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Los azulgranas derrotaron 3-0 al Athletic de Bilbao con dos goles de Pedro y uno de Messi

La Copa del Rey, colofón triunfal de Pep Guardiola con el Barcelona

En cuatro años el técnico ganó 14 trofeos de 19 posibles; en 247 partidos sólo tuvo 21 derrotas y 47 empates

Vascos y catalanes silbaron cuando fue entonado el himno nacional de España

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Los aficionados despidieron a Josep Guardiola en el estadio Vicente CalderónFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de mayo de 2012, p. a13

Madrid, 25 de mayo. Con un placentero 3-0 y otro título en la mano, el Barcelona dijo adiós a Josep Guardiola, el mejor técnico en la historia del club catalán, con 14 campeonatos en su vitrina, al anotar el equipo los goles de la victoria en los primeros 25 minutos de la final de la Copa del Rey frente al Athletic de Bilbao.

Tras el partido, a los aficionados azulgranas sólo les quedaba disfrutar y recordar. Hacer balance de cuatro años bajo el mando de Guardiola, quien les cambió la vida como futboleros y que se resumen en un gran juego, pero también en 14 títulos de 19 posibles: tres ligas locales, dos Copas del Rey, dos Ligas de Campeones, tres Supercopas de España, dos Supercopas de Europa y dos Mundiales de Clubes.

Estoy orgulloso del equipo dentro y fuera del campo; hemos demostrado al mundo cómo queremos jugar. Futbolísticamente ha sido el mejor año, estoy seguro de que el que viene será aún mejor, sostuvo el entrenador, quien no afirmó que su equipo sea el mejor de la historia, pero sí está convencido de haber dejado un buen recuerdo y que con el tiempo la gente dirá que estos jugadores hacían un buen futbol.

La carrera de Pep queda en suspenso momentáneo, toda vez que decidió no seguir en la dirección técnica al menos esta temporada y descansar en Nueva York.

La historia que marcó no comienza como entrenador en el primer equipo de Barcelona: inicia en 2008, cuando consiguió el título con la filial del conjunto azulgrana de la tercera división, en su primera temporada como director técnico en España.

Con un nuevo equipo, donde Lionel Messi, Andrés Iniesta y otros jugadores nacidos en La Masia, Pep Guardiola se convirtió en el estratega perfecto para cosechar victorias y más aún: títulos de toda serie.

Las cifras no bastan para sintetizar las 179 ocasiones en que el entrenador catalán llevó a la gloria al Barcelona en los 247 partidos que lo dirigió y en los cuales pulió el talento de Messi. Ni siquiera los 47 empates que vivió podrían empañar esa memorable trayectoria, donde permitió al rival ser vencedor sólo en 21 ocasiones.

Sus primeros logros fueron como mediocampista del mismo club catalán y de la selección española, con la que obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Más tarde pisó tierras mexicanas y tuvo un efímero paso en los Dorados de Sinaloa, en 2006 y, sin más, regresó a Europa para crear ese prodigio futbolístico llamado Barça.

Un balance para irse feliz, y tanto lo estaban hoy los jugadores azulgranas, tanta confianza había, que el argentino Javier Mascherano no estuvo lejos de anotar un gol desde el centro de la cancha. Todo era posible, todo funcionaba tras semanas difíciles en las que el Barça había tropezado en los momentos clave de la liga, ante el Real Madrid, y de la Liga de Campeones, ante el Chelsea.

Guardiola, Guardiola, se entonaba en el estadio Vicente Calderón, al tiempo que Pedro abrió el marcador al minuto tres del encuentro, tras aprovechar un rechazo en el área vasca. Más tarde, Messi se encargó de hacer el segundo tanto con un disparo casi sin ángulo desde la derecha. Al minuto 24 la victoria se veía completa, cuando Pedro repitió el acierto con un tiro lejano.

Al borde de la línea de cal, Guardiola observaba feliz su obra, mientras Francesc Tito Vilanova, su auxiliar técnico y desde mañana nuevo timonel del equipo, sonreía.

Los catalanes regalaron una de las exhibiciones de juego que tanto han repetido en los últimos cuatro años. Nada que hacer para Marcelo Bielsa y los suyos, que perdieron su segunda final esta campaña, junto con la de la Liga de Europa.

Previo al partido, vascos y catalanes soltaron una fuerte silbatina cuando fue entonado el himno nacional de España.