Opinión
Ver día anteriorMartes 29 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La chispa
H

ay chispas que incendian las praderas: los movimientos estudiantiles son de esas. No en todos los casos, desde luego. Ni hay una conversión automática de un movimiento estudiantil a un movimiento político organizado capaz de dar un giro profundo a las inercias de lustros de una sociedad. Pero la pradera del territorio mexicano está reseca, y las de muy variados países del mundo también. Y como los incendios forestales, se extienden con los vientos que corren, sobre todo cuando la floresta se extiende a tantos campos nacionales…

Los chisporroteos, aún incipientes, aunque muy cercanos a campos (políticos) donde la lluvia ha sido terriblemente tacaña por mucho tiempo, se vuelven amenazantes especialmente para la fuerzas dominantes. En el marco electoral de nuestros días, el nerviosismo se palpa, se mira, se oye, en el flanco priísta, justamente porque en la coyuntura es el dominante.

De un solo chispazo comenzaron a desmentirse embustes y patrañas superficiales que encubrían verdades que están emergiendo a la vista de todos: que el individualismo reina entre los jóvenes de hoy, que cada quien para su santo, que sólo les interesa el entretenimiento (y entonces la Internet y la televisión se los asestan a raudales); que no están informados, que les vale un pito la política, que cuando el PRI reinaba ellos eran unos críos y no saben nada de lo ocurrido, que los políticos todos son iguales, corruptos e ignorantes, que a los jóvenes sólo les interesa el reventón, o drogas en dosis para el entretenimiento o para zafarse de este mundo, que no leen nada (de pronto todo mundo olvidó el insólito acto de poesía de masas, dentro y fuera de Bellas Artes, con miles de jóvenes declamando en coro, junto con Jaime Sabines, Los amorosos). Y que, ¡desde luego!, no piensan por sí mismos y, por tanto, están maiceados, acarreados, traen consigna.

A la primera expresión juvenil en la Ibero el PRI no podía sino responder desde su cultura política histórica y la primera gran sorpresa fue el revés inmediato de los jóvenes y su dominio de lo que los adultos llaman nuevas tecnologías. Para los chavos no son nuevas tecnologías: se llaman, Internet, teléfono celular o móvil, iPod, iPad, iPhone, USB, etcétera: con ellas nacieron, son su mundo cotidiano. Por supuesto, especialmente el PRI respondió con equivocaciones y sobran –he hablado con algunos–, que están pertinazmente convencidos que estos jóvenes están manipulados. El candidato, no sin tensiones, ofrece apertura y respeto, pero no ha medido su credibilidad frente a los jóvenes. Lo mismo ocurrió a Televisa, con más viveza que el PRI –aunque no con mayor éxito–, respondió inmediatamente a las descalificaciones de que era objeto por los jóvenes estudiantes, con papachos y apertura de espacios para entrevistas y comentarios, pero los jóvenes continuaron gritando ¡Televisa te idiotiza! ¡Tv Azteca te apendeja! Una añeja definición de alta precisión.

No pueden borrarse con unas cuantas iniciativas torpes, décadas y décadas de idiotizar y apendejar. No se puede, entre otras cosas porque les ocurre lo que al PRI frente a estos jóvenes: no tienen credibilidad. De modo que PRI y televisoras con esas iniciativas echaron su chorrito de gasolina al fuego.

El caso es que con apenas unas cuantas iniciativas incipientes de los jóvenes universitarios, cambió el clima y las condiciones de los comicios. ¿Cuánto? Ojalá lo supiéramos. Sobre todo porque estas embrionarias expresiones juveniles también bajaron la credibilidad de las encuestas. Es posible que haya quien esté haciendo bien su trabajo, pero la verdad política, para estos jóvenes, es la que están gritando en las calles.

Han hecho, me parece, una definición bien pensada: Somos un movimiento político. No somos un movimiento partidista. Descreen de los medios en general, pero muy especialmente de la televisión, y descreen del PRI. Esa definición es genuina: procede del origen plural del movimiento, pero tiene, en este espacio de los nuevos electores, una definición: es un movimiento en general antipriísta. Es probable que, al menos una buena parte, sean panistas e izquierdistas. Ponen así una difícil ecuación a los tres partidos. ¿Se incendiará la pradera? Es decir, ¿habrá una rebelión pacífica contra el status? Esto implicaría algo casi insólito: el efectivo despeñadero de Peña. La sociedad se polarizará más aún. ¿Puede cambiarse esto a voluntad?

Desde hace meses las encuestas dicen aprobar la estrategia de Calderón frente al crimen organizado. Aún más, los propios candidatos han dicho que no puede sacarse al Ejército de las calles de un día para otro. No obstante, esa aprobación calderoniana, no tiene reflejo alguno en las preferencias por JVM. ¿Por qué, si al mismo tiempo la sociedad encuestada dice que el peor problema que tenemos es el de la inseguridad pública frente al crimen organizado? Probablemente –es mi hipótesis– porque hay un problema peor aún, porque es conceptualmente –digámoslo así–, anterior a la guerra de los criminales, la de los civiles y los oficiales: la corrupción, que horada y corroe dejando putrefacción sin medida a su paso, en prácticamente todas las instituciones públicas. Quienes crean en esta tesis, deberían votar por AMLO.