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Ver día anteriorMartes 29 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El cambio climático en la zona costera de México
C

ada que la ocasión lo amerita, los funcionarios suelen mencionar la enorme riqueza que México tiene en su zona costera. Sin embargo, no hacen lo necesario para evitar su deterioro. Dicha zona se extiende por más de 11 mil kilómetros en el Pacífico, Golfo de México y Caribe y en ellos se encuentra una diversidad de ecosistemas muy importantes. También se localizan desde asentamientos humanos hasta la parte fundamental de la industria petrolera, petroquímica y portuaria; los polos del turismo nacional e internacional, como Cancún y la Riviera Maya, surgidos apenas hace unas décadas y que hoy generan casi la mitad de las divisas que el país recibe por turismo. Agreguemos que en la franja costera existe una intensa pero mal aprovechada pesquería y la más diversa agricultura. La contribución de todas esas actividades al producto interno bruto es fundamental y lo será mucho más al considerar los planes gubernamentales y del sector privado para intensificar en esa porción del país diversas ramas de la economía y el comercio fruto del proceso de globalización en que estamos inmersos.

Bueno es recalcar que algunos de los ecosistemas que se ubican en la franja costera y en las 130 lagunas que allí existen son los más productivos y diversos del planeta y base de la cadena alimenticia para numerosas especies. Nos referimos, por ejemplo, a los manglares, humedales, pastos marinos y arrecifes coralinos, tan necesarios pues funcionan como barrera contra los huracanes y la erosión marina y porque son fuente de trabajo para cientos de miles de familias. Y si las áreas costeras cumplen un papel fundamental dentro de la geografía nacional no lo es menos el de ser elemento clave de la biosfera, precisamente por su diversidad y condiciones físico-químicas. Sin embargo, a la par de su riqueza y dinamismo está su fragilidad y la trasformación y destrucción que padecen por fenómenos naturales y por la acción de su principal enemigo: el hombre y sus proyectos para ocuparla desordenadamente y explotarla económicamente. Esto, pese a los cada vez más puntuales trabajos de investigación que muestran la necesidad de darle una mayor atención y cuidado. Y que ya es una realidad el aumento del nivel del mar debido al cambio climático, lo que produce, entre otras cosas, la erosión y cambios en el funcionamiento de los ecosistemas costeros.

De la necesidad de procurar el desarrollo sostenible en esa parte de México se han ocupado las últimas décadas los especialistas de los principales centros de investigación. Sus logros son notables, pese a trabajar la mayoría de las veces con recursos escasos y la incomprensión de la burocracia. Los estudios ahora contemplan también los posibles efectos que el cambio climático tendrá en esa porción de nuestro territorio. Precisamente es lo que ofrece un grupo de expertos (casi 100) pertenecientes a instituciones de reconocido prestigio del país. En dos tomos (cuya coordinación estuvo a cargo de Alfonso V. Botello, Susana Villanueva, Jorge Gutiérrez y José Rojas Galaviz) describen el estado actual de nuestra franja costera y el deterioro que ha sufrido, especialmente las últimas décadas. Para ello analizan desde sus aspectos naturales y climáticos, su morfología e hidrología, hasta los biológicos, sin faltar las consideraciones de tipo social y económico. A partir de sus hallazgos, nos muestran cómo ahora la franja litoral es mucho más vulnerable debido al cambio climático. Destacan, además, que cada vez es mayor el número de personas expuestas por habitar en esa porción del país.

Ahora que la campaña electoral ocupa muy buena parte de la atención pública y los candidatos dejan caer sobre la ciudadanía promesas sin cuento, los estudios reunidos en Vulnerabilidad de las zonas costeras mexicanas ante el cambio climático (que se presenta el próximo jueves a las 11 de la mañana en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México) contribuyen con datos precisos a divulgar un problema que no ha merecido toda la atención de las instancias oficiales. Y que los candidatos debían sumar a la lista de prioridades nacionales.