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Realizan temporada de Maracanazo, obra de Ernesto Anaya, en el teatro Ruiz de Alarcón

Samba-tragedia amalgama el futbol con la mitología griega

El montaje gira en torno al partido que perdió Brasil ante Uruguay en el Mundial de 1950

En una sociedad de venganzas, como la nuestra, los de abajo pagan los platos rotos: Mario Espinosa

Foto
Escena del montaje que dirige Mario Espinosa, con el cual se celebran 50 años del Centro Universitario de TeatroFoto José Jorge Carreón
 
Periódico La Jornada
Martes 29 de mayo de 2012, p. 4

Definida como una samba-tragedia en tres actos, en la que se amalgama el futbol, así como las pasiones y los caprichos de los dioses griegos, la obra de teatro Maracanazo gira en torno al memorable partido de futbol, cuando en 1950 la selección de Brasil perdió el campeonato ante la escuadra uruguaya.

A manera de una tragicomedia musical, dicho suceso sirve para entretejer dos mundos: el griego y el brasileño; con sus distintos tiempos, lugares e historias. Tragicomedia en la que los dioses se creen seres humanos y éstos dioses.

Por una parte, se encuentran los personajes de Artemisa, Afrodita y Dionisio, quienes hartos de la Guerra del Peloponeso deciden abandonar la Hélade para refugiarse en Brasil, donde las diosas tratan de ser veneradas en el país latinoamericano como si estuvieran en Grecia, mientras que Dionisio busca acostumbrarse a la cultura brasileña. “Aunque seamos eternos –dice uno de los personajes–, los dioses, como los mortales, también tenemos derecho a comenzar una nueva vida.”

De ahí que el conflicto, la lucha de poder y venganza entre esos dioses griegos surgirá a partir de que Dionisio –dios del vino e inspirador de la locura ritual y el éxtasis, acompañado por sus inseparables sátiros, criaturas con un inacabable apetito sexual– decide utilizar el Mundial de futbol de 1950 para emplear sus poderes divinos y llevar a la final al país anfitrión y celebrar luego una enorme y dionisiaca victoria.

Pero tan grandiosa bacanal se verá frustrada, pues Afrodita y Artemisa, indignadas por la falta de respeto de Dioniso ante el funeral del dios Orión, amante de esta última diosa, se vuelven cómplices para arruinar las intenciones y deseos del dios griego. Este conflicto tendrá graves y mortales consecuencias, que terminarán pagando los seres humanos.

Condena pública

Víctima del destino y de las venganzas divinas, será Moacir Barbosa, primer portero negro de la selección brasileña, quien sufrirá la condena pública por haber permitido el gol con el que perdió Brasil y cargará hasta el último día de su vida con el estigma de ser culpable de esa tragedia deportiva, en un país que no le perdonó ese error, pero que no tuvo problemas –en esos mismos años– en recibir a prófugos nazis, como Josef Mengele, médico y criminal de guerra, conocido por sus experimentos con seres humanos, apodado El Ángel de la Muerte.

Ese personaje aparece en la obra como contraste con lo dicho por el propio Barbosa en la puesta en escena y en la vida real: La pena más alta en mi país por cometer un crimen es de 30 años, y hace más de 40 que yo pago por un delito que no cometí, mientras Mengele vivió impunemente durante 35 años bajo distintas identidades falsas en Argentina, Paraguay y Brasil, donde murió. Con su propio Nombre, Mengele se casó el 25 de julio de 1958 en Nueva Helvecia (Uruguay) con su cuñada (viuda de su hermano) Marta María Will.

Escrita ex profeso por el dramaturgo Ernesto Anaya, para las celebraciones por los 50 años del Centro Universitario de Teatro (CUT), la obra es puesta en escena por Mario Espinosa, con los alumnos del último año de esa institución.

Para Espinosa, Maracanazo es un híbrido, una especie de tragicomedia musical que trata sobre el sacrificio de un ser inocente, de un chivo expiatorio que pagó por todos los demás.

En este caso es el portero Barbosa, quien es sacrificado dos veces. En la obra y en la vida real, vive el maracanazo en los años 50, y sigue siendo maltratado y condenado aún como un anciano, en los años 90. Es lo que Hugo Hiriart llamaba la banalidad significativa, detalló Espinosa. Un gol es finalmente un juego, una banalidad; sin embargo, ello significó para ese hombre una vida infeliz.

Otro hecho real es que en cierta ocasión Moacir Barbosa fue llevado por unos periodistas a visitar los vestidores de la selección brasileña de 1993 y no lo dejaron entrar, porque consideraron que les traería mala suerte.

Maracanazo, según Mario Espinosa, “permite ver cómo la lucha entre los poderosos cobra víctimas entre los que son más débiles o humildes.

“En una sociedad de venganzas, como la nuestra –añade el director–, los que pagan los platos rotos no son necesariamente los que echan andar la maquinaría de la venganza, sino los que están muy abajo.”

Música de Gabriela Ortiz

En la puesta en escena destaca la música original de la reconocida compositora Gabriela Ortiz, cuya partitura escribió especialmente para la obra y que es interpretada en vivo por un ensamble de cinco músicos; la iluminación es de Ángel Ancona y el vestuario de Edyta Rzwuska.

El elenco está formado por los actores Pamela Almanza, José Antonio Becerril Hernández, David Bernal, Zabdi Blanco, Verónica Bravo, Luis Arturo García, Gabriela Leguizamo, Irakere Lima, Fabiola Mata, José Luis Pérez, José Pescina, Alberto Santiago, Alejandro Toledo, Isabel Toledo y Patricia Yáñez.

Las funciones de Maracanazo, obra con duración de casi tres horas, y dos intermedios, se presentan jueves, viernes y sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario (Insurgentes sur 3000).