudó aproximadamente un millón de firmas, casi el doble de lo requerido. Con este mecanismo ya había logrado destituir a dos legisladores estatales republicanos que apoyaron a Walker, y hoy, además del gobernador, la vicegobernadora y cuatro legisladores republicanos más enfrentaban el mismo referendo, poniendo en juego el control del senado estatal.

El contrincante de Walker fue el alcalde demócrata de Milwaukee, Tom Barrett, quien perdió ante el gobernador en 2010.

Para ambos lados en esta disputa la elección fue más que una simple votación local.

Este triunfo abrirá la puerta en otros estados para que gobernadores y legisladores republicanos redoblen sus esfuerzos para impulsar reformas contra los sindicatos y programas sociales públicos parecidos al de Wisconsin.

Para los demócratas, la derrota implica enfrentar una mayor ofensiva conservadora en otras partes del país e inevitablemente provocará interrogantes sobre el desarrollo y rumbo de coaliciones populares que primero se manifestaron en Wisconsin y después tuvieron expresiones a nivel nacional como Ocupa Wall Street.

Pero sobre todo, ambos lados están más que conscientes de que el resultado aquí tendrá implicaciones político-electorales para noviembre.

Por ello, líderes republicanos nacionales y gobernadores acudieron a Wisconsin para brindar su apoyo a Walker. El candidato presidencial republicano Mitt Romney lo llamo héroe, mientras millonarios poderosos como los hermanos David y Charles Koch (quienes advirtieron a conservadores que un triunfo demócrata haría que los sindicatos a nivel nacional fueran imparables), y otros de varias partes del país han invertido fondos masivos para defender su gubernatura. Los conservadores no escondieron su agenda de que esta batalla en Wisconsin era parte de su gran ofensiva contra el sindicalismo, sobre todo el del sector público.

Cautela de estrategas demócratas

Por su parte, líderes nacionales demócratas –incluido el ex presidente Bill Clinton–, así como figuras del sindicalismo y fuerzas progresistas también visitaron el estado durante los últimos meses. Sin embargo, la Casa Blanca mantuvo su distancia y hasta apenas ayer el presidente Barack Obama se atrevió a enviar un solo mensaje –por Twitter– en apoyo de Barrett. Al parecer, los estrategas de la Casa Blanca fueron cautelosos en apostar demasiado capital político en esta contienda y no enajenar a posibles votantes de Obama en noviembre. Pero algunos consideran que la derrota demócrata podría tener consecuencias adversas al enajenar a sus propias filas fieles en este estado por su falta de presencia en esta contienda. Wisconsin podría ser uno de los estados claves en determinar la elección presidencial.

Líderes progresistas insistieron, aun antes de que los resultados fueran anunciados esta noche, en que la gran rebelión cívica contra la ofensiva conservadora no se detendrá y que Wisconsin fue, en palabras de Katrina vanden Heuvel, directora de The Nation, sólo una primera prueba de una respuesta progresista a un panorama electoral invadido por dinero de empresas e individuos ricos.