A un año de comenzadas las revoluciones en el mundo árabe, aún consideradas por algunos sectores como una primavera, se observan en varios de los 22 países que lo conforman procesos de contrarrevolución y balcanización, a la par de algunos avances como mayor apertura política y participación social, con nuevos actores juveniles y femeninos.

Lo anterior se desprende de la presentación del libro Las revoluciones árabes en curso: el detonador alimentario global (Grupo Editor Orfila Valentini), del especialista y colaborador de La Jornada Alfredo Jalife-Rahme, quien puso en contexto los complejos niveles locales, subregionales, regionales y mundial en que se inscriben dichos procesos.

En la presentación, la noche del martes en la librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica, participaron el autor y los también especialistas Gilberto Conde, Ileana Rodríguez y José Alberto Villasana, moderados por Martha Elena Ramírez.

Jalife-Rahme mencionó como ejemplo que si bien cayeron las tres repúblicas tiránicas apoyadas por Estados Unidos: Egipto, Túnez y Libia, en éstas han ganado posiciones, mediante procesos democráticos o por la vía de los hechos, grupos como los Hermanos Musulmanes o Al Qaeda.

Entre los muchos temas mencionados, destacó que la región árabe está convertida en el centro de tensión entre un mundo unipolar caduco, encabezado por Estados Unidos y Europa, y un incipiente mundo multipolar, en el que las naciones emergentes como China, Rusia, India y Brasil también defienden sus intereses y rutas comerciales (sobre todo del petróleo), así como su participación en la toma de decisiones.

Como parte de esa compleja situación, citó el caso de Siria, que de caer su gobierno afectaría los intereses de Irán en favor de los de Estados Unidos, además de ingresar en un posible proceso de balcanización de la que podrían surgir tres países.

Pero más aún, explicó, ese golpe a Irán afectaría los intereses petroleros y geoestratégicos de los citados países emergentes, sobre todo de Rusia y China. Si la situación se saliera de control, advirtió, se acentuarían los riesgos de una tercera guerra mundial.

Por el diálogo de civilizaciones

Alfredo Jalife-Rahme también criticó al sector de la gran comunidad judía que ha sucumbido al sionismo mesiánico, y llamó a regresar al diálogo de civilizaciones.

Dijo que el financierismo está en crisis y que la ciencia y la tecnología requieren conciencia y cultura, elementos con los que cuentan los países árabes y naciones también milenarias como China y México.